Desde el cambio de administración, en Zacatecas no se ha instalado el Consejo Estatal de Salud, como lo establece la Ley de Salud del Estado de Zacatecas y que en el quinquenio pasado coordinó las estrategias y acciones a emprender para contener y prevenir el avance de la pandemia por el COVID-19.
En lo que va de la nueva gobernanza se han registrado en Zacatecas 4 mil 505 casos positivos del SARS-CoV2, 285 defunciones y 6 mil 193 personas recuperadas. Y aunque las cifras no parecerían tan graves en comparación con el acumulado de casos, sí resultan preocupantes si se toma como referencia los primeros cinco días de este año que comienza.
En lo que va del 2022 ya se han registrado 1 mil 244 contagios de COVID-19, 7 defunciones y 42 personas recuperadas. Tan solo el número de contagiados en los últimos cinco días representa casi uno de cada tres (27.6%) casos en lo que va de la nueva gobernanza.
Evidentemente el periodo vacacional y las fiestas decembrinas influyeron bastante para que el virus circulara libremente, en gran parte debido a la irresponsabilidad de quienes relajaron las medidas de prevención, pero tampoco hay que olvidar la responsabilidad del gobierno en turno para generar las medidas de contención y prevención.
Por eso no es raro que con el incremento alarmante de casos positivos, con cifras récord en los últimos tres días, muchos se pregunten: ¿y dónde está el secretario de Salud, Uswaldo Pinedo Barrios?
Porque eso de ser al mismo tiempo líder sindical del sector salud y secretario del área en el estado ha de ser harto cansado. Tal vez por eso no se han coordinado campañas de difusión adecuadas para la prevención de contagios, y tampoco ha tenido tiempo de solicitar la instalación del Consejo de Salud a fin de tomar acciones urgentes que desaceleren el ritmo de los contagios.
Desde la nueva gobernanza solo tuvieron la brillante idea de emitir una circular firmada por la secretaria de Administración, Verónica Yvette López de Lara, con instrucciones que todas las dependencias del Gobierno del Estado deben seguir al pie de la letra: uso de cubrebocas y gel antibacterial, colocar tapetes sanitizantes, lavado de manos, evitar aglomeraciones y mantener la sana distancia.
Claro, como es periodo de recaudación de impuestos, la nueva gobernanza que día y noche se duele por el desastre que le heredaron no se puede permitir restringir los horarios ni accesos a los edificios públicos, mucho menos coordinar con la Secretaría de Finanzas la implementación de trámites digitales a fin de reducir no solo las aglomeraciones y largas filas para pagar impuestos, sino también evitar posibles actos de corrupción.
Pero estas solo son medidas para la burocracia. A los zacatecanos, como dice el Rey del Acordeón, que nos lleve el Diablo, porque con el gremio de transportistas no hay titular de la Secretaría General de Gobierno que genere el acercamiento para reducir la capacidad en cada unidad y así evitar contagios.
Tampoco se ve titular de la Secretaría de Economía estableciendo acuerdos con las cámaras empresariales y diferentes gremios de la economía local para adecuar sus espacios y horarios en el mismo sentido.
Ni hablar de titular de la Secretaría de Turismo que establezca un plan de prevención en el sector de la industria sin chimeneas, esa que dicen dejó en diciembre pasado una derrama económica superior a los 36 millones de pesos.
¿Y qué decir de titular de la Secretaría de las Mujeres para elaborar un protocolo de atención a mujeres víctimas de violencia en caso de tener que regresar a las medidas de confinamiento?
Mucho menos se puede esperar titular de la Secretaría de Educación que analice la pertinencia de regresar a clases en un formato híbrido o a distancia, considerando que entre los recientes contagios y defunciones hay muchos menores de edad, incluyendo recién nacidos.
Ni siquiera se ha podido instalar la Red Zacatecana de Municipios por la Salud, un organismo desde el cual se establece la coordinación con los 58 municipios y que en el pasado permitió contener un avance desproporcionado de la pandemia.
La nueva gobernanza hoy le juega al Tío Lolo con la salud de los zacatecanos, pues aunque el semáforo epidemiológico esté en verde para nuestro estado, no hay que olvidar que cada entidad tiene la facultad para declarar alerta en semáforo naranja, amarillo o rojo.
Tampoco se puede dejar de lado una advertencia que ya habrían hecho los diputados del Grupo Plural: el Presupuesto de Egresos 2022 no incluye los recursos suficientes para hacer frente a una cuarta ola de contagios, mucho menos una posible quinta ola ante otra variante del virus con más mutaciones.
De por sí, no se han visto resultados palpables en materia de seguridad, ahora habrá que agregarle una nueva crisis sanitaria que sin duda repercutirá en la economía. ¿Y la inflación?, ¿y la pérdida de empleos?, ¿y las cargas tributarias que no perdonan? Habrá que preguntarse qué porcentaje de sus ingresos destinarán las familias a la atención de su salud, porque seguro no se compensará con el aumento al salario mínimo.
Ya ni siquiera se puede hablar de malas decisiones, porque la nueva gobernanza no ha tomado decisiones para contener la pandemia. Y para muestra, según el Informe Técnico Diario de la Secretaría de Salud Federal, Zacatecas es la sexta entidad con la mayor tasa de casos activos por cada 100 mil habitantes, solo por debajo de Baja California Sur, Ciudad de México, Quintana Roo, San Luis Potosí y Yucatán.
¿Y qué dice el gobernador David Monreal al respecto? Pónganse el cubrebocas… ¡Primero que lo utilice él!
Rupturas en la Legislatura
Tan mal obró la diputada Imelda Mauricio Esparza, coordinadora del Grupo Parlamentario de MORENA y presidenta de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, en el caso del despido arbitrario del director de Administración y Finanzas, Álvaro Puente Ruvalcaba, que incluso su propia bancada le corrigió la plana.
Y es que saltándose toda normatividad, la diputada pretendía imponer en esa dirección a Ana Bertha Luna Quintero, un perfil palomeado por la nueva gobernanza. Pero se topó con pared porque esa decisión recae en el pleno y requiere de mayoría calificada para poner y para quitar funcionarios de la Legislatura.
Su error fue tan grave que diputados de todas las fracciones, incluyendo MORENA, ya planean destituirla como presidenta de la CRICP, pero también como coordinadora de su grupo parlamentario. Así como en la nueva gobernanza, también en la 64 Legislatura se va desgranando la mazorca. ¡Qué chimba!