Si no ocurre algo muy, muy, muy extraordinario, estamos a nada de que se confirme lo que hasta este momento es información extraoficial: la secta logró bajar a la actual senadora Soledad Luévano de la fórmula para el Senado por la coalición «Sigamos robando más» (o algo así) y su lugar sería ocupado por la exdelegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles.
Tampoco es que Luévano Cantú le haya trabajado mucho para lograr su postulación, hay que decirlo, pues su paso por el Senado ha sido más bien gris, al menos en lo que compete a su encargo constitucional, porque como presidenta de la Comisión de Administración seguramente tuvo la astucia de aprobar a diestra y siniestra acuerdos con sus homólogos para irse posicionando.
Como premio de consolación, y para no dejar a la deriva a la más incondicional de los incondicionales del senador Ricardo Monreal, le sería asignada la candidatura a diputada federal por el Distrito 1 con cabecera en Fresnillo. Sí, ese lugar en el que había sido preseleccionada otra incondicional del de Puebla del Palmar: la actual diputada federal Benelly Hernández, quien mejor buscaría la presidencia municipal de El Mineral.
En lo que parece un claro «sálvese quien pueda«, Díaz Robles (ni siquiera el gobernador David Monreal) debió poner sobre la mesa de acuerdos una oferta mejor que la de Ricardo Monreal para que el dirigente nacional de MORENA, Mario Delgado, y la senadora Citlalli Hernández como secretaria general aceptaran su proposición y aprobaran los cambios en la fórmula.
Así de fácil se van al traste las dichosas «encuestas» con las que MORENA defendía eso de que «el pueblo elige» (y la militancia también) y al convertir el proceso interno de selección de candidatos para el actual proceso electoral en tremendo cochinero, Mario Delgado y Citlalli Hernández sólo van minando el camino a la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, generando fracturas innecesarias en el movimiento.
Por ejemplo, el exdirigente estatal del partido Luis Medina Lizalde ayer mismo dio a conocer su postura ante la conclusión del proceso interno de selección de candidaturas federales, en el que (en sus palabras) «las encuestas no contaron«; «no se tomó en cuenta la trayectoria de tantos fundadores de limpia trayectoria«; «se entregan candidaturas a personas que no se registraron para el cargo y en el ámbito territorial correspondiente«; «se potencia la cultura migajera migajera mediante candidaturas de consolación«; «se jugó con los tiempos para dejar en la indefensión a los que vieron burlados sus derechos«; y hasta «se colaron individuos con pésima fama pública«.
El remate fue cuando a estos oportunistas que agandallaron posiciones por encima de las «encuestas» los calificó como una «avalancha de logreros que vienen en tropel al nopal que ven con tunas«. ¡Zaz!
Por lo pronto, quien compartía lugar con David Monreal en el sótano de las preferencias iría en fórmula con Saúl Monreal para buscar un escaño en el Senado, y los damnificados de la «tómbola» de candidaturas plurinominales se replegarían en el comité estatal de MORENA para agandallar las posiciones a disputar en el proceso local.
En el llamado «año del karma», qué suerte la de esta secta que a pesar de inflar la «tómbola» de pluris con registros de servidores de la nación adscritos a la Delegación de Programas para el Desarrollo en Zacatecas (prácticamente uno de cada tres registros), sus cuadros fueron los primeros damnificados en las posiciones federales.
Y como estamos a unas horas del cierre de registros de candidatos a una posición federal, que no sorprenda que haya más cambios en las posiciones ya cantadas, como en las fórmulas para diputaciones federales (ya se vio en el caso de Soledad Luévano y Benelly Hernández).
Porque en el estira y afloja (que sigue y sigue y sigue), bien podrían cambiar la postulación en el Distrito 2 y colocar como candidata a Julia Olguín Serna (quien se habría registrado en la «tómbola» de las pluris como cuota migrante) en lugar de Lyndiana Bugarín Cortés como cuota del PVEM.
Más tensión parece existir en el caso del Distrito 3, pues aunque la lista preliminar de candidaturas a diputaciones federales por mayoría relativa siglaba esta posición para el PT, hasta donde se sabe hay dos registros por el mismo espacio: el del actual diputado federal petista Alfredo Femat Bañuelos y el del exalcalde capitalino Ulises Mejía Haro.
Según lo que resulte de esa rebatinga, también sería el desenlace en el Distrito 4, también siglado para el PT y reservado para una mujer. Pero como estamos en la etapa del «sálvese quien pueda», hay pocas posibilidades de que la senadora Geovanna Bañuelos interceda para defender dichos espacios para el PT. Total, ella ya ganó con la posición 10 en la lista de pluris al Senado.
Del otro lado, en la coalición «Fuerza, corazón, tripas y lengua por México» (o alg así) las cosas también están color de hormiga, pues de última hora (antes del cierre de registros ante el INE) bajaron a Alan Murillo para subir a la líder sindical (y secretaria general del PRI en Zacatecas) Norma Castorena como candidata a la diputación federal por el Distrito 1.
Las posiciones que ya estaban cantadas eran las candidaturas por los Distritos 2 y 3 para el diputado local panista Lupe Correa y el perredista y expanista Raymundo Moreno. Sin embargo, para el Distrito 4 la coalición se decantó por la desconocida Carolina Dávila por encima de la actual presidenta del Organismo de Mujeres Priístas (OMPRI) en Zacatecas, la exdiputada local Isadora Santiváñez, única organización que se mantiene activa en el tricolor y un claro mensaje de que para el PRI, las mujeres son moneda de cambio.
Pero seamos felices, porque es el año de la paz, «por instrucciones del señor gobernador».