El que a hierro mata…

Bastó un movimiento de piezas para demostrar la fragilidad de la bancada oficial en la 64 Legislatura, esa que este jueves perdió su fuerza como primera mayoría. Adiós a la aplanadora oficialista.

Con 18 votos a favor, 10 en contra y cero abstenciones, el pleno aprobó la solicitud de las diputadas Priscila Benítez e Imelda Mauricio para pasar de la bancada de MORENA al grupo de Nueva Alianza.

Este cambio se tradujo en que Movimiento de Regeneración Nacional hoy solo cuente con seis diputados, superados por los siete que integran el grupo parlamentario del PRI y que hoy son la primera mayoría en el Poder Legislativo.

Por eso también se aprobó relevar en el cargo al diputado morenista Armando Delgadillo como presidente del órgano de Administración y Finanzas (antes comisión de Planeación, Patrimonio y Finanzas) y que su lugar fuera ocupado por Priscila Benítez.

Estos cambios generaron acusaciones de traición por parte de la bancada oficial hacia las diputadas que, a casi ocho meses de iniciada la 64 Legislatura, decidieron poner un alto a la violencia de la que fueron objeto por sus propios compañeros de bancada.

Sin embargo, estas acusaciones contrastan con otros cambios que ya se habían registrado meses antes. De pronto, se les olvidó que la propia bancada oficial había incurrido en “préstamo” de diputados para integrar otros grupos parlamentarios y así conservar una relativa mayoría en diferentes órganos de gobierno, como la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (hoy Junta de Coordinación Política) o la Comisión de Planeación Patrimonio y Finanzas.

Si no, recuérdese el caso de la diputada Roxana Muñoz, quien llegó por las siglas de MORENA y pasó a las filas del Partido Encuentro Social (PES), o el caso del diputado Humberto de la Torre y su suplente Nieves Medellín, también emanados de MORENA y que pasaron a las filas del Partido Verde Ecologista (PVEM), o el caso de la diputada Susana Barragán, que de MORENA pasó a las filas de Nueva Alianza. Ahí sí nadie habló de traición.

Por supuesto que no, y los motivos los dejó muy claros en su posicionamiento en tribuna la diputada Priscila Benítez al afirmar: “no estoy dispuesta a seguir votando una línea que dicta la licenciada Verónica Díaz, no estoy dispuesta a seguir sometida”.

Esta afirmación contundente confirmó lo que desde hace mucho se sospechaba: hay manos externas metidas en el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, cuyas decisiones bien podrían ser las responsables de la debacle en la que hoy se encuentra Zacatecas. Y en este caso, las acusaciones se centraron en la delegada de Programas para el Desarrollo.

Benítez Sánchez acusó que a pesar de haber acompañado el proyecto de David Monreal desde MORENA en 2016 y haberse ganado la curul a base de mucho esfuerzo, se ha emprendido una campaña orquestada por Verónica Díaz Robles para cerrarle el paso.

Por eso dejó en claro que aunque cambia de bancada a un partido que sigue siendo aliado del bloque oficial, su lealtad se mantiene con David Monreal, sin que eso implique estar sometida a las indicaciones de la delegada de Programas para el Desarrollo. Porque es muy diferente votar en el pleno “por indicaciones” que por convicción.

La bancada oficial no desmintió sus acusaciones en contra de Díaz Robles, por el contrario, los diputados de MORENA y del PES parecían más preocupados por ceder la presidencia del órgano de Administración y Finanzas, pues aparentemente (en palabras de Benítez Sánchez) ahí se ocultan 2 millones de pesos que no han salido a la luz pública.

Y ante las numerosas y reiteradas acusaciones de traición, Priscila Benítez recordó a la bancada oficial otros casos de traición, como el hecho de haber quitado a Imelda Mauricio de forma denigrante como coordinadora de la bancada de MORENA, o el haberle prometido la coordinación del órgano de Administración y Finanzas y, por “dos llamadas de personas externas a la Legislatura”, no cumplir con su palabra.

Pero fue más allá. También recordó que hay recién llegados del PRI y que hoy ocupan un cargo por MORENA, como el alcalde de Guadalupe, Julio César Chávez, a quien favorecieron con el albazo de aprobar la autorización para concesionar el servicio de recolección de basura, o el caso de la votación por Virgilio Rivera, pese a ser inelegible, como nuevo magistrado del Poder Judicial.

Y remató: “traición es no defender en tribuna a David Monreal, pero que no se toque a la licenciada Verónica Díaz porque ahí sí se anota la bancada”, al señalar que de no hacerlo, la delegada les cerraría la llave de los programas sociales, una grave acusación, pues implicaría que un funcionario público de nivel federal utiliza los programas sociales para fines personales, abusando de su autoridad, excediendo sus facultades e invadiendo las funciones de un poder autónomo.

Por si fuera poco, la diputada Imelda Mauricio aseguró que “nos estamos separando de un grupo que no nos ha dado nuestro lugar, que ha ejercido violencia política en nuestra contra (…) queremos estar en un lugar donde se nos permita ser, donde no nos pisen”.

Lo que se vivió durante la sesión ordinaria de este jueves en la 64 Legislatura por supuesto que despertó declaraciones de la bancada oficial que bien podrían constituir violencia política de género, y así lo reconocieron Imelda Mauricio y Priscila Benítez, quienes adelantaron que este viernes acudirían ante la Fiscalía General de Justicia del Estado a interponer las denuncias correspondientes, en espera de que así como resolvieron sobre la querella de la delegada Verónica Díaz, con la misma celeridad resuelvan en sus casos.

Y si el mensaje de rechazar el sometimiento en el que vivieron no había quedado claro, ayer mismo ofrecieron su primera entrevista en uno de los programas que más detesta la nueva gobernanza (si no es el que más): el programa de Verónica Trujillo, donde reiteraron estos y otros motivos por los que dejan la bancada de MORENA.

Finalmente, con lo ocurrido este jueves en el Poder Legislativo, tal parece que habría condiciones para que prospere una auténtica reforma en torno a la revocación de mandato a nivel local y que pudiera hacerse una realidad en el 2024. Y bien dicen que el que a hierro mata…