Estamos a una semana de que se cumplan dos años de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asumiera el cargo. En su ejercicio ha habido varios claroscuros.
Se han tenido avances: el incremento del salario mínimo, la elevación del monto que se entrega a los adultos mayores y personas con discapacidad.
Pero también los efectos que ha dejado la pandemia a nivel mundial. Enumeramos, entre otros, pérdida de empleos, cierre de empresas, paro de muchas actividades que llevó al país a sufrir la caída de la economía por encima de los países del Continente Americano.
Se agota el tiempo de la curva de aprendizaje para responder a los retos incrementados con la contingencia mundial que nos afecta.
En una semana más habrá en México muchas más personas en pobreza respecto de las cifras de 2018: 12 millones más en pobreza extrema y alrededor de 30 millones más en lo que se considera como pobreza multidimensional.
Con esta cifra estaríamos rondando los 30 millones de mexicanos en condiciones sociales precarias. Lo que motiva a los expertos y analistas reconocen que es un sexenio perdido en lo social y en lo económico.
Lo más triste, lo más doloroso es que se han acumulado más de 70 mil homicidios dolosos en nuestro país, a la par de la inmensa cantidad de fosas clandestinas que se han seguido encontrado y las más de 80 mil personas desaparecidas en todo el territorio nacional.
A ello se agregan los más de 100 mil mexicanos que han fallecido a consecuencia del Covid-19 y otros padecimientos. En este se estima que al finalizar el año, México podría haber rebasado el millón de positivos. Una cifra nunca antes vista.
Debemos reconocer que es difícil gobernar un país que acumula tanta muerte, tanta tristeza y que se sintetiza en la dolorosa cifra de casi 200 mil defunciones por violencia y Covid-19 en solo dos años.
Si es de valorar ya, que el Presidente de la República debería replantear su estrategia general de gobierno y la logística de la vida cotidiana. De dedicar tres horas a las conferencias de prensa matutinas que equivalen a 110 días laborales. Sin duda se deben aprovechar más los tiempos para replantear obras y programas.
Ya no hay tiempo, o se actúa ya o los costos que habrá de pagar nuestro país ahora y en los años por venir serán sumamente elevados.