«El Tibio», a la Función Pública

Foto: Esther Consuegra

Se llevaba pesadito con sus homólogos Juan Mendoza y Enrique Laviada, a tal grado que se ganó el mote de «perro de rancho»: esos que sueltan en los pleitos, pero los amarran en la fiesta.

Siempre confundiendo el «triunfo ideológico de la 4T» con «es lo que hay», el diputado Ernesto González Romo buscó siempre la declaración polémica, mucho más que la seriedad en su trabajo parlamentario.

La mayoría de las veces mosqueado en su propia bancada, era de los pocos (casi el único) que daba la cara por MORENA en la tribuna legislativa frente a los ataques de la oposición (si es que la hubo) y ante los temas peliagudos, siempre salía al quite como el «todas puedo».

Cínico hasta más no poder, farsante, dicharachero y muy incómodo para algunos, González Romo tuvo un corto periodo de altura en la 64 Legislatura cuando se desempeñó como presidente de la Mesa Directiva, un periodo que pasará a la historia porque fue quien solicitó iniciar el procedimiento de juicio político contra la entonces secretaria de Educación, que en un par de semanas más rendirá protesta como diputada local de la 65 Legislatura.

En general su estrategia siempre fue la polémica, la declaración incendiaria, la atracción de reflectores, mucho más que la seriedad en la proposición de iniciativas que realmente llegaran a consensos para su aprobación y que eventualmente se tradujeran en beneficios para los zacatecanos.

Cómo olvidar cuando presentó una serie de iniciativas encaminadas a fortalecer la seguridad en el estado, como aquella de crear una Guardia Estatal con funciones similares a la Guardia Nacional; o instalar centros de control carretero para fortalecer la vigilancia, o aquella para incorporar nuevas medidas en la Ley de Videovigilancia del Estado de Zacatecas; iniciativas que nunca salieron de la congeladora.

Foto: Esther Consuegra

Tampoco se olvidan aquellas iniciativas encaminadas a eliminar las pensiones a exmagistrados, o para eliminar los impuestos de la tenencia y la infraestructura, o para desaparecer los «bonos inmorales» como los estímulos por responsabilidad en el cargo. Todas, en la congeladora legislativa.

Mucho menos se olvida la bochornosa iniciativa para crear la Comisión Especial para Investigar la Corrupción del Pasado, que se limitaría a indagar únicamente del 2004 a la fecha. Un año después de presentada la iniciativa, el propio González Romo pidió sobreseer el dictamen y en su lugar reforzar el Sistema Estatal Anticorrupción.

Odiaba tanto al exgobernador Miguel Alonso Reyes que hacía sospechar de un enamoramiento secreto hacia el priísta que hoy controla al comité estatal tricolor.

Eso sí, las feministas tampoco olvidarán el silencio de González Romo cuando fueron víctimas de la brutalidad policiaca el pasado 8 de marzo, y mucho menos su tibieza cuando se discutía su iniciativa para la despenalización del aborto. De ahí el mote de «El Tibio«.

Impulsor de la eliminación de las llamadas «herramientas legislativas» (que le ganó la enemistad de su homólogo Xerardo Ramírez), como presidente de la Comisión del Sistema Estatal Anticorrupción fue incapaz de llegar hasta las últimas consecuencias por la «Estafa Legislativa».

Pues bien, con estos antecedentes del pupilo de Soledad Luévano, se dio a conocer su separación del cargo como diptuado local para asumir la titularidad de la Secretaría de la Función Pública, luego del retiro de Humbelina Elizabeth López Loera.

Y como el tiempo corre, a González Romo le urge su ratificación por parte de la aún 64 Legislatura, que convocaría este miércoles a periodo extraordinario con tal finalidad.

Francamente, no hay mucha expectativa sobre el desempeño que tendrá González Romo al frente de la SFP. Acostumbrado a la declaración incenciaria, y férreo enemigo de la secta que controla al estado (recuérdese el juicio político contra Maribel «N»), que a todo le tira y a nada le atina, peleado a muerte con el exgobernador Miguel Alonso Reyes, su papel se limitará a polemizar, más que resolver y coadyuvar a la reducción de los índices de corrupción que permean en la «nueva gobernanza». Aunque sorpresas te da la vida

Calentando los dineros

Luego de años de sequía, por fin este 2024 hay buenos pronósticos para el campo con las lluvias registradas en los últimos meses. Sin embargo, qué paradójico que la secretaría encargada de apoyar al sector tenga los dineros calentando en cuentas bancarias, generando rendimientos que no se reparten entre los campesinos.

Verá, estimado lector. Según los informes financieros de la Secretaría de Finanzas (SEFIN), para este año la Secretaría del Campo tenía presupuestados unos 299 millones 694 mil 56 pesos en el Capítulo 4000, específicamente en la Partida 4300 para «Subsidios y subvenciones» (recuérdese que con la «nueva gobernanza» ya no hay apoyos al 100%, sino subsidiados).

En los primeros seis meses de este año, a la dependencia le recortaron 13 millones 445 mil 770 pesos y en el mismo periodo se devengaron 38 millones 853 mil 337 pesos. Eso significa que para el 30 de junio la SECAMPO tenía aún por ejercer 247 millones 394 mil 948 pesos, más del 86% de su presupuesto. Total, que los productores se las arreglen como puedan, porque los apoyos saldrán a destiempo.

No se quedan atrás en la SEDUVOT, donde originalmente tenían presupuestados 44 millones de pesos en el mismo capítulo y partida, luego le recortaron 15 millones 680 mil pesos y en seis meses no había devengado un solo peso de los 28 millones 320 mil pesos que le restaban como presupuesto.

Misma situación se repite en el caso de la SEDESOL, donde tenían presupuestados 170 millones de pesos en el Capítulo 4000, Partida 4400 para «Ayudas sociales», pero que entre enero y junio le recortaron 82 millones 870 mil 461 pesos.

Aún así, a la dependencia le quedaban por devengar 87 millones 129 mil 539 pesos, pues en los primeros seis meses del año no devengó un solo peso. Y se intuye que este monto se trata de la aportación para la Pensión Universal de Personas con Discapacidad, aunque llama la atención que el monto sea menor a lo aportado en el ejercicio 2023.

Así las cosas en el «Año de la Paz», aunque sea por decreto.