Concluyó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Bueno, todavía no, pero en un mes México tendrá a la primera mujer en toda la historia del país en la silla presidencial y, para cerrar con broche de oro, el actual Presidente rindió su sexto y último informe de gobierno en el Zócalo capitalino para dar cuenta de lo que dijo que hizo.
Ciertamente, el sexenio que concluye fue un cambio de régimen, un nuevo PRI que surgió como un movimiento opositor a los regímenes del PRI y del PAN, pero que hoy, siendo mayoría, no ha actuado diferente a como lo hicieron el PRI y el PAN siendo mayorías.
Populista es la palabra más recurrente para distinguir a la administración que termina, una administración de la posverdad, de la megalomanía, de la mitomanía, de la polarización. Pero también de la justicia social, con una nueva política del reparto de la riqueza que hoy llega a quien nunca tuvo en los gobiernos anteriores.
Sí, porque el hecho de haber elevado a rango constitucional los programas sociales garantiza la continuidad de una política pública exitosa, aunque también cuestionable. No hay que olvidar que una y otra vez se demostró que estos programas sociales, «del Bienestar», no necesariamente llegan a los que menos tienen.
De hecho, en Zacatecas, los hogares con menos ingresos dejaron de beneficiarse con transferencias por programas sociales, que durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador llegaron a los hogares con mayores ingresos.
Destacan, por otro lado, los proyectos prioritarios en el sur del país, esa región a la que rara vez invirtieron los gobiernos del PRI y del PAN. No es que el Tren Maya, o el corredor transístmico, o la refinería de Dos Bocas sean la panacea (tuvieron y siguen teniendo muchos «peros»), aunque durante buena parte del sexenio generaron empleos en los estados de esa región del país.
Lástima que muchos de estos empleos se perdieron al concluir las obras, y mayor lástima el hecho de que, por más obras y programas canalizados al sur del país, poco, muy poco se lograra incidir en la población en situación de pobreza o pobreza extrema, como demostró una y otra vez el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
Entre miles de acarreados y gente que por convicción (y casi casi por fe) abarrotó el Zócalo capitalino, el Presidente también dio un gran ejemplo de delirios de grandeza y de qué tan lejos puede llegar a creer en sus mentiras.
No pasó desapercibida la presunción de tener con el IMSS-Bienestar un sistema de salud mucho mejor que el de Dinamarca, cuando la realidad es que se cae a pedazos. Tampoco se pasa por alto el hecho de presumir una captación histórica de Inversión Extranjera Directa, cuando la realidad es que el registro histórico más alto corresponde al 2013.
Mucho menos se ignora la osadía de presumir la captación histórica en remesas familiares, cuando las remesas nunca serán un logro de gobierno, sino el resultado de la expulsión de mexicanos que buscan mejores condicioens de vida.
Y para rematar, aunque no hubo contratación de deuda pública, la verdad es que el déficit en las finanzas públicas aumentó hasta 60% al menos en el último año. Porque, finalmente, los programas sociales son y serán un monstruo financiero que año con año requerirá de recursos de donde salgan, así sea de otros poderes.
Si bien la pandemia del COVID-19 tuvo un mayor impacto que la epidemia por la influenza AH1N1 en su momento, los mexicanos contaron con sus vacunas para hacer frente al virus. A destiempo, a sobrecosto, caducadas, pero hubo vacunas, en mayor cantidad y disponibles con mayor oportunidad que la dichosa vacuna Patria.
Enemigo de la transparencia y de las instituciones, el final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador también será recordado por la disolución del INAI y otros organismos autónomos, y la lucha emprendida contra el Poder Judicial generando desequilibrios innecesarios para el país.
Bueno, y a todo esto, ¿qué dejó para Zacatecas el sexenio de López Obrador? Vayamos primero por lo positivo, como los 41 mil millones de pesos transferidos a zacatecanos a través de los programas del Bienestar, o el esquema de universalización de la Pensión para Personas con Discapacidad (con la aportación correspondiente del estado).
Y hasta ahí. Porque no hubo proyectos de infraestructura para Zacatecas en todo el sexenio. Ni una sola obra federal: ni Presa Milpillas, ni recursos para infraestructura hidráulica, ni para modernización ni tecnificación de unidades de riego, ni proyectos carreteros, ni hospitales (recuérdese que el hospital IMSS-Bienestar de Fresnillo fue construido en la administración de Alejandro Tello), ni se supo el destino del premio de la rifa del avión que ganó el ISSSTE para Fresnillo.
En seis años tampoco se logró la federalización de la nómina educativa, ni se resolvió la crisis de la Universidad Autónoma de Zacatecas, ni hubo seguros catastróficos para beneficiar a los campesinos afectados año con año por las sequías o los desastres naturales.
Sin embargo, Zacatecas sí puede presumir que además de los 41 mil millones de pesos transferidos en programas del Bienestar, también recibió en seis años al menos 9 mil 19 millones 865 mil 18 pesos en recursos extraordinarios.
Por ejemplo, durante este sexenio se canalizaron a Zacatecas algo así como 8 mil 726 millones 847 mil 829 pesos a través del programa U080, «Programa de Apoyo a Centros y Organizaciones de Educación», mediante el cual se hizo frente al déficit de la nómina magisterial gracias a las buenas gestiones del secretario de Finanzas, Ricardo Olivares Sánchez.
También se lograron 278 millones 502 mil 500 pesos en recursos extraordinarios por la regularización de vehículos de procedencia extranjera, los llamados «autos chocolate». Y párele de contar.
Porque los 14 millones 514 mil 689 pesos de recursos extraordinarios para modernización y tecnificación de unidades de riego registrados en 2018 fueron una gestión con la anterior administración federal, pero materializados en el último trimestre del año.
De hecho, con la administración anterior, tan sólo en recursos extraordinarios por seguros catastróficos para el campo, Zacatecas captó 587 millones 587 mil 387 pesos. En este sexenio, ni siquiera se contrataron seguros catastróficos, y pues Zacatecas tampoco es que fuera incluido en el programa Sembrando Vida para apoyar al agro local.
Así las cosas con el sexenio que concluye, queda sólo la esperanza de que con la próxima presidenta Claudia Sheinbaum haya poquito más para Zacatecas. Para empezar, todo lo que dejó pendiente Andrés Manuel López Obrador, que es prácticamente todo.