Star Wars y la 4T

A veces la realidad supera la ficción y normalmente lo hace por factores negativos. Muchos conocen la saga de Star Wars, creada por George Lucas, y hasta antes de que pasara a ser propiedad de Disney fascinó a varias generaciones por el universo que nos presentaba en la pantalla grande.

El universo de Star Wars no está tan alejado de lo que puede ocurrir (o quizá ya ocurre) en nuestra propia realidad. Un imperio encabezado por un Sith del Lado Oscuro de la Fuerza, en contraposición con la Alianza Rebelde, integrada por miembros de las múltiples galaxias de este universo ficticio que buscan hacer frente al Sith y evitar su desaparición.

A lo largo de los diferentes episodios vemos la transformación del senador Sheev Palpatine en emperador, Darth Sidious y Sith de la galaxia que en cierta forma podrían recordarnos en sus acciones a algunos actores políticos de hoy, que originalmente solo formaban parte de la vida pública y política de nuestro país hasta convertirse en cabezas de un movimiento o de algún Poder de Estado.

Palpatine dio sus primeros pasos creando un gran ejército de Stormtroopers para afianzarse en el poder y esta fuerza militar representó una seria amenaza para la democracia de la República de las Galaxias en el universo de Star Wars.

Hoy vemos a un Ejecutivo federal que crea una Guardia Nacional, a la cual da atribuciones civiles que se complementan con todo el presupuesto y facultades otorgadas a instituciones como el Ejército o la Marina y a través del Congreso de la Unión busca imponer un “proyecto de nación” con el cual no coinciden varios representantes de los estados.

Hoy vemos un grupo de 10 gobernadores en la llamada Alianza Federalista que no comparten la visión del Ejecutivo federal e incluso buscan salir del pacto fiscal al que están sujetos todos los estados, tomando en cuenta una distribución considerada inequitativa de los impuestos recaudados, recortes en participaciones federales y una grave afectación a las finanzas de estados y municipios por las medidas impulsadas por el Ejecutivo federal, respaldadas por un Congreso de la Unión a sus pies.

Sería muy cínico también atribuir a la Alianza Federalista el papel que jugó la Alianza Rebelde en el universo de Star Wars. Se trata de los gobernadores de Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas, quienes tampoco son blancas palomitas, pero sí representan a un grupo que se opone a las decisiones del Ejecutivo federal y que han sido respaldadas desde el Congreso de la Unión.

Todos sabemos cómo termina la saga de Star Wars, o al menos el Episodio VI, antes de que la franquicia pasara a manos de Disney y le diera en la torre a la narrativa del universo de Star Wars, un universo que bien podría ser una representación de las democracias que nos rigen actualmente, de las intrigas, los acuerdos en “lo oscurito”, de los imperios en tiempos de repúblicas, de alianzas y rupturas, de dobles caras y la amenaza de la pérdida de derechos y garantías, como ocurre en las dictaduras.

Con frecuencia la ficción nos presenta los mundos posibles a nuestra realidad. No deja de ser ficción, aunque sus posibilidades se asemejan a las nuestras debido a que se sustentan en un horizonte de verosimilitud: la capacidad de ser creíble.

Cierto es que la Cuarta Transformación del país se nos presentó como la esperanza en un nuevo movimiento que garantizara condiciones de bienestar, justicia e igualdad, especialmente para los grupos más vulnerables. Pero las buenas intenciones bien podrían ser el envoltorio para un dulce muy amargo.

El pretendido discurso de “no somos iguales” comienza a ser chocante cuando salen cada vez más irregularidades a la luz pública y sigue sin haber castigo para quienes son procesados por la sospecha de corrupción, sin olvidar que hay toda una lista de quienes se han mostrado las evidencias y no han sido tocados ni con el pétalo de una denuncia. ¿La realidad superará la ficción?