O la función en los cargos públicos es «enchílame otra», o pagan muy bien por hacerle al tío Lolo, o vaya usted a saber por qué tanta mano levantada en este proceso electoral.
Porque mientras los zacatecanos siguen con el alma en vilo, ya sea por la inseguridad o la crisis económica que pega recio en los bolsillos, hoy lo importante para quienes aspiran porque respiran son las dichosas encuestas. Y eso que apenas estamos en precampañas.
Pero vaya perfiles que alzan la mano en su intención de contender por un cargo de representación popular, sobre todo quienes aspiran a ocupar una curul en el Poder Legislativo a nivel federal o local.
Sin mencionar nombres, hay entre dichos aspirantes quienes sólo se han desmepeñado en alguna función en el Ejecutivo (en cualquiera de los tres niveles), pero se desconoce si tienen alguna preparación o experiencia en las funciones que competen al Legislativo. Son ámbitos muy diferentes.
Al menos en lo local, con la desaparición de las llamadas «herramientas legislativas», poco ha cambiado la forma de hacer política para las funciones legislativas, pues sin importar a cuál partido, grupo parlamentario, corriente o secta pertenezcan, se sigue haciendo política repartiendo apoyos, un error en el que han caído también quienes aspiran a una posición en el Senado de la República o en la Cámara de Diputados, o que ya han ocupado esas curules.
El próximo año se renovarán al menos 128 senadurías, 500 diputaciones federales y 31 congresos locales. Y se trata de cargos con una función legislativa, que no es lo mismo que las responsabilidades que competen al Poder Ejecutivo, porque no tendrán entre sus tareas el reparto de apoyos o la atención de los servicios públicos.
Por eso resulta hasta cómico (porque no queda más que reír en lugar de ponerse a llorar) que haya quienes cimenten sus aspiraciones a un cargo en el Legislativo apelando a sus resultados (es un decir) a su paso por el Ejecutivo, ya sea en un Ayuntamiento, en el Gobierno del Estado o en el Gobierno de la República.
El ejemplo más claro de cómo se diluyen estos límites está en la 64 Legislatura, la peor en la historia de Zacatecas, aunque la siguiente podría ser aún peor. Porque en tribuna, nuestros diputados locales se desgarran las vestiduras defendiendo tal o cual proyecto de nación, pero poco hay para presumir de logros legislativos de tal o cual proyecto de nación.
Por el contrario, se apela a las bondades de programas que extinguió la 4T, o a la defensa de los programas del actual régimen, mientras se olvidan de las funciones legislativas por las cuales fueron electos y por las cuales se les paga, y bien.
Más aún: se gasta mucho recurso público en todas esas manos levantadas que aspiran porque respiran para darles oportunidad de que participen en la contienda, y así lo demuestran los acuerdos 044 y 045 del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), publicados este fin de semana en el Periódico Oficial del Estado de Zacatecas, aunque aprobados desde el pasado 1 de noviembre en sesión virtual.
El primero, relativo a los topes de gastos de precampaña para los partidos políticos para las elecciones a diputados locales y ayuntamientos, da cuenta de un tope general de 6 millones 945 mil 960 pesos para precampañas y de 34 millones 729 mil 800 pesos para campañas. Y esto aplica para todos.
Eso no es lo mejor, porque ¿quién dijo que no afectaría la redistritación electoral? Según los cálculos del Consejo General del IEEZ, los topes de precampañas en los 18 distritos electorales locales rebasan en todos los casos los 300 mil pesos, aunque los mayores montos se verán en los distritos 10, con cabecera en Jerez (442 mil 753.90 pesos); 18 de Sombrerete (443 mil 577.76 pesos); 8 de Fresnillo (433 mil 197.13 pesos); 17 de Río Grande (426 mil 735.72); y 12 de Villa de Cos (412 mil 488.83 pesos).
La situación es más dispar en el caso de los Ayuntamientos, pues aunque la mayoría de los topes de gastos de precampañas no rebasa los 300 mil pesos, hay casos notables como Fresnillo, donde el tope de gastos alcanza los 977 mil 3.29 pesos; mientras en Guadalupe el tope será por 791 mil 46.42 pesos; en Zacatecas, por 651 mil 413.99 pesos; y en Jerez, por 314 mil 19.96 pesos. Y los mismos topes se aprobaron para las candidaturas independientes en ambos casos.
Ojo: hablamos sólo de las precampañas, porque los gastos se multiplican cuando se trata de las campañas, ya con candidatos en forma, con registros oficiales validados por la autoridad electoral. A esto nos ha orillado la vulgar ambición de los partidos políticos que, en lugar de evitarse el proceso de precampañas (y el gasto que ello implica) con candidaturas de unidad, hoy todos están en la rebatinga para extender el proselitismo y los actos anticipados de promoción lo más que se pueda.
Y mientras en la coalición «Fuerza, corazón, tripas y lengua por México» (o algo así) siguen poniéndose de acuerdo en el reparto de espacios, en el oficialismo las cosas no pintan mejor.
Una vez que trascendió el siglado para Zacatecas en las candidaturas al Senado (con la primera posición para el PT y su aspirante más competitiva que es la senadora Geovanna Bañuelos), a la secta que controla a la dirigencia estatal de MORENA no le vino bien la noticia y a través de su presidente del Consejo Estatal, Rubén Flores Márquez, ya despotricó en contra de su dirigencia nacional a tal grado que exigen tumbar la coalición con el PT en el próximo proceso electoral para el caso de Zacatecas.
Esta opinión no la comparten quienes se hacen llamar los «auténticos obradoristas e impulsores de la Cuarta Transformación» (¿entonces los otros qué son: usurpadores?), entiéndase los opositores a la secta que les arrebató la dirigencia estatal de MORENA.
Este grupo que hoy conforman el senador José Narro, el exalcalde capitalino Ulises Mejía y el exdiputado local Luis Medina Lizalde defendieron la decisión de la cúpula nacional para ir en coalición con el PT y el Partido Verde en la próxima elección. Y casi casi juraron por la capita roja del Santo Niño de Atocha o el manto verde de San Juditas que respetarán los resultados de las dichosas encuestas de las que emanará el candidato oficial para el Senado, según la convocatoria en la que también se habría registrado un tal Alejandro Bonet, un cuadro impuesto por Marcelo Ebrard y que entenderemos si a usted, estimado lector, le resulta desconocido.
Bien raro que a este posicionamiento de unidad de quienes aspiran a la candidatura al Senado por MORENA no se sumaron todos, pues la ausencia de Saúl Monreal durante la conferencia de prensa fue bastante notable (más bien continúa con su gira «en solitario»). Si a ello se suma el pataleo de la secta… perdón, de la dirigencia estatal de los guindas, ya entendemos mejor el escenario que planteó Gabriel Contreras en Agenda Política en días pasados.
Por encima de todo, de uno y otro lado siguen sin hacer caso a las letras chiquitas de la convocatoria para las candidaturas al Senado, una advertencia que ya habríamos lanzado desde este espacio en días pasados: las dichosas encuestas serán si y sólo si existe más de un registro validado. Y la Comisión Nacional de Elecciones tiene hasta el 18 de enero para seguirles jugando el dedo en la boca.
Por cierto, ¿en el PRI todo bien?, ¿ya limaron sus asperezas con Cristina Rodríguez y respaldarán su aspiración a la candidatura al Senado?, ¿ya se perdonaron todas las traiciones y deslealtades y se juraron amor eterno?, ¿ya no hay rencor por la estafa del SEDIF con la que presuntamente se benefició a MORENA en la elección del 2021?, ¿recibirán de vuelta al hijo pródigo al que no premiaron con una embajada tras entregar Zacatecas a los Monreal? Bien raros los priístas…
Natural es una reforma con idea de hacer avanzar la democracia. Por cada evento.
Tuvi la intención Ejecutiva federal de acotar a su gusto modo y estilo, pero también financieramente; la oposición no tuvo cabeza más que defender lo que había y no hubo ningún avance a nuestros procesos electorales; se fueron todos por un cartabon usado, a una fila ya conocida por mañosos y no mañosos; fuera de la Ley por tan temprana, también por iniciativa del Ejecutivo federal.
Pero, en política no hay vacíos, nada más está vez se saturó de llenos.