La Chiapas del Norte, otra vez

Cuando Gabriel Quadri calificó a Zacatecas como la «Chiapas del Norte», no faltaron las muestras de indignación por algo que, cada dos años, confirma el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en su medición multidimensional sobre la pobreza.

Dicha institución está obligada constitucionalmente a ofrecer tales estimaciones para que los gobiernos evalúen, diseñen y rediseñen sus políticas públicas en relación con indicadores sobre la pobreza, el bienestar económico y los derechos sociales de la población.

La última medición, dada a conocer este jueves, evalúa los avances y retrocesos durante el año 2022 y permite comparar los resultados obtenidos para los años 2020 (durante la pandemia por COVID-19), 2018 y 2016 (previo a la pandemia).

A nivel nacional, hay algunas políticas públicas que al parecer sí han incidido en la reducción de factores de vulnerabilidad para la población, como el hecho de que más de 5 millones de mexicanos salieran del espectro de la situación de pobreza entre el 2018 y el 2022, pese al impacto negativo que tuviera la pandemia en la mayoría de los indicadores evaluados para el 2020.

Sin embargo, muy lejos queda Zacatecas de la dinámica nacional a tal grado que para el año pasado se posicionó como la novena entidad con mayor porcentaje de población en situación de pobreza, con el 44.2% de su población (algo así como 725.7 mil personas), y sólo estuvo por debajo de Chiapas (67.4), Guerrero (60.4), Oaxaca (58.4), Puebla (54.0), Tlaxcala (52.5), Veracruz (51.7), Tabasco (46.5) y Campeche (45.1). ¿Estamos en condiciones de desmentir lo de «la Chiapas del Norte»?

Ya desde la medición anterior, en Lalalá News dábamos cuenta en diversos trabajos de análisis e investigación de que en el caso de Zacatecas, los llamados Programas del Bienestar no estaban llegando a los que menos tienen y eso se reflejaba en la agudización de vulnerabilidades para los sectores de menos ingresos, pero también en el fortalecimiento del grupo de personas que ni son pobres ni enfrentan alguna carencia social.

Ahora, según la última medición del CONEVAL, resulta que entre el 2020 y el 2022, poco más de 20 mil zacatecanos habrían dejado la situación de pobreza, pero fue el mismo número de personas que incrementó su situación de pobreza extrema.

Si nos vamos a los números pre-pandemia, habrían sido unos 69.7 mil zacatecanos que dejaron la situación de pobreza en los últimos cuatro años, sin embargo, poco más de 26 mil personas habrían engrosado al grupo en situación de pobreza extrema.

No es el único indicador con retrocesos. Ahí tenemos a la población vulnerable por carencias sociales (educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación), que aumentó en más de 18 mil personas en los últimos dos años, y en más de 46.3 mil personas en comparación con el 2018.

Eso sí, la población que ni es pobre ni es vulnerable aumentó en casi 8 mil personas en los últimos dos años, y se disparó a más de 55 mil zacatecanos en este espectro en los últimos cuatro años.

Lo anterior sugiere que los dichosos Programas del Bienestar están llegando a los sectores que enfrentan menos carencias y no están llegando precisamente a los que menos tienen. ¿Cómo llegar a esta hipótesis? Muy fácil: en dos y cuatro años habría variaciones a la baja en la población en pobreza extrema y aunque hubiera variaciones al alza en la población en situación de pobreza, significaría que es población que hoy enfrenta menos vulnerabilidades.

Pero el análisis del CONEVAL da para mucho más y revela un dato muy preocupante ya desde la pasada medición: el acceso a los servicios de salud. Como si no nos hubiéramos cansado del panismo que día y noche sale con la cantaleta del Seguro Popular y el fracaso del INSABI, esta última medición les da más razones para seguir con su cantaleta.

Porque en los últimos dos años hubo un incremento de 14.7 millones de personas que hoy no tienen acceso a los servicios de salud y la situación ha llegado a tal grado que prácticamente cuatro de cada 10 mexicanos se encuentran en esta circunstancia, es decir, 30.3 millones de mexicanos más que en 2018.

Y en Zacatecas no cantan mal las rancheras (y no nos referimos al «jueves de rolitas), porque en los últimos dos años fueron casi 215 mil zacatecanos los que perdieron su acceso a los servicios de salud, y en cuatro años fueron casi 414 mil personas. Hoy, según las estimaciones del CONEVAL, hay más de 602 mil zacatecanos que carecen de acceso a los servicios de salud, el 36.7% de su población.

Así que muy lejos queda todavía esa meta de lograr un sistema de salud «como el de Dinamarca», luego del fracaso del INSABI y con un programa IMSS-Bienestar que no termina de arrancar.

Más lejos de la meta se encuentra Zacatecas, que lleva dos meses con trabajadores laborando bajo protesta ante las múltiples fallas del sistema de salud y la indolencia de un secretario de Salud que al mismo tiempo hace las veces de líder sindical.

Finalmente, mucho tendría que explicar la delegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles, luego de declarar que en lo que va de la 4T se han invertido más de 60 mil millones de pesos en Zacatecas en los dichosos Programas del Bienestar, pero que según la medición del CONEVAL no estarían llegando a los que menos tienen.

No se pueden quedar atrás quienes han pasado por el despacho de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL): un tal «Zuñi» y el actual titular, Sergio Casas. Porque de que hay que cambiar el rumbo en las políticas públicas, de eso no hay duda. Hasta entonces podremos hablar de «bienestar y progreso» para los zacatecanos.