El terror de vivir en Zacatecas

Casos como el de Jessica, una joven de 21 años degollada presuntamente por su pareja sentimental y cuyo cuerpo fue encontrado en un domicilio en la comunidad de Casa Blanca, en Guadalupe, poco abonan a mejorar la percepción de seguridad en Zacatecas. Más cuando, junto al cuerpo de la joven, también se encontró degollados a sus dos hijos de 1 y 4 años de edad. Una atrocidad.

El macabro hallazgo apenas se había registrado el pasado martes 17 de octubre por la noche, cuando la Fiscalía General de Justicia deln Estado de Zacatecas (FGJEZ) obtuvo de un juez de Control una orden de cateo para ingresar al domicilio.

Y el miércoles por la tarde, menos de 24 horas después del macabro hallazgo, se informó que agentes de la Policía de Investigación de Aguascalientes habían capturado al sospechoso del triple homicidio, luego de determinar que Juan José «N» había escapado hacia aquella entidad.

Con esos resultados, habría que delegar a las autoridades de Aguascalientes la búsqueda y captura de Julio César «N» y Ma. de Jesús «N», sospechosos de ser coautores en el homicidio del abogado Raúl Calderón Samaniego, hace ya 10 meses y tres semanas. Porque el tiempo sigue corriendo y la FGJEZ que encabeza Francisco Murillo no da muestras de haber movido un solo dedo para lograr su captura. Por algo se especula sobre su pronta salida de la Fiscalía en las próximas semanas.

Estso hechos coinciden en la publicación de los últimos resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), uno de los análisis estadísticos que más detesta la «nueva gobernanza».

Este odio tampoco es gratuito, porque según los últimos resultados, Fresnillo nuevamente se posiciona como la ciudad con mayor percepción de inseguridad en el país.

La novedad es que la Capital de Zacatecas ya no ocupa la deshonrosa segunda posición, sino que hoy sería la tercera ciudad con mayor percepción de inseguridad de entre las 75 ciudades evaluadas en la citada Encuesta. ¡Qué alivio!

La ENSU muestra que, en el caso de Fresnillo, al tercer trimestre de este año el 95.4% de su población mayor de 18 años consideró que vivir en El Mineral es inseguro. En eso que el INEGI denomina «percepción de seguridad» y que la «nueva gobernanza» insiste en cambiarle el nombre por «sensación de inseguridad», la tierra donde gobierna (todavía) Saúl Monreal Ávila tuvo un incremento en este indicador en el último trimestre y en el último año.

Por ejemplo, en septiembre de 2022 el 94.7% de la población mayor de 18 años dijo sentirse insegura; para junio de este año, esa proporción se redujo a 92.8%, para luego volver a subir en septiembre de este año a 95.4 por ciento.

Respecto a la Capital, ahí donde gobierna Jorge Miranda Castro, hace un año el 90.7% de la población mayor de 18 años compartía esta percepción negativa en materia de seguridad; hacia junio de este año aumentó a 91.7%, y para septiembre tuvo una ligera alza para quedar en 92.1%, una proporción sólo superada por Ciudad Obregón, donde el 92.3% de su población dijo sentirse insegura. ¡Ufff! Apenas dos décimas de diferencia.

Pero como no todo es percepción, la ENSU también evalúa otros indicadores, como la población que dijo haber experimentado conflictos o enfrentamientos en sus ciudades. O sea, realidad contra percepción. Y ahí resulta que Fresnillo tuvo una reducción de 5.2 puntos, al pasar de 23.0% en junio de este año, a 17.8% en septiembre; mientras en la Capital la dinámica habría sido a la alza, al pasar de 26.5% a 30.9%, es decir, un aumento de 4.4% en el último trimestre.

¿Entonces cómo es que en Fresnillo prevalece la percepción de inseguridad en niveles más altos que la Capital, cuando la población que ha experimentado conflictos o enfrentamientos es mucho menor (casi la mitad)? La atrocidad de los crímenes, como el caso de Jessica y sus dos hijos, puede darnos una idea.

Sin embargo, también llaman la atención otros resultados de la misma Encuesta del INEGI: los relativos a la percepción de efectividad en las autoridades, pues mientras la percepción de seguridad (o «sensación de inseguridad», como insiste la «nueva gobernanza» en su Programa Estatal de Seguridad Pública) se ha estancado en los índices más altos en todo el país, también ha aumentado la confianza en las autoridades.

No es tampoco algo súper maravilloso, pero algo es algo en medio de los retrocesos. Por ejemplo, en Fresnillo esta percepción sobre la efectividad del gobierno para resolver las principales problemáticas pasó de 15.9% en marzo de este año a 23.2% en septiembre; y en la Capital, este avance fue de 13.1% en marzo a 18.0% en septiembre de este año. Práticamente, en ambos casos, sólo 1 de cada 5 habitantes considera que sus gobiernos son efectivos en resolver las principales problemáticas que les aquejan.

¿Qué está fallando en esta fórmula que la percepción de inseguridad no va a la baja en relación con la confianza recuperada en las autoridades por su grado de efectividad?, ¿qué falla en esafórmula cuando los conflictos o enfrentamientos presenciados van a la baja, mientras la percepción de inseguridad sigue en niveles alarmantes?, ¿de verdad es culpa de los medios de comunicación?

Promesas

O estar tanto tiempo en el Centro del país enceguece, o Claudia Sheinbaum vive en una burbuja de la Cuarta Transformación que le impide ver lo que opinan 8 de cada 10 zacatecanos: la desaprobación hacia el gobierno que encabeza (eso dice él) David Monreal Ávila.

Porque en su visita al Pueblo Mágico de Jerez con motivo de la gira «La esperanza nos une», la coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la 4T afirmó que los gobernadores de MORENA están haciendo las cosas bien, incluído el mandatario zacatecano. Y se remitió a la estadística de homicidios dolosos que han ido a la baja en nuestra entidad, justo en la fecha en que el INEGI publicaba los resultados de la ENSU.

Ciertamente, hay diferencias muy, pero muy grandes en relación con la seguridad entre la CDMX y Zacatecas. Porque aquí no se goza del mismo presupuesto que en la Capital del país, ya no hablemos de estrategias, mucho menos de incidencia delictiva, porque si algo reflejan los «otros datos» es que la CDMX no se enfrenta a narcobloqueos o el incremento alarmante de personas desaparecidas y no localizadas, mucho menos al grave fenómeno del desplazamiento forzado.

Eso sí, muchos coincidirán con la exjefa de Gobierno en que la estrategia de seguridad debe fortalecerse invirtiendo en materia de inteligencia, algo en lo que ha insistido el gobernador David Monreal, aunque en los hechos no se manifiesta.

Pero vamos a lo importante de la visita de Sheinbaum Pardo: los actos de proselitismo adelantado. Digo, la gira «La esperanza nos une». Porque a estas alturas es más fácil contar cuántos ordenamientos en materia electoral no se violaron, que enumerar las violaciones a dicha normatividad.

¿Por dónde empezar?, ¿por la aistencia del gobernador David Monreal, del gabinete de florero y hasta el gabinete ampliado?, ¿por la transmisión del evento proselitista, dizque dirigido exclusivamente a militantes de MORENA, a través del Sistema Zacatecano de Radio y Televisión?, ¿o por las promesas de apoyo a Zacatecas una vez que se llegue a la Presidencia de la República?

Porque, casi textualmente, Claudia Sheinbaum prometió que habrá apoyo a Zacatecas en los temas que más aquejan a la entidad, desde la sequía que hoy azota a miles de campesinos, hasta en proyectos prioritarios de infraestructura.

Eso de comprobar que los asistentes al mítin en Jerez fueron exclusivamente militantes de MORENA ya está de más, incluyendo la presencia del gabinete de florero y el gabinete ampliado.

Porque a los cinco asesores que tiene la Jefatura de Oficina del Gobernador no se les pasó por la cabeza que ya existía una sentencia en contra del exgobernador Alejandro Tello (que no se ha cumplimentado) por haber asistido en su momento a un mítin donde se levantó la mano a Claudia Anaya como virtual candidata a la gubernatura, pese a la prohibición de la Ley Electoral.

Total, que en la visita de la «corcholata» el coordinador regional Néstor Núñez no la tuvo fácil, mucho menos cuando detrás del telón revivieron viejas rencillas entre grupos y tribus, esos de los que se dijo «hay vacuna» para evitar fracturas en el movimiento. Y seguramente después de lo acontecido este jueves en el Pueblo Mágico de Jerez habrá consecuencias… y represalias.

Con el tiempo ya se verá si se respeta el acuerdo de unidad firmado por los asistentes, entre los cuales hubo aquellos que aspiran a una posición en el próximo proceso electoral y que deberán someterse al método de encuestas para seleccionar las candidaturas, en un proceso que iniciará el próximo 31 de octubre y 1 de noviembre con los primeros registros.

También se verá en próximas fechas si se cumple la advertencia de que «no hay nada asegurado para nadie», luego de que el mítin en la tierra que dice gobernar Humberto Salazar fuera coptado por las fuerzas monrealistas, con algunos colados de otras sectas, grupos, tribus y movimientos. Y estar en el templete tampoco es garantía de una candidatura oficial.

Sobre todo cuando el PT y su dirigente Alberto Anaya hizo presencia para dejar en claro que sin dicho instituto político no habrá coalición. ¿Un guiño de respaldo a Geovanna Bañuelos y Alfredo Femat?

En medio de todo, fue notable la ausencia de quien aspira a una curul en el Senado, la delegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles, quien fue llamada a CDMX para ser evaluada. La realidad es que más bien fue advertida de no intervenir en el mítin en Jerez, so pena de sufrir las consecuencias del de Palacio Nacional…