A casi nada del tercer informe de gobierno, que marcará la mitad de la actual administración, con la renuncia de Humbelina Elizabeth López Loera a la Secretaría de la Función Pública (SFP) se inaugura otra etapa de movimientos naturales en el gabinete de la «nueva gobernanza».
Y sí: se trata de cambios naturales que siempre se han dado a la mitad de cada administración estatal, una vez que se ha cumplido (en teoría) con los compromisos de campaña y se supone que en adelante deberían llegar los perfiles elegidos (y no impuestos) por el Ejecutivo estatal.
Claro que en el caso del gobernador David Monreal, sería una utopía muy hermosa pensar que contará con un gabinete elegido por él mismo, pues a la fecha no parece haber perfiles
propios, de su mano, sino más bien afines a una secta que tanto daño le ha hecho a Zacatecas, a una Norma Julieta del Río, hoy comisionada nacional del INAI, o al movimiento que inició en 1998 con el hoy senador Ricardo Monreal. No hay más.
Ciertamente, la «nueva gobernanza» ha carecido hasta el momento de perfiles que arrojen resultados contantes y sonantes para los zacatecanos, y la política del aplauso y la alabanza por encima de la autocrítica es lo que tiene a la entidad en las penurias de cada día: si no es la inseguridad, es el estancamiento económico, o la falta de recursos, o el nulo apoyo para el campo, sin obra pública que dinamice la economía, y así podríamos seguir con una larga lista de ejemplos.
Por supuesto que en el gabinete de la «nueva gobernanza» hay contadas excepciones que deberían mantenerse en la segunda mitad del sexenio, como el caso de Ricardo Olivares Sánchez, secretario de Finanzas, una «herencia maldita» del quinquenio de Alejandro Tello que resultó ser la mejor herencia para la actual administración.
El prodigio de las finanzas, también artífice de los llamados impuestos ecológicos, es hoy la columna vertebral de la «nueva gobernanza», pues con habilidad ha sabido sortear el déficit presupuestal de la primera mitad de la administración, conteniendo el impacto de la deuda pública, o con la gestión de recursos adicionales para sacar a flote al estado, especialmente con la nómina educativa.
Su principal herencia será, quizá, el paquete de iniciativas de reformas aprobadas recientemente por la 64 Legislatura para regular e inhibir el endeudamiento del estado en futuras administraciones, aunado a una mejora en la recaudación propia (que naturalmente se traduce en mayores presupuestos para Zacatecas) y mayores controles para la austeridad y la disciplina financiera, garantizando la suficiencia presupuestal para todas las dependencias. Si sus titulares ejercen o no en tiempo sus presupuestos, ya es otro cantar.
Dulce Muñoz, como directora del Instituto Zacatecano de Cultura, es otro de los perfiles que se ha ganado a pulso su permanencia en la actual administración y así debería continuar, pues ha demostrado que sin entrar en grillas baratas como en otras dependencias, se pueden dar resultados incluso con presupuestos limitados. Tal vez si tuviera mayor independencia en la toma de decisiones, la cultura en Zacatecas podría entrar en una nueva etapa que contribuya en mayor medida a la reconstrucción del tejido social.
Quien ha demostrado su pasión por la dependencia que encabeza es Susana Rodríguez Márquez, y ha quedado muy claro en cada comparecencia ante la 64 Legislatura, manejando al dedillo todas las obras y acciones emprendidas desde la Secretaría del Agua y Medio Ambiente (SAMA).
Probablemente esta funcionaria podría ofrecer mayores resultados si contara con el apoyo del gobernador David Monreal para gestionar grandes proyectos ante la Federación que se traduzcan en mayores presupuestos (sobre todo para infraestructura hidráulica o manejo de residuos) para Zacatecas.
No se puede dejar de lado el papel que ha desempeñado Maricarmen Salinas en el corto periodo que lleva al frente de la Secretaría de Educación, pues a pesar de las grillas un día sí y otro también provenientes de esa secta de la que tanto se habla, ha sabido sortear los conflictos que le siembran. A ver quién se cansa primero…
Entre los organismos públicos descentralizados también hay perfiles que bien valdría la pena mantener en lo que resta de la administración, como el caso de Mauricio Acevedo como titular del Instituto de la Juventud, pues a pesar de las limitaciones presupuestales o el freno que le han puesto desde la Jefatura de Oficina del Gobernador, ha demostrado que se puede dar resultados con muy poco. Si le quitaran ese freno, otro cantar sería para la juventud zacatecana…
También se podría agregar a Miriam García Zamora como titular del Instituto para la Atención e Inclusión de las Personas con Discapacidad, pues aunque no cuentan con recursos para la operación de programas que antes existían, eso no le ha limitado para mantener viva a la institución y respaldar con mucho trabajo al sector que representa. ¿Se imagina si desde aquí se operara la Pensión para Personas con Discapacidad? A lo mejor el apoyo sería más eficiente y oportuno.
En otro grupo tenemos a funcionarios que, aunque pueden ser buenos perfiles, su desempeño también ha sido cuestionable. Ahí tenemos a Arturo Medina Mayoral como el tercer secretario de Seguridad Pública en lo que va de la actual administración. De sus antecesores la población exigía una y otra vez su renuncia, mientras él se ha mantenido centrado en la reducción de homicidios dolosos. La tarea pendiente, y muy demandada, es la atención a la desaparición de personas.
Otro caso es el de Rodrigo Reyes Mugüerza, segundo secretario General de Gobierno que ha tenido David Monreal. En su paso por esta dependencia ha demostrado traer tablas desde el Senado, tiene madera de político y, contrario a otros funcionarios, no aplica la operación avestruz cuando hay una crisis, sino que se ha convertido en interlocutor y ha coadyuvado a generar mayor tranquilidad entre los diferentes sectores zacatecanos.
Sin embargo, un lastre pesa sobre ambas figuras: los lamentables hechos de brutalidad policiaca cometido por corporaciones de seguridad en contra de las mujeres que se manifestaron el pasado 8 de marzo en Plaza de Armas. Por ese hecho, en la 64 Legislatura se ha solicitado llegar a las últimas consecuencias, incluyendo la destitución de la cadena de mando, atendiendo a la exigencia de los colectivos feministas. Ya van cuatro meses y la demanda no parece haber sido atendida…
Mención aparte merece Le Roy Barragán, secretario de Turismo, cuyos resultados dependen en gran medida de lo que hagan o dejen de hacer Arturo Medina y Rodrigo Reyes en materia de seguridad y gobernabilidad.
Aún con la alta percepción de inseguridad que todavía pesa sobre Zacatecas, se ha enfocado en promover a Zacatecas como destino turístico y hasta ha incursionado en la atracción de inversiones, conocido por ser ajonjolí de todos los moles. Lástima que no se olvidará pronto el desencuentro con el diputado Juan Mendoza en su primera comparecencia ante la 64 Legislatura con motivo de la glosa del informe, en la que casi terminan a golpes.
Del otro lado, entre los impresentables de los que debería prescindir el gobernador David Monreal, ¿por quién podríamos empezar? Porque ahí tenemos a un Rodrigo Castañeda Miranda que dice ser secretario de Economía, pero ha servido para dos cosas, y francamente no hay manera de defender su pobre desempeño al frente de la SEZAC.
En medio de la polémica por el Viaducto elevado, en mala posición se encuentra Luis de la Peña como secretario de Obras Públicas, el segundo en esta administración, pero con el desgaste que desde ya implica un megaproyecto súper cuestionado por su alto costo (infladísimo, por cierto) y su irrelevancia para las demandas de la población.
Aunque el gremio de la construcción tenía esperanzas en que fuera un «buen funcionario» a su llegada al Instituto Zacatecano para la Construcción de Escuelas (INZACE), la esperanza se perdió muy pronto cuando en una y otra dependencia se sigue beneficiando con obra pública a los mismos de siempre o a un reducidísimo grupo de constructores. Por algo Zacatecas va tan mal en los indicadores de la construcción.
No se queda a atrás un tal Zuñi que dice ser jefe de la Oficina del Gobernador, pero actúa como plenipotenciario y omnipotente con todas las demás dependencias, a quienes les cierra la llave de los recursos, los deja esperando o les condiciona el ejercicio de sus presupuestos. ¿Se imagina si pusieran a alguien con la voluntad de trabajar por los zacatecanos?
Tampoco se puede dejar de mencionar a Sergio Casas Valadez, quien ha debido enfrentarse al desmantelamiento de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) que le heredó el tal Zuñi, aunque tampoco es justificación para los nulos resultados de esta dependencia, limitada a hacerle el caldo gordo a la secta que tanto daño le ha hecho a Zacatecas.
Muy lejos estamos de tener un sistema de salud como en Dinamarca. Es más, lejísimos estamos incluso del sistema de salud de Cuba, pues la ineptitud e incapacidad de Uswaldo Pinedo Barrios al frente de la Secretaría de Salud hoy tienen en terapia intensiva al estado y no hay ni siquiera un paracetamol para aminorar tantas y tantas fallas…
¿Qué decir del segundo secretario del Campo que ha tenido la «nueva gobernanza»? Porque ni Jesús Padilla ni Gerardo Luis Cervantes le echaron diésel al «eje tractor» que han representado. Si ya con la sequía los apoyos no fluían, hoy que tenemos lluvias la cosa no parece mejorar para los campesinos.
Si de migrantes hablamos, Iván Reyes Millán ha dejado mucho qué desear a su paso por la Secretaría del Zacatecano Migrante (SEZAMI), a tal grado que sus fallas fueron exhibidas recientemente por su antecesor del «quinquenio diferente», José Juan Estrada, hoy diputado migrante expriísta y nueva adquisición de la secta, lo que posiblemente le abra las puertas para volver a la SEZAMI.
Y teniendo Zacatecas una alerta de género, poco pudo hacer Zaira Ivonne Villagrana cuando estuvo al frente de la Secretaría de las Mujeres (SEMUJER), más allá de ejercer violencias en contra otras mujeres, incluyendo sus subordinadas. Pero la cosa tampoco ha mejorado para las zacatecanas con la llegada de Karla Guardado Oropeza, quien guardó silencio ante la brutalidad policiaca del 8M.
La lista de prescindibles es larga, muy larga, pero a casi nada de llegar a la mitad del sexenio bien valdría la pena reconsiderar la permanencia de esos perfiles que no han dado resultados (o los simulan) para valorar a aquellos que, contando con el respaldo social por su experiencia y capacidad, no han sido considerados por la «nueva gobernanza».
Finalmente, ¿ese es el gobierno por el que votaron los zacatecanos en el 2021?