Pues pasó el segundo debate presidencial entre el candidato del «ailobyou» y las candidatas «de la corrupción» y de la «priandilla inmobiliaria«. Con todo y los ajustes en el formato, además de las correcciones técnicas, como que se siente que algo no cuaja.
Cierto es que hubo más propuestas que en el primer debate presidencial, sin embargo, en la misma medida incrementaron las acusaciones de uno y otro lado, a tal grado que las y el candidato por momentos se destantearon con los ataques y respondieron con el estómago.
¿Cambiará significativamente la tendencia del electorado este segundo debate presidencial? No es probable. Cada uno concentró sus discursos en los sectores ya ganados, y muy poco se enfocaron en los indecisos (ya ni siquiera hablamos de los que no acudirán a votar).
Así inicia el último mes de las campañas federales, y la segunda mitad de las campañas locales, con medios nacionales que dieron cuenta de las 217 mujeres que han renunciado a su candidatura local, según información oficial del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), y la respuesta del secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza.
Porque sí, a pesar de la percepción de inseguridad y de las cifras alegres que contrastan con el número de personas desaparecidas y no localizadas, la «nueva gobernanza» aún tiene la audacia (¿osadía?) de declarar el 2024 como «Año de la Paz», aunque sea por decreto.
Con esa misma audacia, el secretario general de Gobierno aseguró casi casi por la capita roja del Santo Niño que «en Zacatecas se lleva a cabo un proceso electoral en paz«, y que medios nacionales, de manera simultánea, casi casi coordinados y con mucho dolo, dieron vuelo a la noticia de las renuncias de mujeres a sus candidaturas para afectar la imagen de la entidad.
No es que Zacatecas tenga a la Capital y a Fresnillo entre las tres ciudades con mayor percepción de inseguridad en el país, o que el estado haya rebasado las 4 mil personas desaparecidas y no localizadas, como el profe Chayito, que sigue sin regresar a los brazos de sus familiares, a casi dos semanas de su privación de la libertad y luego de que habitantes de Ciudad Cuauhtémoc y Genaro Codina se manifestaran en días pasados.
Como las 217 mujeres que renunciaron a sus candidaturas dijeron haberlo hecho «por motivos personales«, eso dio pauta a que el estado (no la autoridad electoral) asegurara que «fuera de toda especulación y sesgo, se deben a cuestiones partidistas y personales y no a hechos de seguridad«. Porque hasta el momento sólo tres candidatos han solicitado protección.
Una información muy diferente tienen en la Secretaría de Gobernación que dirige Luisa María Alcalde, y donde a pesar de las evidencias, la instrucción es «no intervenir«, como fue confirmado a ese espacio por trabajadores de la dependencia federal. Así como lo lee: quedarse de brazos cruzados y que los estados se las arreglen como puedan.
El problema es que tanto medios nacionales como locales únicamente se han concentrado en las 217 mujeres que han renunciado a sus candidaturas y no se ha dado a conocer el número de hombres en la misma situación. Incluso hay quienes estiman que las renuncias, a estas alturas del proceso electoral local, ya habrían rebasado las 500 entre hombres y mujeres.
Y es bien sabido que los vacíos informativos siempre son ocupados por información extraoficial. Por eso, mayor claridad habría sobre el tema si la autoridad electoral informara del total de renuncias registradas en lo que va de este proceso electoral y comparar si se han registrado más, menos o en igual cantidad que en procesos anteriores. Y ya de paso, si por cada renuncia existe una sustitución, como marca la Ley Electoral.
Sólo así la población podrá saber si estas cifras no son para alarmarse, si por el contrario, han disminuido y efectivamente hay «elecciones en paz», o si más bien el número de renuncias se ha incrementado y es motivo para encender las alertas. El que calla, otorga.
¿Está en riesgo la elección? Para algunos, el miedo no anda en burro, por eso no fue extraño ver por estas tierras al senador Ricardo Monreal acompañando a los candidatos de la coalición «Sigamos robando más» (o algo así) en los municipios de Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas.
¿La gran ausencia? La mano que mece la cuna en la dirigencia estatal de MORENA y en el gabinete de la «nueva gobernanza». Y el miedo a represalias fue evidente entre quienes se han preciado de pertenecer a una secta que mucho daño le ha hecho a Zacatecas.
No es gratuito que, a un mes de concluir las campañas, el oficialismo haya incurrido con mayor frecuencia en actos desesperados como los que se atestiguaron este fin de semana en la calle del Ángel, en pleno centro del municipio de Guadalupe, donde se pudo observar a varias camionetas con logos de la Secretaría del Campo en aparente proselitismo, tal como ya habían denunciado en la tribuna legislativa desde hace semanas diputados de la oposición.
El miedo, eso así, ha hecho que los magnos eventos con miles y miles de simpatizantes hoy sean los grandes ausentes en este proceso electoral, pues según varios candidatos, el crimen inteligente y bien organizado les sigue los pasos y sería una estupidez exponer a la población tan sólo por la foto.
A qué grado será el desinterés del gobernador David Monreal en el «Año de la Paz» que ni siquiera atendió la llamada «carrera por la paz» realizada este fin de semana en el municipio de Guadalupe. Será que por enésima vez el senador Ricardo Monreal le volvió a jalar las orejas para ver si aprende.