Para la nueva gobernanza, fue un 8 de marzo entre desayunos, flores, conferencias impartidas por hombres y simulación de compromisos genéricos que en ningún caso atienden a las verdaderas demandas de las zacatecanas.
En algo que llamaron “Pacto por las Mujeres Zacatecanas”, el gobernador David Monreal firmó muy sonriente ocho “compromisos” para trabajar en favor de este sector de la población:
- Trabajar en conjunto para que cada vez más mujeres se integren a la función pública.
- Promover el uso de los recursos públicos con enfoque de género.
- Promover que mejoren las condiciones laborales de las mujeres en el estado y eliminar en el ámbito público y privado la brecha salarial entre hombres y mujeres.
- Promover un enfoque con perspectiva de género a las políticas públicas y programas de las dependencias a cargo del estado.
- Ayudar a que los programas sociales de apoyo al campo y al desarrollo económico dirigidos a mujeres lleguen a las que más lo necesitan.
- Adecuación de los espacios de atención y mejora de los mecanismos de vigilancia, en distintas regiones del estado, que garanticen el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
- Incrementar y crear nuevos programas de capacitación continua para mujeres y garantizar que llegue a colonias, barrios y comunidades a efecto de ayudar a su desarrollo integral en el ámbito educativo, económico y social.
- Creación de programas con perspectiva de género que impulsen la participación de las mujeres en el deporte, así como promover la educación y la cultura de prevención de la salud en todo el estado.
Con estos ocho puntos, queda claro que la nueva gobernanza parte sin un diagnóstico sobre la situación que viven las zacatecanas, y vaya que hay estudios serios y numerosas estadísticas que permiten conocer de primera mano cuáles deberían ser las prioridades a atender en Zacatecas respecto a las mujeres.
Se trata de “compromisos” genéricos que, por una parte, ya se incluyen en el Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027 y en las reglas de operación de varios programas para el ejercicio fiscal 2022; y por otra parte, a ello le obliga la Constitución y diversas leyes en la materia.
El evento, más que un verdadero compromiso, se trató de otra simulación de la nueva gobernanza, pues en el ala principal del Museo Rafael Coronel se rodeó de las mujeres que integran no solo el gabinete, sino la administración pública estatal y la delegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles.
Nada de ciudadanas que representaran a los diversos gremios de la sociedad, por lo que era de esperarse varias rondas de aplausos de quienes propusieron lo mismo que estarán obligadas a realizar en la administración pública. Algo similar a lo que se vive en los informes de gobierno: una burocracia que aplaude un informe con lo mismo que redactó la propia burocracia, sin espacio para la retroalimentación con la ciudadanía.
Los “compromisos” incluidos en el Pacto son fácilmente rebatibles y tan frágiles como la masculinidad, porque confunden “perspectiva de género” con igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, cayendo en el lugar común que ha caracterizado a la demagogia barata.
Cierto es que hoy existen 11 mujeres al frente de secretarías de Estado, así como en 17 de las 18 unidades de administración, pero el hecho de que sean mujeres no garantiza que no ejerzan violencias en contra de otras mujeres, como se ha demostrado con tantos testimonios, o que realmente contribuyan a mejorar la administración pública, desmintiendo eso de las “cuotas y cuates”.
Más parece que la nueva gobernanza tiene mano tibia contra la delincuencia que violenta a las mujeres, y una mano muy caliente para otros menesteres.
El “mansplaining” del Cepillo
También a propósito del 8 de marzo, la Legislatura fue escenario de diversos posicionamientos en torno al Día Internacional de la Mujer, como el de la diputada Gaby Basurto, quien hizo hincapié con cifras y datos oficiales en las diferentes violencias que vulneran a las mujeres y como representante de este sector, pidió a sus homólogos de la 64 Legislatura sumarse a un llamado al gobernador David Monreal para atender estos factores.
El llamado pareció no agradar al diputado José Luis Figueroa Rangel, quien secundado por el diputado Armando Delgadillo, pretendía darle instrucciones a la diputada Gaby Basurto sobre cómo debería ser la lucha feminista y hasta cómo deberían ser sus manifestaciones públicas.
Vaya, hasta tuvo la osadía de cuestionar que las diputadas de todos los bloques no podían ponerse de acuerdo en una agenda común en favor de las mujeres. Lo dice quien aprovecha cada ocasión para votar iniciativas con una abstención. A los tibios, ni Dios los quiere, y menos a los hombres que pretenden decirle a las mujeres cómo deberían comportarse las mujeres. Aquí lo dijimos: calladitos se ven más bonitos.
Por cierto, en la sesión de este martes, diputadas de todas las bancadas emitieron un pronunciamiento con motivo de esta fecha, recordando algunos casos de mujeres que perdieron la vida como un ejemplo de que en Zacatecas no está garantizada la seguridad para las mujeres, que sigue siendo un tema prioritario y la principal demanda de las zacatecanas.
Solo que el discurso se cae cuando muchos todavía recuerdan la infame votación del nuevo magistrado…