Lo ocurrido anoche en Palacio de Convenciones es digno de recordar para la posteridad. Por un lado, un presidente que vino a rendir cuentas sin ser cuestionado, dando a Zacatecas lo mínimo indispensable “y un pilón, para que no digan”. Por el otro, un gobernador empequeñecido, titubeante, nervioso, que no supo alzar la voz por Zacatecas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido, como se esperaba, por varios manifestantes: padres de niños con cáncer que exigen medicamentos; campesinos que exigen la apertura de centros de acopio de frijol; taxistas que exigen la regularización de su situación…
No se detuvo a escucharlos, como tampoco lo ha hecho el gobernador David Monreal, ni la secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo, ni algún otro funcionario de la nueva gobernanza. Lo importante es que en Palacio de Convenciones sobraron los aplausos por cifras y cifras que, según la 4T, han cambiado la vida de los zacatecanos.
Sin decir que en Zacatecas se hará esto o aquello, el gobernador fue más tapete que mandatario, y se desvivía en elogios y agradecimientos, lo que más que demostrar una aparente lealtad al proyecto presidencial, denotaba un nulo liderazgo, capacidad y visión de estado para resolver los problemas que aquejan a Zacatecas. ¿Será que ya estaba sentenciado desde antes?
Y quedaron a deber
A diferencia de los impactantes anuncios realizados en otras entidades como Michoacán, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete se dedicaron a realizar una especie de informe de lo realizado en lo que va del año y si acaso anunciar algunas acciones a emprender en el 2022, ciñéndose a lo que aprobaron los diputados en el Presupuesto de Egresos del próximo año.
No fue gratuito iniciar la reunión del pretendido Plan de Apoyo para Zacatecas con el tema de seguridad, al ser la principal demanda de los zacatecanos y cuya gravedad lleva días en portadas nacionales e internacionales por el incremento de la violencia. Sin embargo, tampoco se trató de anuncios que persuadieran a la población de que mejorará la situación.
Serán solo 460 elementos de la Guardia Nacional y del Ejército que llegarán como refuerzo a Zacatecas, para un total de 3 mil 848 elementos desplegados en tres regiones, aunque no todos estarán en campo, lo que da un estimado de 60 elementos por municipio, más la coordinación con los otros estados a fin de contener a los grupos delincuenciales. Nada de la Marina.
Lo cierto es que de nada servirá tener más elementos si continúa la estrategia reactiva y no preventiva en materia de seguridad, mucho menos si se pretende aplicar la política de “abrazos, no balazos” cuando día tras día Zacatecas amanece con la violencia colgando de los puentes.
Los temas pendientes
Durante la presentación del Plan de Apoyo para Zacatecas no se habló de federalizar la nómina magisterial, pese al recorte de más de 500 millones de pesos al FONE; tampoco de recursos extraordinarios para el estado, mucho menos para la autopista Zacatecas-Aguascalientes que tanto ha cacareado la senadora Soledad Luévano.
¿Y los subsidios al diesel?, ¿y los medicamentos para niños con cáncer?, ¿y la auditoría a los Programas del Bienestar para que realmente lleguen a quien más lo necesita?, ¿y los demás apoyos para el campo? Y por encima de todo, en ningún momento el gobernador habló de sus propuestas incluidas en el Plan Estatal de Desarrollo.
Muy bonito el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro (ese que no transparenta sus padrones de beneficiarios), pero no hubo anuncios para la reactivación de la economía, un tema que le hubiera competido a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, la cual no llegó a Zacatecas, como tampoco lo hizo la zacatecana Rocío Nahle, secretaria de Energía, considerando el potencial del estado para invertir en energías renovables.
Al final, fueron pocos los anuncios respecto al cierre de año y las proyecciones para el 2022, y fueron en temas que no necesariamente atienden a las prioridades del estado. Eso sí: el Presidente revivió los proyectos del Platabús y la Presa de Milpillas, dos proyectos del régimen priísta que estaría dispuesto a apoyar si David Monreal logra los consensos. Habrá que ver si la secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo, la misma que ha sido rebasada por las manifestaciones de los últimos dos meses, logra lo planteado por López Obrador.
El trasfondo de la visita
Concluida la reunión, la nueva gobernanza se dedicó a replicar en redes sociales el mensaje del presidente cuando se dirigió a David Monreal para decirle que “no está solo”, cuando en la reunión que acababan de concluir en Palacio de Convenciones se demostró todo lo contrario.
Pero tampoco es casualidad lo ocurrido anoche. Zacatecas es el estado donde Andrés Manuel López Obrador tiene menor aprobación, y con la revocación de mandato en puerta, el evento para anunciar el Plan de Apoyo para Zacatecas fue más una estrategia para subir “sus números” en un ejercicio tipo informe de gobierno, cubriendo el vacío dejado por la Delegación de Programas para el Desarrollo, que no ha podido o no ha sabido comunicar lo que ha hecho la Cuarta Transformación en Zacatecas.
Y ante la afrenta del senador Ricardo Monreal, al gobernador no le quedaba alternativa más que aplaudir y no repelar. De haber alzado la voz como se esperaba, Zacatecas no habría enfrentado la furia de Palacio Nacional. Quien habría cargado con las consecuencias sería Ricardo Monreal.
Quienes presumían de que con la nueva gobernanza le iría mejor a Zacatecas porque el gobernador era “amigo del Presidente”, estaban muy equivocados. En los tres años que le restan al Presidente, y los primeros tres de David Monreal, el estado tendrá solo lo justo, lo mínimo indispensable, no importa cuántas veces digan “gracias, gracias, gracias”.