De decálogos y mandamientos

Según la tradición judeocristiana, Dios hizo una sola advertencia a Adán y Eva: no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Y pues ya sabemos en qué terminó esa historia. La misma Biblia también nos ofrece otro pasaje donde Dios envió al hombre 10 mandamientos (decálogo) y de cuyo cumplimiento dependería acceder al reino de los cielos.

Esta tradición judeocristiana de establecer ordenamientos pervivió a través de la literatura medieval, en el folclor de los juglares, en la tradición narrativa de los siglos XVI al XIX y luego se tradujo a lo jurídico a través de nuestras leyes, códigos y reglamentos.

Este tipo de textos son una especie de normas a seguir para cumplir los propósitos de un proyecto superior y, de incumplirse sus términos, evidentemente que hay un castigo o sanción. Y hablo tanto en la literatura como en el ámbito jurídico. Pero algo pasó que en el siglo XXI se tergiversó el sentido original y hoy un decálogo es más una lista de 10 propósitos a cumplir donde se elimina la parte de la sanción en caso de incumplir.

Incluso en el ámbito político estos decálogos se convierten en principios o valores a seguir, y aunque varían en número, pocas veces se acercan a 10 puntos. Recordemos la máxima del presidente Andrés Manuel López Obrador: “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, una combinación de principios morales con mandamientos de la tradición judeocristiana que, en teoría, son uno de los fundamentos de la llamada Cuarta Transformación.

En el Ayuntamiento de Zacatecas también cuentan con un Decálogo del Buen Servidor Público, también como un listado de 10 principios fundamentales que deben seguir los trabajadores, algo similar a lo que aplican en la iniciativa privada de influencia gringa con puntos que “motiven” a sus trabajadores y asuman la filosofía de la empresa.

Ahora que David Monreal, ex coordinador General de Ganadería, se autodestapó para la gubernatura, anunció un decálogo del cambio (o algo así) por Zacatecas que es una cosa rara que combina muchas cosas y puede ser todo y nada a la vez, pero decálogo no es.

Algunos analistas dijeron que arranca por “la tercera” con el pie derecho anunciando desde el primer momento su proyecto de gobierno para el estado, pero la verdad fue demagogia barata enumerada en 10 puntos, carente de propuesta y datos duros.

Las estadísticas que nos ofrecen diversas instituciones nos indican que hoy en Zacatecas hay tres preocupaciones fundamentales: seguridad, salud y economía. En ese orden. Y cualquier político sin experiencia ni propuestas podría proponer un decálogo tipo “Vamos a fortalecer la seguridad, más becarios y menos sicarios”, o “Vamos a mejorar nuestro sistema de salud para que la gente tenga atención de calidad”, o “Vamos a impulsar el campo y a apoyar a los negocios para detonar la economía”.

Estas frases vacías, bien lo dijo Luis Medina Lizalde, son lugares comunes de la política. Una frase en sentido positivo, que denote avance, sin decir qué factores se atenderán, cómo y con qué recursos. Pero pensar que las audiencias (y los votantes) serán persuadidas con un discurso de tal calaña es subestimarla y ni siquiera poner atención a las coyunturas nacionales y estatales.

¿Cuántos meses llevamos con esta pandemia y la gente sigue inconforme con las respuestas que da la autoridad para hacer frente a la emergencia sanitaria? Y vaya que dan respuestas, con pelos y señales, no se han ido con algo tan simple como “vamos a mejorar nuestro sistema de salud para hacer frente a la pandemia”.

Al contrario, los grandes problemas exigen respuestas a ese nivel y se ha tenido qué especificar cuánto se invierte en infraestructura hospitalaria, en qué regiones, con qué capacidad, cuál es la proyección, qué escenarios alternos puede haber, dónde no hay cobertura y qué se hará para solventar la deficiencia del sistema de salud.

En el caso del anuncio de David Monreal, tal vez hubiera sido más conveniente hablar sin guión, desde el corazón (como distingue a los Monreal), sin necesidad de caer en el ridículo de un decálogo que no es decálogo. ¿De verdad era momento para anunciar lo que insisten en llamar un “proyecto de gobierno”? Como que la gente estaba buscando más respuestas a tantas dudas que viene arrastrando desde hace tiempo. Ya habrá tiempos para la propuesta, hoy se requieren más respuestas.