Al fin que ya ni me gusta pistiarts

Pues nada, qué pinche susto nos sacaron a los zacatecanos “las nuevas tarifas” de multas de tránsito, es de que uno ve la cifra y dice: ¡Mierda! Mejor me porto bien, no vaya a ser el diablo.

La verdad yo me confieso mala ciudadana en muchos sentidos, como todos, no sólo en Zacatecas, sino en todo el país, la verdá. Luego nos vamos por la libre y hacemos cada mamada considerando que no nos van a cachar o que si es así uno puede “burlar” a la autoridá.

Está chido eso de las multas, sin embargo, me brinca algo bien chispa, la verdad los montos que se indican son muuuy altos, a tal grado que si sales a echarte unos alipuses y te pones a manejar, pues está de la fregada porque con la lana que uno tendría que pagar hasta le alcanza pal enganche de una troca nueva.

Lo costoso de las multas, aunque nos “háganos” pendejos, podría convertirse en un factor malandro para que se fomenten, incrementen, alimenten o produzcan actos de corrupción con los agentes de tránsito, unos de los más cuestionados históricamente por los ciudadanos, pues por su cercanía con el “contribuyente”, o sea el ciudadano, y al ser los primeros respondientes en “delitos” relacionados con circulación de vehículos son los más “vulnerables” al momento de ser tentados con  el pecado del soborno.

Toda esa palabrería pa decir que en una de esas algunos agentes de tránsito podrían sacar ventaja para la tan conocida mordida, sé perfectamente que no todos los tránsitos le hacen a ese pedo, es más confieso que nunca, en serio nunca me he visto en una bronca donde tenga que ofrecerle mordida a los tránsito (en Zacatecas, en otros lados, pos sí) o que me hayan pedido una cooperación para que se les olvidara su deste reglamento; sin embargo eso es lo que suena por los pasillos del mundo mexicano.

Las multas en efecto pueden ser un factor para generar conciencia, no es mal pedo, pero yo desde que las vi dije: “creo que ya es tiempo de dejar de echar unas chelitas, al fin que ya me eché muchas en la vida” porque luego uno nunca sabe, sales muy sácale punta a beber, se te pueden o no pasar las cucharadas y luego te sientes la mujer maravilla, acá invencible e inmortal y pos te vas a tu casa manejando (me han contado, neee, no cierto, sí me ha pasado).

Están bien pinches caras, es más ni con la tarjeta de crédito tendría para pagar una multa por una peda, primero porque no tengo tarjeta y segundo porque si tuviera pos no tendría un monto alto (soy mala paga), tons mejor si alguien sabe de grupos 24 horas de Alcohólicos Anónimos tiren paro y díganme pa’ ya irme acercando (no es broma).

En fin, lo importante con esto no es la cantidad de lana que se debe pagar por infringir la ley de tránsito, lo importante es que más allá de los dineros estaría chido que una forma de prevenir los “hechos de tránsito” sea replicar las sanciones que usan los gringos, tipo: “¿La cagaste? Pos te voy a  quitar tu desta licencia ALV” y de plano que los infractores realicen (realicemos)  labor social formal en favor de la pipol.

Una de las cosas que me hicieron feliz fue el incremento en la multa por estacionarse en los espacios destinados a personas con discapacidad, la verdad se me hace bien pinche corriente, inconsciente y hasta inhumano que haya culeros que no puedan respetar esos lugares, porque neta, neta quienes transportamos a personas con discapacidad sabemos que esos espacios significan muchísimo para quienes no tienen las facilidades de desplazamiento con las que nosotros, afortunadamente, todavía contamos.

¡Poquita madre no hace daño! Pero pos si no hacen caso que se los jodan (y aquí sí digo “hacen” y “se los jodan”, porque esas mamadas sí no las hago, así que no me incluyo).

La multa por el celular sí me gusta, neta ojalá esa también la suban, porque ¡ah cómo maman mandando mensajes como si en serio fueran multitask! Qué perrón que se sancione a quien lo haga y si no quieren padecer esas maldades está bien suave y aquí les va la solución: “Consíganse una Angelilla que les haga el favor de contestar mensajes y llamadas cuando usted va a manejando”.

En definitiva lo único que me resta decir después de tan jodido incremento en multas es que me vale, al fin que a mí ya ni me gustan las chelas y la bebedera. #NoCiertoSíMeGustan #PeroMeAguanto

1 comentario en “Al fin que ya ni me gusta pistiarts”

  1. Muy bien por Eva que ya no se va a hechar sus tragos de alcohol y si conduce un vehículo lo haga sobria , disminuye el peligro para su persona y para las demás personas. Un saludo para ella.

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