Pese a las cifras alegres de la nueva gobernanza y de Palacio Nacional, la propia estadística que ofrecen las instituciones como el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública da cuenta de que al menos en Zacatecas, la violencia no para.
Sin afán de normalizar la violencia que se ha vuelto cotidiana, resulta preocupante el incremento en las agresiones hacia policías a tal grado que ya han solicitado se les permita portar un arma en sus días de descanso, sin olvidar que aún hay municipios donde no hay corporaciones municipales y las fuerzas de seguridad han tenido que ser suplidas con la presencia de elementos de la Guardia Nacional.
Más recientemente, Guadalupe se ha convertido en tierra de nadie, pese a que en este municipio se encuentra la base de la Secretaría de Seguridad Pública y de la 11va Zona Militar, y mientras el alcalde Julio César Chávez Padilla pierde el tiempo en su “biblioteca del profe Julio”, el alcalde de Fresnillo, Saúl Monreal Ávila, no quita el dedo del renglón e insiste todos los días en la urgente necesidad de atender el grave problema de inseguridad que vive El Mineral.
Pero tal parece que el secretario de Seguridad, Adolfo Marín, recurre a la “operación avestruz” como el resto del gabinete estatal y nadie da la cara. Mucho menos en la Federación, pues desde aquella visita presidencial en noviembre pasado, tampoco se ha visto un cambio sustantivo y lo que muestra la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana es prueba de que la percepción de inseguridad se mantienen en los niveles más altos en la entidad y respecto al resto del país.
Sin embargo, llama la atención que las propias cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dan cuenta de que en materia de homicidios dolosos, hacia diciembre del año pasado se redujo la incidencia en Zacatecas y aumentó la estadística en Jalisco.
Y aunque la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes supera por mucho a la de estados vecinos, no hay que perder de vista que la reducción de la incidencia en Zacatecas impacta en el vecino estado de Jalisco.
Lo cierto es que en las demás entidades que integran la región Centro Occidente aún existe la preocupación por el llamado “efecto cucaracha” y así lo han expresado los gobernadores de Jalisco y Aguascalientes, Enrique Alfaro y Martín Orozco.
El miedo no anda en burro, pues tal parece que la política de “abrazos, no balazos” no ha sido suficiente para hacer frente a los diferentes grupos criminales. Y más recientemente hay indicios del cambio en la estrategia nacional de seguridad para “militarizar” al país desde la Guardia Nacional.
Ya lo había advertido la senadora Claudia Anaya: esta policía civil de carácter nacional en teoría debería atender los delitos federales, pero la corporación está integrada por elementos de la extinta Policía Federal y la división de caminos, y en mayor medida por elementos castrenses que responden más a un mando militar. Y todo indica que recientemente los elementos civiles están siendo desplazados por elementos militares.
Así lo demuestra un reportaje de Animal Político, que indica que al menos en 12 entidades el control de las carreteras y aeropuertos ha pasado a manos de elementos militares que pertenecen a la Guardia Nacional, relevando a expolicías federales.
No solo eso, Zacatecas estaría en la última de tres etapas en este cambio en la estrategia de seguridad, lo que también revela el orden de prioridades de Palacio Nacional en la materia y que dista mucho de lo que pretende vender la nueva gobernanza.
Pero en medio de toda esta situación, hay una laguna importante de información: ¿cómo vamos en la atención a víctimas? Porque los números que ofrece la estadística fría también corresponden a personas que tenían una vida (sin importar que estuvieran inmersos en actividades delictivas), con familias. Y no olvidemos a los desplazados en comunidades de Jerez o Valparaíso, a quienes han violado sus derechos humanos.
Y sin embargo, la Comisión de Atención a Víctimas sigue acéfala, con un presupuesto y personal limitado, insuficiente para abarcar la magnitud del problema, ya no digamos desde la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas. ¿De verdad vamos en la ruta correcta o ya nos “encomendamos a Dios”?
¿Constructores comprometidos con Zacatecas?
Esta semana se votará por la renovación de la Presidencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) delegación Zacatecas y el grupo en el poder, de la mano de su presidente Pascual González Ramírez, insiste en perpetuarse en las decisiones del gremio.
Para muestra, un pronunciamiento que circuló este lunes en las redes sociales donde acusan a otros constructores de “sacar beneficio personal, mostrando animadversión hacia lo ya establecido, y a los lineamientos de gobierno del estado”.
En el pronunciamiento agregan que “su filia y ambición política rebasa la sana y transparente idea que tenemos los constructores de verdad, los que durante años hemos estado al pie del cañón”.
Y recuerdan que “los fantasmas del pasado siguen presentes por doquier, esos mismos grupos que se resisten al cambio y a la transformación, siguen operando en favor de causas perdidas. El dolo no debe formar parte del material con el que se construye Zacatecas”.
Claro, porque la nueva gobernanza no tiene nada de eso, al contrario, no solicita moches ni diezmos, todo lo licita (y se encuentra público en la Plataforma Nacional de Transparencia), no tiene “constructoras favoritas” y la planilla que encabeza Luis Marcelo Delgado Ayala estará libre de culpa una vez que se bañe en las aguas de la nueva gobernanza.
Por si no fuera suficiente, en el pronunciamiento se apela a “meditar bien y recordar los logros obtenidos como gremio”, logros de los que se han beneficiado solo unos cuantos. Baste recordar las irregularidades del programa de vivienda en la Secretaría de Desarrollo Urbano (SEDUVOT) que ameritó al menos siete denuncias penales por sendas irregularidades bajo la gestión del entonces titular, Ismael Solís Mares, otro constructor con una cola muy larga.
¿Quién se quedará finalmente en la presidencia de la CMIC Zacatecas?
Nos encomendamos a Dios. No hay de otra. La comisión de atención o víctimas o mejor dicho las dos comisiones están re fritas una sin jefe o comisionado y otra con un comisionado que salta cada tres años de comisión sin hacer nada en atención a las víctimas. Creo se llama Everardo o Gerardo, ni sé, pero un inútil de primera.