“Hay que encomendarnos a Dios, y que en nombre sea de Dios”. Así concluyó el gobernador David Monreal su transmisión en las redes sociales, en las que informó muy sonriente (en ese momento, a las 7 de la mañana) sobre el hallazgo de seis cuerpos sin vida, en un vehículo que fue dejado en Plaza de Armas, frente a Palacio de Gobierno y el Palacio de Justicia, este jueves 6 de enero alrededor de las 5:20 de la mañana.
Transcurrieron varias horas para que desde la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y luego desde la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas se informara que no habían sido seis, sino 10 cuerpos sin vida: ocho hombres y dos mujeres.
Y poco más tarde, en otra transmisión en sus redes sociales, nuevamente el gobernador David Monreal salió a decir que ya habían detenido a los presuntos responsables de tan lamentable hecho.
Y ya muy noche, pasadas las 9, el fiscal Francisco Murillo Ruiseco emitió un mensaje en redes sociales para informar lo que ya se conocía a lo largo del día. Los únicos datos adicionales que aportó fueron los antecedentes penales de las víctimas ya identificadas.
Hasta ahí los hechos concretos sobre lo ocurrido. Sin embargo, fueron tantas las fallas desde muy temprano que la primera aparición del mandatario estatal muy pronto desató la indignación en las redes sociales.
Con una ligereza como si estuviera hablando del clima o platicando sobre qué va a desayunar, David Monreal pasó de informar las generalidades del hallazgo (sin los datos correctos) a tomar su iPad para repetir las cifras alegres sobre la disminución de los principales delitos a partir de la visita presidencial y el Plan Zacatecas II, y de ahí brincarse a la venta de roscas de reyes a quienes solicitará “que limpien porque luego dejan muy sucia nuestra Plaza de Armas”.
Como quien dice, de chile, dulce y de manteca, poniendo al mismo nivel temas de violencia, de economía, de bienestar y de “herencias malditas”, restando prioridad y seriedad a todos los temas abordados. Y para colmo de males, al regresar al tema de la inseguridad, remató pidiendo a los zacatecanos que nos encomendemos a Dios. ¡Que se note que “hay mucho gobernador”!
Queda claro que en Zacatecas no hay Estado de Derecho y que lo ocurrido es una afrenta no solo contra los zacatecanos, sino un mensaje directo contra la nueva gobernanza, en una especie de desafío de la delincuencia.
Nada se dijo sobre un supuesto mensaje dejado junto al árbol de Navidad instalado en la Plaza de Armas. Lo que trascendió incluso a nivel internacional es que ante la crisis de inseguridad que vive Zacatecas, el gobernador pide a los zacatecanos “encomendarse a Dios”. ¡Vaya forma de generar confianza en su gobierno y deslindarse de su responsabilidad!
Hoy se ha pasado de los “hechos aislados” a las “herencias malditas”. Porque sí, tal vez lo que más irritó a la sociedad zacatecana respecto al mensaje del mandatario es que se repitiera por enésima vez que también lo ocurrido este jueves en Plaza de Armas es producto de las “herencias malditas”. Y que su sonrisa normalizara la violencia que hoy azota a Zacatecas.
Pero en el fondo la realidad es distinta. Son “sus muertitos” y se los dejaron enfrente de Palacio de Gobierno. No los dejaron en casa de los exgobernadores, sino en la sede principal del Poder Ejecutivo, y justo enfrente de otra sede del Poder Judicial.
El mensaje iba dirigido a él, que minimizó el hecho desviando la atención hacia la venta de roscas de reyes y la “suciedad” en Plaza de Armas. Lo único que se le pide es que haga su trabajo, porque hasta en materia de herencias, los herederos pueden renunciar a ellas, más si se trata de “herencias malditas”.
¿De verdad el coordinador de Comunicación Social, Gerardo Flores López, consideró que lo más adecuado era exponer de esa manera al gobernador David Monreal? Porque lo mandaron a torear siendo el toro, mientras los responsables de la seguridad y que debían dar la cara desde el primer momento jamás dieron declaración alguna.
Si no, recuérdese aquella conferencia de prensa realizada el 9 de octubre del 2021, tres días después del nombramiento de Gabriela Pinedo como secretaria General de Gobierno (aunque parecía más una maestra de ceremonias) para dar cuenta de la agresión sufrida por elementos policíacos en aquel entonces.
Ahí salió el gabinete de seguridad a dar la cara, porque en teoría son quienes tienen dominio pleno del tema y se enfocarán exclusivamente en ese tema, no haciendo gala del “cantinfleo” que mostró el gobernador la mañana de este jueves.
Y las reacciones no se hicieron esperar
Tan malo fue el mensaje enviado por David Monreal desde muy temprano que no tardaron en surgir reacciones de todo tipo, pero primordialmente las que cuestionaron el desempeño de la nueva gobernanza.
Por un lado, la senadora Soledad Luévano (la misma que parece trabajar únicamente en las redes sociales), señaló que el hecho es “una muestra de que los criminales se sienten incómodos” con la estrategia emprendida por el presidente, la misma cuyas fallas hoy permiten que con gran facilidad los grupos de la delincuencia dejen a las puertas de Palacio de Gobierno 10 cuerpos sin vida.
Y siguió la senadora horas más tarde en sus redes sociales para presionar sobre la presencia del fiscal Francisco Murillo Ruiseco, de quien ya varias voces piden su renuncia.
No faltaron los voceros oficiosos que también pretendían minimizar los hechos ocurridos replicando el mensaje de que se trata de “herencias malditas” y que el gran logro de la nueva gobernanza era que el mandatario hoy saliera a dar la cara. ¿Para qué? ¿para que restara la importancia y seriedad que merecían los hechos? Mínimo le hubieran dado una preparación en manejo de medios ante momentos de crisis.
Del otro lado, la diputada federal Noemí Luna reconoció que desde hace años “en Zacatecas urge combatir la inseguridad con una estrategia que escape de ideologías e intereses políticos, pero hoy por hoy quien asumió la responsabilidad del Estado debe empezar reconociendo el gravísimo problema que existe (no tratando de minimizarlo)”. Su principal crítica es que David Monreal declarara que “la inseguridad dejó de ser un asunto de Estado”.
Tampoco podía faltar la senadora Claudia Anaya, quien llamó a analizar el pasado para entender por qué iniciaron los problemas, pero también a asumir la responsabilidad del presente para encontrar soluciones. En sus redes sociales, señaló que “ya van más de tres años del Gobierno Federal de MORENA y aunque el Gobierno estatal apenas va iniciando, no aplica repartir culpas”.
Finalmente, queda claro que la nueva gobernanza no está a la altura de las circunstancias y que el gastado discurso de las “herencias malditas” muy pronto comenzó a hartar a los zacatecanos. También fue evidente que en las buenas, todos aplauden al mandatario, pero en las malas muy pocos meten las manos al fuego por él.
Por instrucciones del gobernador, solo queda encomendarse a Dios, porque el Estado no ha podido defendernos.
Nos leemos el lunes…