En apenas tres días de campañas ya en forma, oficiales, en el plazo que marca el calendario electoral, por supuesto que cansa el bombardeo de spots electorales para promover tal o cual propuesta política, la mayoría con discursos vacuos y carentes de sustancia, ya no digamos «originalidad».
Los hoy candidatos a la Presidencia de la República no irán por los votos del otro. Claudia Sheinbaum, de la coalición «Sigamos robando más» (o algo así, que integran MORENA, PT y PVEM); Xóchitl Gálvez, de la coalición «Fuerza, corazón, tripas y lengua por México» (o algo así, en la que participan PRI, PAN y PRD); y Jorge Álvarez Máynez, por Movimiento Esquirol (o algo así), los tres ya cuentan con un voto duro que no cambiará el sentido de su sufragio el próximo 2 de junio.
Porque Xóchitl Gálvez jamás va a convencer a los seguidores de la 4T de que es una mejor opción frente a la continuidad que plantea Claudia Sheinbaum; la morenista tampoco va a convencer a los grupos conservadores de que la 4T jamás tocará sus privilegios ni con el pétalo de una reforma. Álvarez Máynez, en tanto, jamás va a convencer a los seguidores de una y otra candidata presidencial de que MC es «la tercera vía».
No, sus energías deberían estar enfocadas en el voto cautivo, en el segmento de población (mayormente joven) que aún no decide por quién votar, e incluso (con mucho, pero mucho esfuerzo) en aquel grupo que angrosa la estadística de abstencionismo en México.
Xóchitl Gálvez, para lograr el triunfo; Claudia Sheinbaum, para superar los 30 millones de votos que obtuvo Andrés Manuel López Obrador en 2018 y ratificar la continuidad de la 4T; Jorge Álvarez, para no quedar en ridículo, superado por el porcentaje de abstencionismo.
Lamentablemente, no se esperaba mucho de los presidenciables y aun así, nos decepcionaron. Porque en apenas tres días de campañas presidenciales ya vimos codazos, empujones, jaloneos, resbalones, «lapsus» y naufragios.
Para quienes aún no tienen definido su voto, el arranque de campaña de Xóchitl Gálvez en el municipio de Fresnillo, con un discurso enfocado en el miedo, no habría sido un acierto. El evento de arranque fue más una improvisación dirigida a contradecir las «cifras alegres» del gobernador (eso dice él) David Monreal y su secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, con mucha menor afluencia que aquel 2020 cuando fresnillenses quemaron la presidencia municipal exigiendo justicia por la muerte de la niña Sofía.
Menor tacto hubo cuando, lucrando con el dolor de las víctimas, la presidenciable abrazaba a familiares de personas desaparecidas y, segundos después, posaba sonriente para las fotografías. Ya lo de leer su discurso en teleprompter son minucias.
Pero pensemos por un momento que se trata de la mejor opción para el país. ¿Qué ofrece a quienes aún no definen su voto?
Lo mismo se puede preguntar a la otra presidenciable, Claudia Sheinbaum, quien a punta de acarreados llenó (o le llenaron) el Zócalo de la CDMX para su arranque de campaña, en el que sintetizó (es un decir) su proyecto de nación en 100 puntos.
Nadie duda de la ventaja que lleva en las encuestas dadas a conocer hasta la fecha, sin embargo, al interior del movimiento las cosas no parecen marchar viento en popa y el principal ejemplo es el proceso interno para la selección de candidaturas al Senado o a la Cámara de Diputados.
El cochinero que han generado el dirigente nacional de MORENA, Mario Delgado, y la secretaria general, Citlalli Hernández, son negativos que hoy se cargan sobre la candidata presidencial al punto de la «traición», lo que ha agudizado resentimientos y visos de ruptura en varias entidades con el proceso electoral en marcha.
Ejemplos sobran, pero veamos el caso de Zacatecas, donde las cacareadas encuestas fueron suplidas por acuerdos cuyos alcances aún desconocemos, acuerdos que bajaron a Soledad Luévano de la candidatura al Senado, en la primera posición, a una diputación federal en el Distrito 1 con cabecera en Fresnillo. Sí, ahí donde arrancó campaña la candidata presidencial de la oposición y donde la actual senadora tiene poco trabajo territorial.
Su lugar en la candidatura al Senado fue ocupado por la exdelegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles, quien sigue sin asumir su nuevo papel como candidata y se apersonó en la CDMX con servidores de la nación (que seguramente veremos en las candidaturas locales) para llenar el Zócalo capitalino en el arranque de campaña de Claudia Sheinbaum, tal como cuando se desempeñaba como delegada.
Más cinismo hay en utilizar al comité estatal de MORENA para promover su candidatura, y sólo su candidatura, cuando en lo federal van en coalición con el PT y el PVEM (pese al berrinche de la secta) y su obligación, en todo caso, debería ser promover a todos los candidatos de dicha coalición «para que siga la corrupción» (¿o cómo era?).
En tres días de campañas, lo que queda claro que es la fórmula Verónica Díaz y Saúl Monreal van cada uno por su lado, mientras en la oposición los candidatos Claudia Anaya y Miguel Torres no hay evento donde no se les vea juntos, en unidad.
Además, el proceso interno de MORENA da otros grandes ejemplos de la perversión en la que han caído Mario Delgado y Citlalli Hernández, como la candidatura a la diputación federal por el Distrito 3, esa donde se registraron el petista Alfredo Femat y el exalcalde Ulises Mejía Haro.
El jueves 29 de febrero, horas antes de la sesión ordinaria del Consejo General del INE para validar las candidaturas federales, el Consejo Distrital 03 resolvió que la candidatura sería para Femat Bañuelos al cumplir todos los requisitos, pues en el caso de Mejía Haro, su postulación no habría sido avalada por la autoridad competente; en este caso, el PT, partido por el que se sigló dicho espacio.
Cómo estarán las cosas que en dicha sesión del Consejo Distrital, la representante de MORENA enfatizó que la comisión organizadora de la coalición «Sigamos robando más» (o algo así) no reconocía la candidatura de Alfredo Femat, sino la que ésta había postulado, es decir, a Ulises Mejía Haro.
La decisión del Consejo Distrital fue ratificada minutos más tarde por la Junta Local del INE que preside el consejero Matías Chiquito Díaz de León, quien precisó que la postulación del exalcalde pudo proceder si y sólo si se hubiera cambiado el siglado en dicha candidatura en los plazos establecidos por ley, es decir, hasta un día antes del periodo de registros, o que su postulación fuera avalada por el PT.
Con este antecedente, mal empiezan las cosas para el petista Alfredo Femat, quien deberá ir a campaña con el estigma de no ser reconocido como candidato por la comisión organizadora de la coalición.
En el caso de Ulises Mejía Haro, todo indica que otra vez no estaría en la boleta… a menos que en el acuerdo del Consejo General del INE sobre la validación de candidaturas haya sorpresas, cuando se publiquen las listas respectivas. ¿O ya se olvidó que la coalición MORENA-PT-PVEM se reservó 16 posiciones en las listas de plurinominales para asignarlas a su antojo?