Desde su divorcio generó desconfianza, pero ahora es persona no grata en la familia Monreal. Se trata de la súperdelegada Verónica Díaz Robles, cuya carrera política despuntó al amparo de “La Marca” y hoy, en una red de complicidades, ha traicionado al monrealismo y, por extensión, a la militancia de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
No fueron suficientes los señalamientos sobre presuntos desvíos de recursos desde la Delegación de Programas para el Desarrollo a través de los programas para el bienestar, como bien documentó este medio y confirmó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Tampoco fueron suficientes las sospechas por desvío de recursos de la nómina de los Servidores de la Nación, como también evidenció este medio y se confirmó con distintas denuncias ciudadanas de servidores a quienes pedían el 50% de su salario.
Ahora Verónica Díaz ha declarado la guerra a los Monreal imponiendo a sus incondicionales en las diferentes planillas para los Ayuntamientos y diputaciones, pasando por encima de los perfiles que había considerado el monrealismo y todavía más atropelladas las aspiraciones de la propia militancia de MORENA.
Y aunque es la principal persona a la que señalan de estas imposiciones, muy ingenuo sería pensar que la súperdelegada actuó sola. Hoy MORENA Zacatecas se fragmenta en tres grandes grupos y está en riesgo el triunfo en el 6 de junio.
Se armó la chimba con las imposiciones
El proceso interno para la selección de candidatos aún tiene impugnaciones firmes, como el proceso promovido por Luis Medina Lizalde que ya fue admitido por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Pero no es la única inconformidad y luego de lo ocurrido el pasado viernes, se esperan más voces en contra.
Y es que varias de estas imposiciones fueron operadas por el subdelegado Carlos Zúñiga, mano derecha de la súperdelegada, así como Julio César Chávez Padilla, alcalde con licencia que buscará la reelección en el municipio de Guadalupe, cuya postulación tampoco quedó exenta de inconformidades al interior de MORENA.
Muchas serían las molestias por los perfiles impuestos, pero las críticas se concentran en Ernesto González Romo, asesor de la senadora Soledad Luévano, quien quedó como candidato a diputado por el Distrito 5 desplazando a Omar Carrera, quien se decía era incondicional del D21 y del monrealismo.
Jorge Miranda no tuvo alternativa más que aceptar que le impusieran a los mismos que frenaron la marcha en el actual Ayuntamiento de Zacatecas y se imponían también al incremento de impuestos, una política contraria a lo que pretende el exsecretario de Finanzas.
Y en los municipios se hizo la chimba en Tabasco principalmente, cuyo candidato a la alcaldía, Gilberto Martínez, amenazó con abandonar su aspiración ante tal atropello. En la misma situación están muchos otros monrealistas y militantes de MORENA. ¿Siguen siendo la esperanza de México?
En Guadalupe, una fórmula joven
Aunque discrepancias en la planilla motivaron un retraso en el registro de la fórmula, finalmente Osvaldo Ávila encabezará la candidatura a la alcaldía de Guadalupe acompañado de una planilla esencialmente joven como parte de la coalición Va por Zacatecas.
En la planilla, el profe irá acompañado por perfiles como Filiberto Hernández, surgido de las bases juveniles de Acción Nacional; Rodrigo Ruelas, quien fuera Director de Desarrollo Económico y Social en Guadalupe; Gabriela Merino, extitular del Instituto de la Mujer Guadalupense y junto a su familia, empresaria apicultora en la región de Tacoaleche.
También van en la fórmula Diana Leyva, la propuesta para la sindicatura y emanada de las filas de Antorcha Campesina; Maritere García, actual regidora del PAN; así como Laura Sandoval Becerra, de Acción Nacional, quien en la elección del 2016 logró unos 9 mil votos como candidata a diputada local por el Distrito 3.
La planilla se complementa con la experiencia de perfiles como Edelmira Hernández, de las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del líder taxista Juan Velázquez Medellín.
A esta fórmula le suman la exregidora Petra García, quien va como candidata a diputada local por el Distrito 3, así como la actual diputada local Carolina Dávila, del PRD. No se puede decir lo mismo de la diputada Perla Martínez, quien va por la diputación local del Distrito 4.
Perla Martínez, el gran lastre
El prietito en el arroz en esa fotografía es la diputada local Perla Martínez, que no tiene un trabajo que le respalde al haber llegado a su curul por la vía plurinominal, sin mayor esfuerzo que hacer berrinches y amenazar a las cúpulas para ganar posiciones.
Hoy pretende repetir en el congreso del Estado, agandallando la candidatura a la diputación local por el Distrito 4, pisoteando la legítima aspiración de jóvenes priístas que sí le han trabajado para ello desde hace tiempo.
Perfiles como Isadora Santiváñez, Karina Macías, Gabriela Merino y Jairo Mendoza fueron algunos de los perfiles bajados de la contienda para ceder a los caprichos de Perla Martínez, la exsecretaria de la Mujer más misógina que haya conocido el estado y que sigue aferrada a la dirigencia de la Organización de Mujeres Priístas (OMPRI).
Por si el agandalle no fuera suficiente, ahora Cristal Aguayo, su suplente en la 63 Legislatura, denuncia el abuso de la diputada al grado de que ni siquiera pedirá licencia para irse a la contienda.
O sea que mientras anda en actos proselitistas, seguirá cobrando su dieta en el Congreso. Y vaya que le encanta facturar “gastos en comisiones oficiales” con tal cinismo que fácilmente llega a los 200 mil pesos trimestrales, incluyendo los recibos de gasolina y hasta el café en Starbucks. Con esa vida, bien fácil que se le puede creer que su principal interés es trabajar por los guadalupenses, ¿cierto?