Como disco rayado

En lo que va del año, de este año que apenas arranca, han asesinado a siete polis de distintas corporaciones, supongo distintos rangos y esas cosas raras que tienen y distinguen a los polis.

Tengo amigos y amigas que son polis, unas en la Estatal, unos en la Metropol, unos más en Tránsito, de las municipales creo que no conozco a nadie, pero la verdad no estoy segura, conozco una juez de paz, de esas que trabajan en las cárceles municipales y es lo más cercano a un poli municipal que conozco.

He tenido experiencias terribles con agentes policiacos, conozco personas que han pasado también por pésimas experiencias con algunos elementos, cuando me han ocurrido cosas feas pienso en escupirlos y darles unas patadas en los tanates para ver si reaccionan y comprenden que ellos están para cuidar, no para atemorizar.

Cuando han ocurrido esas cosas jamás, jamás, jamás he pensado que deberían morir, la verdad como ya les he contado anteriormente me da muchísima tristeza cuando alguien dice que ojalá se muera o maten o equis al presi, gober o polis; neta ni de broma me gusta decir que se muera la gente.

Pienso en mis compas polis, y pienso muchísimo en una amiga a quien quiero mucho, que luchó muchísimo para formar parte de una corporación, que en verdad desde pequeña soñaba con ser poli y que es miembro de una familia humilde y honesta del sur de nuestro Estado, es una de las mujeres más nobles y solidarias que he conocido y no la imagino siendo un mal elemento.

En un tiempo trabajé cubriendo la nota roja y por esa razón conocí polis, tránsitos, soldados y uno que otro bombero, no me hice amiga de todos, porque la verdad siempre he sido muy mamona y mi finta de doña no abona mucho a eso de la socialización; algunos de esos a quienes conocí en mi tiempo de reporteo policiaco y que fueron mis amigos ya han muerto, otros más por ahí siguen chambeando y muchos otros se retiraron.

Y pues bueno, ya les platiqué mi experiencia con los polis, bueno un poquis de mis experiencias (por cierto hay algunas de tipo XXX pero como en veces me podrían leer menores, mejor no contamos eso), pero sí aclaro que muchos encantos no tengo, así que jamás los usé para sacar info.

Entonces a lo que voy es que todos hemos conocido polis o personal implicado en seguridad, quizá vecinos, quizá amigos, nos han infraccionado o nos han ayudado a empujar nuestra Chunguis cuando se para a mitad de la carretera porque está viejita.

En ocasiones la presencia de los elementos policiacos nos pueden brindar una idea de seguridad, en muchas otras de temor, muchísimo temor, sin embargo comprendemos como ciudadanos que esos morros y morras son las “manifestaciones materiales” de la seguridad y los atentados en su contra generan una percepción mayor de inseguridad.

La muerte de los agentes, además de un atentado contra una (unas) persona (s), un daño a sus familias y una afectación contra todos aquellos que no tenemos un arma para defendernos y aunque la tuviéramos sería un absurdo por la ilegalidad y porque de pilón ni sabríamos cómo se usa.

El temor que a mí me surge por la muerte de los polis es pensar que quienes han ido en contra de los elementos han realizado una labor de vigilancia y seguimiento de las personas, una verdadera inteligencia que cobró la vida de siete personas que nunca se dieron cuenta que estuvieron en la mira de alguien.

No tengo miedo de que me sigan, mi vida es tan equis que no es atractiva para nadie, y quizá los únicos que me seguirían y vigilarían serían los de Coppel por todo lo que les debo. Mi miedo es que todos los ciudadanos estamos expuestos a estar en el lugar y el momento erróneos y que así como no se han tocado el corazón para asesinar a una persona, tampoco se lo tocan para pensar en la posibilidad de que por accidente se lleven entre las balas la vida de alguien más.

Ese pedo de la implicación en los grupos delincuenciales, además de una revictimización me parece una culerada, no mamemos, los pobres ya están muertos y nosotros no somos jueces para determinar si son o no inocentes.

No nos queda más que cuidarnos siempre y por siempre.