Y a su barcó no precisamente le llamó «Libertad» y mucho menos encontró gaviotas en el cielo, porque huyendo del recinto legislativo lo que llovieron al gobernador David Monreal fueron reclamos airados por el desastre en el campo zacatecano.
Lo que sería una una sesión solemne con motivo de la inscripción en letras doradas de la leyenda «2023, año del bicentenario del Heroico Colegio Militar» en el Muro de Honor del Legislativo, terminó en otro episodio cómico-mágico-musical de la «nueva gobernanza», que ya se va acostumbrando a eso de emprender la graciosa huida de los lugares donde no aplauden (es que no invitan al alcalde ojocalentense Daniel Martínez).
Lo importante es que después del desaire del 8 de septiembre, cuando envió al secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes, como su representante ante el Legislativo para hacer entrega de su segundo informe de labores, David Monreal por fin se apersonó en este recinto en compañía del magistrado Arturo Nahle, presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas, para cumplir con un acto protocolario y luego demostrar (es sarcasmo) que «quiere bien mucho» a los zacatecanos.
Porque mientras se desarrollaba el acto solemne en el pleno legislativo, decenas de campesinos arribaban al recinto para protestar por la falta de apoyos para enfrentar las consecuencias de una sequía extrema que ya se acerca a los niveles que se tuvieron hace una década.
La diferencia es que en aquel entonces, en los gobiernos de las «herencias malditas», sí se habían contratado seguros catastróficos y se habían tramitado y emitido en tiempo y forma las declaratorias de emergencia para que los apoyos fluyeran.
Hoy, para la «nueva gobernanza» es mayor prioridad la rifa de 400 tractores que atender la emergencia que vive el campo zacatecano, ese que «es solución y no problema«. Y lo peor es que al gobernador David Monreal poquito, muy poquito le faltó para invitar a resignarse y encomendarse a Dios para que el próximo año le vaya mejor a los productores, luego de declarar que este año hay que darlo por perdido.
Para ser de Puebla del Palmar, al gobernador David Monreal le falta mucho, pero mucho pueblo. Y si lo fue, muy pronto se le olvidó de dónde vino y quién lo llevó a la gubernatura, sobre todo la gastada expresión «el campo es solución y no problema«, en una perorata que repite junto a Verónica Díaz Robles, delegada de Programas para el Desarrollo, quienes ni ven ni oyen ni atienden los reclamos de los campesinos. Y así lo demostraron este lunes en el recinto legislativo, cuando estando ambos presentes, se les olvidó eso de «ser pueblo».
El gobernador salió por «la puerta de atrás» (entiéndase el estacionamiento) cuando el recinto legislativo fue tomado por campesinos que se manifestaron para exigir apoyos frente a la sequía extrema que azota a la entidad.
Y para demostrar que el recinto legislativo sí es «la casa del pueblo», en el quinto piso se instaló una reunión para escuchar las demandas de los productores, una reunión en la que estuvieron diversos diputados, pero de la que se ausentaron David Monreal y Verónica Díaz.
Tampoco estuvo el secretario del Campo, Jesús Padilla, ni el «superman de la gobernanza» y «ajonjolí de todos los moles», Rodrigo Reyes. Únicamente se habrían presentado el titular de la oficina de representación de la SADER, José María Llamas Caballero, y la subsecretaria de Concertación Política y Atención Ciudadana, Julia Olguín.
¿En qué dimensiones se encuentra el problema de la sequía en Zacatecas? Baste revisar los últimos informes de la CONAGUA, que dan cuenta de más de 40 municipios con sequía moderada a severa, y ante la falta de lluvias y la poca captación de agua en las presas del estado, en las pocas superficies tecnificadas por supuesto que se incrementan los costos de la energía eléctrica en los pozos de riego, así que el reclamo de los campesinos es que las autoridades simplifiquen los trámites para renovar los subsidios.
Porque eso de la declaratoria de emergencia, ni hablar. Así que ahí se segurián sumando los llamados, ya no sólo los de diputados locales, porque ahora se monta en el barco (y no precisamente llamado «Libertad«) la senadora Soledad Luévano, quien a través de sus redes sociales informó que este lunes presentó un punto de acuerdo en el Senado para que la Federación emita la llevada y traída declaratoria de emergencia.
Pero que tampoco sea farsante, porque en el pleno del Senado apenas tendrán sesión este martes. De hecho, en la Gaceta Parlamentaria de este 26 de septiembre apenas se publica la solicitud para integrar dicho punto de acuerdo en el orden del día. Así que ni siquiera sabemos si una vez presentado, contará con el voto de respaldo de su propia bancada.
Si así miente descaradamente, ¿usted cree que está «en conversaciones con senadores de los estados vecinos que también están sufriendo las consecuencias de esta sequía» para «exigir que en el presupuesto del próximo año se destine una partida especial para afrontar esta grave problemática«? Y esos son los representantes populares que buscan repetir en el cargo en el próximo proceso electoral.
Pues luego del desaguisado en la Legislatura, lo más inteligente que pudo hacer la «nueva gobernanza» es informar de los avances en la construcción del nuevo C5 en el Cerro San Simón, en Guadalupe, cuya donación al Gobierno del Estado de Zacatecas no ha sido autorizada aún por los diputados locales.
Como si nuestros legisladores fueran los responsables de las manifestaciones de los campesinos que hicieron que el gobernador David Monreal emprendiera la graciosa huida.
Tampoco es que nuestros diputados locales estén en lo que deben estar, pues una vez concluida la sesión solemne se dio paso a una sesión ordinaria que, a lo mucho, les dio para votar puntos de acuerdo y quedaron pendientes tantos y tantos asuntos, incluyendo las cuentas públicas de 15 municipios del ejercicio fiscal 2021 (destaca Guadalupe, con observaciones por más de 13.1 millones de pesos).
Eso sí, por unanimidad, se aprobó de urgente y obvia resolución un punto de acuerdo presentado por los diputados Maribel Galván, Ernesto González Romo, José Luis Figueroa y Armando Juárez, para la colocación de un «mural» en la explanada del Congreso, «para el recuerdo permanente de nuestros desaparecidos» en el que se puedan colocar las fichas de búsqueda «y el dolor de una sociedad que clama justicia«.
A estas alturas, ya no se sabe si González Romo es aliado o enemigo de la «nueva gobernanza», porque eso de reconocer en su punto de acuerdo la grave crisis de seguridad en Zacatecas, y luego en voz de la diputada Maribel Galván puntualizar que no se trata de «un monumento a la ingominia«, sino un recuerdo de la memoria de los desaparecidos, como que da mucho qué pensar, sobre todo cuando se especula que el fresnillense (y pupilo de la senadora Soledad Luévano) ha quedado fuera de los palomeados para contender en el próximo proceso electoral.
Luego, quien presumía que «Zacatecas tiene mucho gobernador», el diputado Xerardo Ramírez, presentó un punto de acuerdo para exhortar al Congreso de la Unión a destinar un fondo económico para reubicar las vías del tren, un tema en el que la diputada Gaby Basurto cuestionó que para dicho proyecto se requerirían algo así como 3 mil millones de pesos, una cantidad similar a lo que costaría un segundo piso en el bulevar. ¿Qué es más prioritario?
Finalmente, en el pleno legislativo siguen esperando que se atienda el llamado del diputado José Luis Figueroa para que su homóloga Ana Luisa del Muro presente un expediente donde justifique sus ausencias (llevaba 15 de manera consecutiva y se suman otras dos en la jornada de este lunes) o que, en su defecto, se mande llamar a su suplente. ¡Vaya día!