Amalia García y sus detractores

Solo quien desconozca la evolución del movimiento feminista podría medir con el mismo rasero a las mujeres que han participado en la vida pública y política del estado y del país, a la par de los hombres. Y cuestionarán con mayor empeño a quienes incursionaron “abriendo camino”.

Es el caso de Amalia García Medina, primera gobernadora de facto que ha tenido Zacatecas (aunque no la única), quien desde el movimiento feminista ha arropado diversas causas identificadas con la izquierda que busca la igualdad, la justicia y la democracia.

La historia nos ha enseñado que el siglo 20 en México estuvo marcado por un régimen centralista, autoritario, con el cinismo de candidatos “únicos” como José López Portillo o la vergüenza del “apagón” anunciado por el hoy director de la CFE (paradójicamente), Manuel Bartlett. Y en ese lapso, no fue fácil el transitar de otras alternativas políticas hasta lograr, “por las buenas”, ocupar diversos espacios de representación popular.

Si la izquierda (llámese Partido Comunista Mexicano, Partido Socialista Unificado de México, Partido Mexicano Socialista o Partido de la Revolución Democrática) enfrentó duras batallas para abrirse camino, más difícil aún ha sido para las mujeres que buscaron incursionar en la política. Negarlo sería reconocer (y legitimar) una cultura patriarcal que excluye a la mujer de la vida pública del país.

En este contexto fue que Amalia García llegó a la gubernatura de Zacatecas para el periodo 2004-2010. Fue un gobierno de oposición mientras el Partido Acción Nacional (PAN) conservaba la Presidencia. Se trataba de dos visiones diferentes (y dos formas de administrar) el país.

De ahí un reto triple para la hoy exgobernadora de Zacatecas: luchar contra la misoginia y demostrar que las mujeres pueden participar en la política; gobernar desde la oposición; y hacer “el doble” de lo realizado por su padre (según palabras de doña Conchita Medina).

Por supuesto que hubo resistencias: del anterior régimen patriarcal, del monrealismo y a su salida del gobierno, del desprestigio promovido por otro cambio de régimen. Pero transcurrido el tiempo, es de las pocas exgobernantes que puede volver a su tierra con la frente en alto.

Seis años en la gubernatura bastaron para sentar precedente en áreas sensibles: la igualdad entre hombres y mujeres (muchos recuerdan su empeño en fomentar la profesionalización de las mujeres), la atención a la comunidad migrante o de las personas con discapacidad (y en general de las minorías históricamente vulneradas), el desarrollo de las comunidades (especialmente las zonas de alta y muy alta marginación), así como la cobertura en educación y salud.

Lo anterior no estaba peleado con otros temas hoy catalogados como “neoliberales”, como la atracción de inversiones (la derrama de Peñasquito se reflejó hasta concluido su sexenio) o ser pioneros en los denominados “Proyectos de Prestación de Servicios” (PPS) mediante los cuales se construyó el complejo de Ciudad Gobierno (hoy Ciudad Administrativa).

Como su antecesor, Amalia García también fue intensa gestora para Zacatecas y logró inversiones en infraestructura carretera, hospitalaria y educativa, aprovechando los subejercicios de otras entidades. Y aunque muchos otros proyectos se perdieron con el tiempo (recuérdese el Museo de las Migraciones), Zacatecas fue otro con sus “herencias malditas” que hoy también goza la nueva gobernanza.

De entonces a la fecha habrá quien piense que se retiró de la vida pública, obviando su paso por el Poder Legislativo (aunque por otra circunscripción) y hoy posiblemente cuestionen su desempeño en la Cámara Baja por las siglas de Movimiento Ciudadano. Pero en las últimas dos décadas ha continuado su labor apoyándose en la sociedad civil organizada, especialmente las causas feministas, ahí donde queda mucho por hacer.

Su reciente informe de labores como diputada federal fue más allá del recuento de “cifras alegres”. Fue un posicionamiento sobre la necesidad de una reflexión común en torno al México de hoy, en el que urge la creación de “ciudadanía”, desde una izquierda apegada a ideales históricos y no tan cercana al régimen autoritario y centralista que también se dice “de izquierda”.

Desde una perspectiva feminista, para Amalia García es necesario crear un Sistema Nacional de Cuidados en el que México transite hacia un Estado de Bienestar Cuidador, considerando la desaparición de programas y fondos creados por otros gobiernos para atender a diferentes sectores y cuyas alternativas propuestas por el actual gobierno federal no parecen funcionar (ya el CONEVAL lo ha demostrado).

Más allá de haber sido candidata externa, Amalia García ha compartido la visión de MC para trabajar en causas ciudadanas, hoy analizadas en diferentes foros temáticos en todo el país que luego se han de traducir en propuestas de políticas públicas. Para ella, lo importante parece ser el contacto permanente con la población, independientemente de ocupar o no un cargo público. Así se tiene el radar completo sobre el sentir de la ciudadanía que permita contar con bases para diseñar soluciones y alternativas, no pretextos.

Ya lo dijo esta semana en entrevista con Pancho Esparza: es natural que cada gobernante pretenda culpar a sus antecesores de los errores al inicio de una administración, pero transcurridos los primeros cuatro o seis meses la gente espera que se pongan a trabajar. ¿Hay Amalia García para rato?

Un convenio basura

Que alguien le informe al rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Rubén Ibarra Reyes, que de poco o nada servirá el convenio firmado con el Instituto de Selección y Capacitación (INSELCAP) para la “formación profesional y laboral” de los universitarios.

Tal vez su equipo de asesores omitió recordarle que la semana pasada se leyó ante el pleno de la 64 Legislatura una iniciativa enviada por el gobernador David Monreal para disolver el INSELCAP y que sus funciones sean asumidas por la Secretaría de Administración, con el pretexto de una “duplicidad de funciones”.

Y si dicho convenio involucra el ejercicio de recursos, mucho tendrá que explicar ante el Consejo Universitario y el sindicato de personal académico…

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