Ya apareció el cocodrilo, pueden dormir en paz

Todavía no llegan al poder y están dando cada espectáculo… Desde que fue electo el pasado 6 de junio, y cada lunes (al menos cuando se despierta), el hoy gobernador electo David Monreal Ávila ha estado en videoconferencia para informar de “asuntos de interés público”, sobre todo a partir el proceso de entrega recepción.

Solo que la seriedad que debería llevar este proceso más parece un show televisivo que un verdadero ejercicio de transparencia y rendición de cuentas. Un día la nota son los lápices que están desaparecidos, las llantas, las refacciones, las obras de arte y ahora, hasta un cocodrilo que no encontraban en el Zoológico de La Encantada.

Fue tal el escándalo que se armó, y más porque los tres jabalíes perdidos, la vaca atravesada en el bulevar y el toro que se escapó del rastro no ayudaron a mejorar eso de que “Zacatecas es un rancho”, que la nota fue ¿y dónde quedó el cocodrilo?

Muchos pensaban que ya estaría en alguna residencia de los de Bernárdez, Tahona, Conde Santiago de la Laguna o Bonaterra, o que hasta se habría colado al drenaje y en un descuido le mordería la nalga a algún cristiano.

Finalmente se supo que el cocodrilo “extraviado” no era más que una lagartija y, como su naturaleza de reptil, se había resguardado en estas fechas y por eso se negaba a salir con los paparazzis de la 4T, esos que tal vez pensaban que se les entregaría al lagarto empaquetado, bien archivado y con su código de barras.

¿Novatos en la entrega recepción?

No es la primera vez que el Gobierno del Estado tiene que emitir una carta aclaratoria respecto a los escándalos que ha mediatizado el gobernador electo, producto de los informes que le proporciona la gente de toda su confianza en la Comisión de Recepción, encabezada por Humbelina Loera López.

Ya la vez pasada, desde la secretaría de Economía que encabeza Carlos Bárcena Pous tuvieron que explicarles con pera y manzanas cómo funciona el Fideicomiso Zacatecas, en qué se aplican los recursos y bajo qué condiciones.

Ahora, de parte del Instituto Zacatecano de Cultura, les mandan decir que de la supuesta desaparición, robo o mal uso de 23 obras de arte, se ha verificado la existencia, estado de conservación, ubicación física y correcta clasificación del 100% del inventario.

Y es que tampoco es cualquier cosa. La Unidad de Bienes Culturales cuenta con 2 mil 924 obras que ya fueron verificadas por el Comité de Entrega Recepción. Las piezas que estaban en calidad de préstamo ya fueron reintegradas y resguardadas en el Depósito de Bienes Culturales, sin que se señalaran faltantes.

De las observaciones señaladas en la revisión documental, ya se atendieron y se aclararon todas las dudas. Incluso se explicó que hay dos obras que no están en resguardo del instituto: una de Merando Lara López, entregada a la Galería Arroyo de la Plata, y otra de Rafael Coronel, que no consta en los registros del IZC porque es propiedad de la familia Coronel. ¿Le seguimos?

Cortina de humo ante fracaso legislativo

Lo de la reforma a la Ley del ISSSTEZAC francamente no será un hecho en esta Legislatura, a la que solo resta poco más de una semana para decir adiós. Por eso no resulta raro que diputados electos ya hayan hecho pronunciamientos para sacar adelante la reforma en la 64 Legislatura.

Lo grave es que el gobernador electo y su equipo de transición se hagan valer de cortinas de humo como los lápices o el cocodrilo para desviar la atención de otros temas de relevancia, porque la ciudadanía aún tiene muchas dudas respecto  proyectos como el Platabús o la Presa de Milpillas, temas de los que no se ha hablado en las videoconferencias de los lunes.

Porque hasta donde se sabe, el actual gobierno ha entregado toda la información requerida y hasta ha aportad evidencia adicional para no dejar lugar a dudas de lo que se entrega y en qué condiciones. El problema es que el equipo del gobernador electo parece entender más de transparencia y no de fiscalización.

Todo indica que se les están agotando los temas de escándalo mediático y hasta tienen que recurrir a la administración del exgobernador Miguel Alonso Reyes para ver si rascándole encuentran algo. El problema es que ese expediente técnico ya no es responsabilidad de la actual administración.

Pero si el gobernador electo David Monreal pretende seguirle rascando al pasado, ¿por qué no busca en el proyecto del Centro Aeroespacial de Zacatecas?, ¿por qué no da a conocer la lista íntegra de los beneficiarios de créditos del ISSSTEZAC desde las últimas cuatro administraciones?, ¿por qué no informa cuál será su gabinete?

La austeridad republicana, a la mala

Algo que ha sido difícil de entender en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es la llevada y traída austeridad republicana, que muchos han entendido como recortes presupuestales “y que se arreglen como puedan”. Así han sufrido estados y municipios con la desaparición de fondos y fideicomisos, con disminuciones en participaciones y otros recursos que les permitían margen de acción.

Pero no han sido los únicos afectados. Cierto es que los organismos autónomos de todos los niveles tiene gastos exorbitantes en rubros que bien podrían reducirse, pero el Presidente parece más concentrado en que se reduzcan los salarios y con ellos se solventen las carencias en los otros capítulos que hacen falta.

Aunque moralmente sería lo correcto, hay leyes que protegen esas percepciones (en la mayoría de los casos) y eso dificulta el asunto en el terreno de lo jurídico. Pero siempre hay una solución y la forma de operarla ya se vio en la Delegación de Programas para el Desarrollo que encabeza la súperdelegad Verónica Díaz Robles.

Si bien los Servidores de la Nación fueron contratados con una remuneración, misma que se reporta ante el portal de Nómina Transparente de la SFP federal, ante la Plataforma Nacional de Transparencia se reporta otro ingreso. Esa diferencia, suponemos, fue utilizada para los fines que haya dispuesto la súperdelegada o alguien de más arriba.

Si la misma política de “austeridad” se replicará en el próximo gobierno, es probable que en los casos donde no se pueda reducir el salario por ley, se apliquen las “aportaciones” o “reintegros” o “donaciones” para disponer del presupuesto suficiente y cumplir con los compromisos establecidos. ¿Sorpresas?