No bastó el duro reclamo que hiciera la madre de Frida Sofía Murillo Raygoza, desaparecida desde el 11 de febrero, ante la falta de acciones para dar con el paradero de su hija. Tampoco fue suficiente el amago de incendiar las puertas de la presidencia municipal, o el hallazgo de cuerpos sin vida en los últimos días, o las fichas de búsqueda de Selena Reyes, Lizbeth Liliana Ramos, Bertha García, Ana Karen Manríquez, Martha Cecilia Banda y de más personas desaparecidas recientemente en el Pueblo Mágico de Jerez.
Tampoco pareció suficiente que las candidatas a reina del Carnaval: Diana, Blanca, Karla, Samy y Kenya, se bajaran de la contienda y decidieran no participar debido a la violencia que se vive en este municipio y en solidaridad con las víctimas. Al final, el Carnaval se quedará sin reina y sin corona.
No fueron las únicas en mostrar su rechazo a las festividades en Jerez. Después de un consenso con padres de familia, la escuela primaria «Benito Juárez» (quizá la más grande en este municipio) también declinó su participación en el desfile del Carnaval debido a la incertidumbre sobre la seguridad y la integridad de los alumnos ante la ola de violencia.
Y aún hay más. El Club de Autos Clásicos y Antiguos «Nostalgia de Jerez» hizo lo propio y decidió no participar en las festividades, como tampoco la Banda La Auténtica ni el grupo Código Inicial.
Resulta que el exhorto presentado por el grupo parlamentario del PRI esta semana para que el Ayuntamiento de Jerez cancele las festividades en este Pueblo Mágico sí tenía razón y se fundaba en un sentido reclamo de los jerezanos que a gritos exigen seguridad, mucho más que «pan y circo».
Porque si algo tiene claro la población es que no habrá reactivación económica si no hay condiciones para que los negocios prosperen. Y la masacre ocurrida en el bar El Venadito, así como las recientes fichas de búsqueda de personas desaparecidas, son la prueba contundente de que Jerez hoy es pueblo sin ley y sin gobierno.
Pero todo lo anterior parece no haber hecho mella ni ablandado el corazón de quien se dice alcalde: Humberto Salazar. Con sonrisa socarrona, salió en mensaje videograbado y difundido en redes sociales a expresar su «consternación» por los hechos registrados recientemente, pero la fiesta va porque va.
A unas horas del evento programado para la coronación de la reina del Carnaval, el alcalde señaló que «se están realizando las gestiones necesarias para el refuerzo de la seguridad«. ¡Válgame! Ya tenían la fiesta en puerta cuando apenas iban a gestionar que hubiera las condiciones de seguridad para llevar a cabo los eventos. ¡Unos genios!
Y por si no fuera suficiente, todavía remató: «Mi esfuerzo permanente está enfocado en escuchar a la población y atender sus necesidades, aunque no esté en nuestras manos poder ofrecer una solución inmediata«. Pues las familias desplazadas de Sarabia, El Durazno y otras 10 comunidades siguen esperando ser escuchadas, al igual que las víctimas de la Mesa Estatal de Construcción de Paz. Y que no se olvide que es suya la facultad de llamar a las instancias correspondientes para brindar la seguridad que tanto exige el pueblo jerezano.
Ah, pero claro, es que para Humberto Salazar «bisnes son bisnes» y por eso la insistencia en celebrar las festividades «atiende a la petición constante de los comerciantes, artesanos y prestadores de servicios para evitar mayores afectaciones a la economía municipal«. Solo faltó decirles que sin condiciones de seguridad adecuadas, tendrán más pérdidas que ganancias y quedará lejos, muy lejos, la tan anhelada reactivación económica en la que se escucha el alcalde.
Al final, como dice el dicho: «no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre«.
Una justa exigencia
Este fin de semana comienza en Zacatecas el desfile de las «corcholatas» de MORENA a la Presidencia de la República, y lo hace precisamente con un zacatecano: el senador Ricardo Monreal, quien estará este sábado en la Plazuela Miguel Auza, a partir de las 11 de la mañana, en un mitin para promover su aspiración a la candidatura a la presidencia.
En este evento, los zacatecanos tendrán la oportunidad de reclamarle por haber impuesto como alcalde del Pueblo Mágico de Jerez a su compadre Humberto Salazar, el más indolente que haya conocido la historia de Zacatecas, que a pesar de las masacres ocurridas en su municipio, ni ve, ni oye, aferrado a celebrar el Carnaval, la Jerezada y la Feria de la Primavera.
Los zacatecanos también tendrán la oportunidad de reclamarle al senador por haber impuesto en la gubernatura a su hermano David Monreal, el más indolente que haya conocido la historia de Zacatecas, que ni ve, ni oye, ni toma las riendas de un estado en llamas excusándose en «herencias malditas» que también llevan el apellido Monreal.
Los zacatecanos también tendrán la oportunidad de reclamarle a Ricardo Monreal por su falta de solidaridad con los desplazados de Jerez, de Valparaíso, de Río Grande y de tantos y tantos municipios afectados por la violencia.
Y reclamarle también por su falta de solidaridad con pensionados y jubilados del Issstezac que siguen esperando que se cumplan las sentencias judiciales para recibir el pago de su aguinaldo de 2021 y 2022.
Reclamarle por su falta de solidaridad con el magisterio, que sigue padeciendo la incapacidad de una secretaria de Educación fantasma.
Reclamarle por su falta de solidaridad con las tantas y tantas vítcimas de la Mesa Estatal de Construcción de Paz, con los familiares de personas desaparecidas y no localizadas, con los establecimientos que han tenido que cerrar sus puertas por la quiebra financiera o la violencia que se manifiesta en cobros de piso.
Por encima de todo, los zacatecanos tendrán oportunidad de reclamarle al senador Ricardo Monreal por seguir utilizando a Zacatecas como moneda de cambio por las ambiciones de una familia. Unos le llamarían boicot. Para otros sería una exigencia de justicia. Ya basta de cacicazgos.
Juicio político a secretaria «fantasma»
Finalmente, y después de tantas excusas, sesionaron las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y la Jurisdiccional, donde se esperaba la comparecencia de la secretaria de Educación, Maribel Villalpando.
Y como se esperaba, la funcionaria tampoco asistió. Eso sí, presentó un oficio justificando su ausencia «por temas de salud», aunque no envió algún justificante médico oficial.
Lo importante de esta sesión de comisiones unidas es que, ante la reiterada negativa a comparecer ante el Poder Legislativo, se determinó continuar con el proceso que se sigue en su contra y que derivaría en un juicio político, la destitución del cargo y una multa económica o bien, de contar con el respaldo suficiente entre los diputados, no proceda ninguna medida sancionatoria.
Lo último sería lo más grave, pues enviaría un claro mensaje de que el «gobierno de la transformación» puede estar por encima de la ley, sin consecuencias. ¿Qué dirá el magisterio?