Maradona, mi mamá y los putazos

Fíjense que mi mamá cumple años el 25 de noviembre, hace apenas unos días.

Ella siempre tenía dudas si era el 25 o el 26, pero sus dudas eran a sus conveniencias, si le servía lo ponía el 25 y si no el 26. En fin, pues yo con la complicidad eterna de Luzma (una amiguita del jale) le mandé flores y la Lux pos aprovechó el viaje y le mandó flores y mi mamá súper feliz.

El 25N para mí siempre fue importante, ¿cómo pitos no si es el cumple de la jefa?

Fue hasta que vi la violencia de cerca, la viví desde las entrañas, la padecí en muchos niveles y la comprendí huyendo, que el 25N fue más que el cumpleaños de mi mamá, un día sumamente importante para mí.

Este año fue muy “estraño”, la fiesta no fue fiesta, la comida no fue en bola, el pastel fue con Angelilla, mi mamá y yo y mis carnas estaban en línea, el pastel fue pequeño, la sonrisa de mi jefa lo valió… pero también se murió Maradona y vi el luto nacional en las Argentinas , las fotos de los “dolientes” y los “miles” de señalamientos por la forma en que la muerte de este men invisibilizó el 25N.

Leí mujeres diciendo que fue un ídolo, que casi Dios, que la chingadamadre mientras otras decían que era absurdo que desde el feminismo defendieran un postura absurda (porque algunos comentarios los leí en páginas feministas).

Creo que el cabrón este fue un buen futbolista (dicen), pero más allá de eso, no deja de ser un machirul, violador y agresor de mujeres, que usó su fama, su lana y su estilo de vida para atropellar a las morras. Sí, pos se murió, como se muere toda la gente, los buenos, los malos y las escorias.

Pero en serio, sufrimos por Sofía y ¿lloramos por la muerte de un violador? Congruencia, querida sociedad, eso también se llama violencia.

Yo tuve el infortunio de sentir los puñetazo en la cara, las patadas en la espalda, los tirones de cabello que terminaban en arrastradas, sufrí el hambre, la falta de dinero, el encierro, las burlas y los falsos perdones de quién se supone que era “mi compañero de vida” y el papá de mi hija.

He sufrido últimamente que pregunten por qué no me fui, que me digan que me calle, que no diga esas cosas porque le hacen daño a mi hija y que no las cuente, eso también es violencia.

Porque incluso me he preguntado ¿cuál hija no debe saber el daño que sufrí? ¿La niña cuya madre la amamantaba por milagro y caridad porque no había comida en mi casa? ¿La niña por la que se me chantajeaba? ¿La niña que comenzó a saber qué eran la pensión alimenticia hasta hace un par de años después de una maratónica demanda? ¿O la niña a la que una tarde su papá me arrancó de los brazos y la aventó al asiento de su coche con tanta rabia que temí que la hubiera lastimado y sólo para verme sufrir? (Grité, los vecinos llamaron a la policía y no se la llevó).

Violencia es el silencio, el abandono, la invisibilización, el dolor; violencia no sólo son los golpes y los gritos, también es violencia la condescendencia, el silencio y que te ignoren. Violencia es que un violador pesara más en los medios de comunicación y las redes sociales, que el dolor de miles, millones de mujeres.

Violencia es leer comentarios en redes sociales donde dicen “¿Y por qué lo dicen hasta que se murió?”. Hay dos respuestas a esta pregunta (fue recurrente en muros personales, fans y de noticias):

Respuesta 1: ¿Y por qué lo leyeron/oyeron hasta que se murió?

Respuesta 2: Las víctimas de violencia hablamos cuando lo decidimos, cuando podemos, cuando lo hemos “logrado” y una señal o recomendación de silencio, para lo único que sirve es para que las violentadas volvamos a sentir que sufrimos por Sofía, pero sepamos que hay quienes al mismo tiempo lloran por la muerte de un violador.

1 comentario en “Maradona, mi mamá y los putazos”

  1. Odio lo que les hicieron a ti y a tu hija, y estoy alegre de que ambas estén con vida. Espero que por muchísimos años.

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