Cuánta producción en las campañas

Si usted es de los que a tres días de iniciadas las campañas electorales ya se ha nefasteado, tenga la seguridad de que esa sensación se pondrá peor porque independientemente de la edad de los candidatos, se siguen replicando las viejas formas de lo que llaman “hacer política”.

Y como en política dicen que no hay sorpresas, hay sorprendidos, muchos de los artificios a los que han recurrido los candidatos para “crecerse” poco a poco se van cayendo y muestran las flaquezas de su aspiración, así sea su primera postulación o tengan una trayectoria de décadas.

Pero aún hay quienes no distinguen a la persona de la idealización sobre esa persona y mucho se debe a las estrategias de marketing para “fabricar” candidatos. Nada como ser naturales, ¿verdad? Pero hasta para ser “naturales” hay que prepararse y contar con un equipo de profesionales que construyan una candidatura sólida y competitiva.

¿Qué vemos actualmente en los tres días que van de campaña? Pondré un ejemplo muy burdo.

Imaginemos que llegamos al súper y nos dirigimos al pasillo de los cereales. Será por tradición, porque aparece en el aparador de “novedades” u “ofertas”, porque lo vimos en la televisión o en algún anuncio en redes, pero es frecuente que nos dejemos llevar por las grandes marcas y compremos “ese” cereal que tanto nos bombardea en la publicidad.

Y no importa que la autoridad sanitaria haya puesto sellos que indiquen si el producto tiene exceso de azúcares, grasas, triglicéridos y demás. Tampoco es relevante si en el empaque ya no figura el personaje distintivo de ese producto. Uno seguirá comprando ese producto, tal como los fumadores siguen comprando sus cajetillas de cigarros a pesar de la publicidad sanitaria que incluye fetos, amputaciones y dentaduras severamente dañadas.

Y luego ahí arrinconada está la otra oferta de productos, tal vez en empaques menos llamativos, más económicos (y no sé por qué cierta tendencia a discriminar algunos productos por ser “más económicos”) y a veces acomodados de tal modo que el comprador piense que son productos de mala calidad.

Hace mucho que no compro cereales, pero he tenido el gusto de probar diferentes marcas en sus diversas presentaciones y al menos me pude hacer de un criterio. Hace un par de meses salió una nueva línea de cereales con sabor a roles de canela, churros o pan de muerto, y la verdad era mejor comprarte un pan de muerto y sopearlo en leche.

Creo que algunos coincidirán en que entre tanta oferta, a veces lo más sencillo es lo mejor. Por eso solía comprar del cereal ese de hojuelas de maíz, sin más añadidos que lo que uno pudiera agregarle en casa. Pero había un cereal que muchos conocemos como “chochitos” que son como bolitas de trigo inflado, aderezadas con canela, en un empaque de bolsa muy simplona y un precio súper económico. Ese es uno de mis cereales favoritos.

Pues bien, volviendo al tema electoral, algo similar sucede con las campañas electorales. Entre tanta oferta uno se enfrenta a los candidatos con demasiada producción, mercadotecnia, publicidad y hasta hallan el modo para saltarse las normas dispuestas por la autoridad. Pero también los hay que no cuentan con todos esos elementos (porque tampoco cuentan con esa cantidad de recursos humanos ni financieros).

¿Cómo saber si un candidato con toda esa producción es un buen candidato?, ¿cómo saberlo en el caso de quienes no cuentan con esos recursos? Por fortuna, en el súper contamos con “muestras gratis” para probar y hacernos de un criterio. En el ámbito electoral, esas “muestras gratis” son los debates.

Y como dicen que el que es buen gallo, en cualquier gallinero canta, ahí se verá si toda esa producción de verdad corresponde con el candidato que nos pretenden ofrecer o si, por el contrario, es mero empaque y el contenido no vale la pena.

Si los candidatos fueran cereales, ¿por cuál me inclinaría? Tal vez por quien me convenza con sus propuestas, porque la demagogia, las declaraciones “emotivas” (por atender a la emoción, no porque sean sensibles), las fotografías tan choteadas y las frases tan trilladas solo son un empaque y uno no se come la caja del cereal, sino el contenido. Pero de que los hay, los hay.