Si con Gilberto Breña Cantú los Servicios de Salud de Zacatecas ya enfrentaban serios problemas, especialmente durante la pandemia por COVID-19, con la llegada del «gobierno de la transformación» las cosas no pintaron mejor, sobre todo desde la designación del líder sindical Uswaldo Pinedo Barrios al frente de la dependencia.
Aún sigue sin aclararse su presunta intervención en la asignación de plazas por «favoritismo» para la operación del Hospital de la Mujer en Fresnillo una vez que este funcionaría en el esquema del IMSS-Bienestar y que sigue en espera de especialistas para estar al 100 por ciento.
Esa opacidad en su momento derivó en la toma de las instalaciones a manos de integrantes de la Sección 39 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) que hoy encabeza (nuevamente) Norma Castorena Berrelleza, también secretaria general del Comité Directivo Estatal del PRI, lo que sin duda también ha llevado a politizar el manejo de la salud pública en Zacatecas.
El más reciente desencuentro ha sido la protesta de trabajadores del Hospital General de Zacatecas, quienes exigen la destitución del director Mario Rodríguez Herrera y de la administradora del hospital, Crucita Ávalos Rivera, no solo por abuso de autoridad y hostigamiento, sino también por ser los presuntos responsables de las carencias en el nosocomio, sobre todo la falta de medicamentos, equipo médico e insumos para realizar su trabajo.
La confronta llegó a tal grado que trabajadores de la salud tomaron las instalaciones del Hospital General de Fresnillo de manera pacífica, mientras el «gobierno de la transformación» pretendía crear un infiernito innecesario en este conflicto al difundir un video del director del hospital, Vladimir Hernández, acusando agresión física en su contra por parte de Norma Castorena, Efrén Berumen, José Antonio Flores y otros agremiados, cuando las evidencias mostraban que apenas y lo habían tocado. ¡De risa loca!
Sin embargo, los problemas que acusan trabajadores de la salud van más allá de una sola unidad, empezando por el titular de Salud, quien ante medios de comunicación (y presionado por las protestas) admitió que desconocía varias de estas carencias, incluyendo equipo médico que estaba ahí almacenado, sin ser utilizado porque no se había puesto a disposición de las unidades médicas.
Más pronto que tarde, el «gobierno de la transformación» envió sendo comunicado informando que esta administración «reconstruye» los Servicios de Salud con la entrega de un nuevo arco en C (fluoroscopio) al Hospital General de Jerez, sin olvidar el gastado discurso de las «herencias malditas»:
«Pese que al inicio de la Administración del Gobernador David Monreal Ávila, en la Secretaría de Salud (SSZ), se recibió una infraestructura carente de mantenimiento y equipos médicos obsoletos, desde el primer día, la instrucción fue trabajar en su mejoría para garantizar el bienestar de la población y brindar atención de calidad en todo el estado«.
¡Qué joya de mentira! Porque ese discurso de la taquería de Comunicación Social se cae muy fácilmente al revisar los informes contables trimestrales de los Servicios de Salud de Zacatecas, disponibles para consulta pública en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), al menos los que están disponibles, pues también en materia de transparencia hay tremendo cochinero…
Lo que revelan las notas a los informes contables es que el saldo de inventarios en almacenes de los Servicios de Salud ha ido en aumento de manera considerable, lo que significa que sí hay medicamentos y equipo médico suficientes para operar el sistema de salud, pero permanece en bodegas, ahí guardado, mientras la salud de los zacatecanos se deteriora cada día ante la indolencia de las autoridades que no han sabido o no han querido distribuir todo eso que permanece almacenado.
Al inicio de esta administración, por ejemplo, se contabilizaban hasta 435.5 millones de pesos en insumos inventariados, de los cuales 357.67 millones correspondían únicamente a productos químicos, farmacéuticos y de laboratorio. Pero según el último informe contable, estos inventarios alcanzaron casi 770 millones de pesos en el primer trimestre de este año, de los cuales 660 millones eran productos químicos, farmacéuticos y de laboratorio.
Y aún hay más, porque en la distribución de estos inventarios, vaya que hay tremendo problema cuando en el Almacén central históricamente no se superaban los 200 millones de pesos en insumos, mientras en el primer trimestre de este año estos inventarios superaron los 320 millones de pesos mientras se acercaba su fecha de caducidad.
Muy rara también la dinámica del INSABI, pues al inicio del «gobierno de la transformación» tenía un saldo de casi 110 millones de pesos en inventarios, y en el último informe de este año esos saldos ya habían alcanzado los 311 millones de pesos.
Todo lo anterior da cuenta de la incapacidad para distribuir todos los insumos necesarios que hoy demandan los trabajadores de la salud para realizar su trabajo, pues mientras en los consultorios y quirófanos se hacen garras para cumplir con lo mínimo indispensable en los servicios de atención médica (y eso aún está en duda), en los almacenes esperan empolvándose medicinas, aparatos y equipos médicos, instrumentos y demás productos indispensables para ofrecer ese servicio de salud como en Dinamarca.
Miente el «gobierno de la transformación» cuando asegura que desde el inicio de la administración se ha trabajado para mejorar el sistema de salud en el estado, pues la información pública disponible demuestra que poco o nada se ha hecho al respecto e incluso hay visos de posible desvío de recursos en una «estafa de la salud».
Según el portal de la Secretaría de la Función Pública (SFP), en lo que va de esta administración se han realizado al menos 10 licitaciones públicas enfocadas en abasto de insumos, equipo médico, servicios de salud o de mantenimiento preventivo y correctivo; licitaciones entre las cuales algunas fueron declaradas desiertas, sobre todo para adquirir equipo médico como el citado arco en C cuyo fallo (en segunda vuelta) se dio el pasado 15 de diciembre de 2022, pero apenas esta este viernes se informó de su puesta en operación en el Hospital General de Jerez. Nada más medio año de retraso.
Lo interesante es que, en materia de transparencia, los Servicios de Salud de Zacatecas muestran tremendo cochinero en sus reportes de licitaciones y adjudicaciones directas que es un dolor de cabeza analizar su información pública disponible en formato de datos abiertos, considerando la duplicidad de registros y el pésimo desglose de la información que lleva a conclusiones irreales.
Tan solo por poner un ejemplo, en el cuarto trimestre del 2022 se reportan adquisiciones por adjudicación directa por más de 4 mil 596 millones de pesos distribuidos en 2 mil 428 registros de adquisiciones; sin embargo, el presupuesto total del 2022 para los Servicios de Salud de Zacatecas apenas superó los 4 mil 413 millones de pesos. Las cifras no cuadran, ¿verdad? Y eso que hablamos de un solo trimestre.
Eso sí, también en los Servicios de Salud de Zacatecas hay casos de empresas favorecidas con adquisiciones por adjudicación directa en compras fraccionadas para evitar las licitaciones, y tampoco es que tengan un buen historial.
De hecho, se presume que son «empresas fantasma», como el caso de Intermet SA de CV, una de las que acumularía el mayor número de registros para la contratación de «pruebas de laboratorio». Sin embargo, dicha empresa está ligada al corporativo Impromed SA de CV, que ya había sido sancionado por la Federación con una inhabilitación e incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió a éste de manera negativa por sus prácticas monopólicas, lo que no evitó su millonaria contratación en el gobierno de Jalisco que encabeza Enrique Alfaro.
Y otra de las empresas favoritas del «gobierno de la transformación» es Osteo Scope SA de CV, de la cual también hay numerosos registros de adquisición de insumos médicos en la PNT, pero cuyo domicilio fiscal coincide con un local no más grande que una sucursal de Farmacias Similares. Y hablamos de millones de pesos en compras fraccionadas.
Más que el director y la administradora del Hospital General de Zacatecas, mucho deberá explicar quien fuera coordinadora Administrativa de los Servicios de Salud de Zacatecas, Leticia Quiroz, a quien recientemente cambiaron de adscripción a la Secretaría de Seguridad Pública y quien ya había pasado por la coordinación Administrativa de la Jefatura de Oficina del Gobernador, pero a quien han movido una y otra vez de área una vez que se han detectado prácticas poco éticas en el manejo del recurso público. Y se dice que es cercanísima de la tesorera del Senado, Maricarmen Salinas, quien aspira a una candidatura en el 2024.
¿La secretaria de la Función Pública, Humbelina Elizabeth López Loera, también actuará con mano dura contra la corrupción del «gobierno de la transformación», o sólo fueron palabras al aire, como promesa de campaña?