En esto de la contingencia por el COVID-19 hay de vergüenzas a vergüenzas… y tremendas metidas de pata como la bacanal que armaron la senadora Geovanna Bañuelos y un tal Xerardo Ramírez, quesque Director de Comercio del Gobierno del Estado. Con taaantos llamados a quedarse en casa, a evitar salidas no esenciales, a no hacer pachangas ni borracheras y menos con aglomeraciones, pues nooo. Hay políticos que se sienten tocados por Dios (o la 4T) y con todo el derecho a pasarse las reglas por el arco del triunfo para celebrar un “sencillo cumpleaños” en una “pul pari” al más puro estilo de los groovies, entre sexo, drogas y alcohol, según cuentan quienes asistieron al festejo. Será que la senadora petista tiene más tiempo para andar en la pachanga que para escuchar a los padres de menores con cáncer que exigen el abasto de medicamentos para salvar la vida de sus hijos. Muy rara esa forma de hacer política en tiempos de pandemia.
Y se cuadran porque se cuadran
Donde dicen que se pusieron las cosas color de hormiga fue al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Y es que hace unos días sesionó de manera virtual el Consejo Político Nacional donde se aprobaron varias reformas a sus estatutos, algunos de los cuales trascendieron recién y generaron un escándalo en redes que muchos hasta se indignaron porque, al parecer, Alejandro “Alito” Moreno tendría control total y absoluto sobre el partido incluso para perpetuarse en la dirigencia, peeero no todo es lo que parece y menos si se conocen las entrañas del tricolor. Es cierto que con estas reformas a sus estatutos, ahora el mandamás del PRI tendrá facultades y atribuciones para designar candidaturas en los tres niveles, la diferencia está en que se dará prioridad a quienes han demostrado lealtad y arraigo con el tricolor, un instituto político donde saben lo que es disciplina. En el fondo se envía un mensaje a toda la racita de chapulines que ha brincado de partido en partido, porque con estas reformas se reconocerá a la militancia que se la ha fletado y que ha estado en las buenas y en las malas con el PRI. Por eso dicen que “son los mismos de siempre”, porque los mismos de siempre se la han partido bajo las mismas siglas y en el próximo proceso electoral se confirmará. Véase el caso de Zacatecas y piense qué nombres cumplen con estos requisitos y cuáles no. Al menos Fito Bonilla, Roberto Luévano y Carlos Peña traen al tricolor pintado en la cara y grabado en el corazón…
Más sabe el diablo por viejo…
Que si dijo, que si no dijo, que si los audios, que si edición chafa, que si traición, que si abuso de confianza, que si off the record… la mera neta es que el senador Ricardo Monreal es un viejo lobo de mar y hasta toda esa faramalla pudo estar fríamente calculada para mantenerse vigente en la agenda mediática junto al apellido Monreal y todo lo que implica, preparando el terreno para lo que viene a prácticamente un mes del arranque del proceso electoral 2020-2021. Lo que también queda claro es que el patriarca de los Monreal podrá rezar misa respecto a las decisiones de su hermano David Monreal en la política, pero ambos ya son muy mayorcitos para tomar sus propias decisiones y hacerse responsables de ellas, tal como ha manifestado su desacuerdo en que su retoño Caty Monreal participe en la vida política del país y de Zacatecas, pero ha respetado sus decisiones y, como padre, ha estado ahí para apoyarla. Ese es el monrealismo.