Como prometer no empobrece, desde campaña David Monreal y sus huestes nos pintaban un panorama casi casi apocalíptico para Zacatecas en caso de que la tercera no fuera la vencida y otra vez le ganaran la gubernatura.
De hecho, muchos recordarán aquel evento en el teatro Calderón en mayo del 2021, arropado por una veintena de senadores, donde su hermano el senador Ricardo Monreal entre broma y broma se preguntó por qué David quería ser gobernador. Y luego se fue como hilo de media en un recuento de las finanzas críticas que enfrentaría en caso de llegar a la gubernatura.
David Monreal sonreía con toda la mazorca escuchando los aplausos que le dirigían los presentes, sin entender del recital de cifras y cuentas alegres que exponía el senador, como la deuda a corto plazo por 2 mil 648 millones de pesos que le sería heredada, pasivos contingentes por 188 millones de deuda del CECYTEZ; 476.6 millones en el COBAEZ; 476.4 millones del ISSSTEZAC; 850 millones de deuda a corto plazo; 207 millones por el Impuesto sobre la Renta; 225 millones en fideicomisos; 75 millones en pago a proveedores y contratistas, así como 150 millones de entes públicos.
Pero este «decálogo del terror», como lo bautizó Ricardo Monreal, no era la primera advertencia sobre el escenario que vivía Zacatecas. De hecho, David Monreal ya había dado un preámbulo en diciembre del 2020, cuando se editó su libro «Zacatecas: Una esperanza» en el que ofrecía un balance de los retos que enfrentaba la entidad para impulsar su economía.
Todo indica que ni él leyo su propio libro, si es que corrió de su pluma, pues desde que llegó a la gubernatura (que no es lo mismo que asumirla) esta «nueva gobernanza» o «gobierno de la transformación» o como quiera llamarse no ha sabido apuntalar los dichosos «ejes tractores» con los que se reactivaría la economía: campo, turismo, industria y minería.
Y como reza el dicho: «no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre», es precisamente el gobernador el responsable de nombrar a Rodrigo Castañeda Miranda al frente de la Secretaría de Economía, sin que a 23 meses de la actual administración se vean resultados tangibles en los dichosos «ejes tractores». Y eso que fue muy cuestionable (por decir lo menos) la gestión de su antecesor Carlos Bárcena Pous.
Porque a la fecha no se ven los resultados de las costosísimas giras del titular de la SEZAC y su fiel escudero Yanick Berchtold a Suecia, a Canadá o a Estados Unidos. El par más bien parece servirse del recurso público para hacer turismo institucional y hacer como que hacen. Y las consecuencias las padece un sector empresarial que, desesperado, hasta lanzó la campaña «Todos somos Zacatecas», sin que el gobierno atienda sus demandas.
El último descalabro (uno más) lo dio a conocer el Instituto Mexicano del Seguro Social con las estadísticas de empleo formal al mes de julio. Y para variar, Zacatecas no sale de los últimos lugares. De hecho, fue la cuarta entidad con menor crecimiento en el último año, pero a estas alturas de la administración ya es ganancia no seguir con números rojos en la mayoría de las actividades económicas.
No faltará en estos días algún boletín de la taquería de Comunicación Social para anunciar por enésima vez que Zacatecas tiene récord en empleos formales, pero la realidad es otra muy diferente a la que pretende pintar quien dirige la SEZAC y quien dice ser titular de la dependencia (que no es lo mismo). ¿Qué más se podía esperar en una secretaría que a estas alturas del año ya se agotó el presupuesto de la Subsecretaría de Desarrollo Artesanal?, ¿y en qué? Eso, ni Obama lo sabe.
Total, que en el último año, según cifras del IMSS, en Zacatecas se generaron 3 mil 872 empleos formales, muy por debajo del promedio anual del «quinquenio diferente», que le venía manejando números de casi 8 mil empleos formales por año, pero también del gobierno de su principal enemigo público Miguel Alonso, el de las «herencias malditas».
¿También sus antecesores son culpables de la incapacidad de Rodrigo Castañeda para reactivar la economía? Porque el año pasado Zacatecas cerró con una pérdida de 1 mil 233 empleos, y en lo que va de este año apenas se han generado 3 mil 570, sin tener clara una meta anual o sexenal en la materia en el Plan Estatal de Desarrollo. Bien dicen que lo que no se mide no se puede mejorar.
Ya se verá la machincuepa para desmentir que aunque el sector que más contribuyó a la generación de empleos formales en el último año fue el agropecuario, la mayoría de los nuevos empleos son eventuales, no plazas permanentes. Una tarea pendiente para el secretario del Campo, Jesús Padilla.
Y no hay que olvidar que el sector de la Construcción sigue en números rojos, con 750 empleos menos que hace un año, un tema que compete al secretario de Obras Públicas, Guillermo Carrillo; pero también a los titulares de la SEDUVOT y del INZACE (dos de las principales dependencias que inciden en la obra pública), Luis de la Peña y Laura Bermúdez.
Porque no son pocas las quejas del gremio de la construcción ante el retraso en las licitaciones (cuando las hay) o que los contratos más grandes se asignan a empresas foráneas. Así, menos condiciones hay para reactivar al sector.
Por cierto, ¿cómo va la construcción del C5i?, ¿ya echaron el colado o siguen esperando que la 64 Legislatura salga del marasmo y apruebe la solicitud para continuar la obra en el Cerro San Simón?, ¿y cómo vamos con el segundo piso o «viaducto elevado» en el bulevar?, ¿y en qué quedó el Platabús? Se verán muy bonitas las fotos de «primeras piedras» en el Segundo Informe de Gobierno.
Por si fuera poco, también se dieron a conocer las estadísticas de flujos de envío de remesas al primer semestre del año y Fresnillo resulta como el mayor receptor. Y antes de que sea «jueves de rolitas» para celebrar la noticia como un logro, no hay que olvidar que las remesas también son indicador del «bienestar y progreso», que al parecer no está llegando a donde debe en el municipio más poblado de Zacatecas.
¿A qué institución irán a reclamarle que sus datos no coinciden con la burbuja de la «nueva gobernanza»?, ¿o será que sus «ejes tractores» no eran más que carcachas para el fierro viejo?
Saludos don Heráclio