«Un foro para desahogar frustraciones». Con esas palabras calificó la diputada panista Maritere López, presidenta de la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción, a la comparecencia del secretario de la Función Pública, Ernesto González Romo, con motivo de la glosa del tercer informe de gobierno.
Porque en apenas una hora de intervenciones, el vestíbulo del recinto legislativo fue espacio para letanías sobre la corrupción del pasado y varios llamados de la presidenta de la comisión a «apegarse al tema» para el que había sido convocado el compareciente: la rendición de cuentas sobre el último año de gobierno.
Tal vez la diputada panista entendió mal la intervención del llamado zar anticorrupción y en el último año (o quizá en la primera mitad del sexenio) la «nueva gobernanza» sólo ha perdido el tiempo en lamentarse por la impunidad a la corrupción del pasado, haciéndose de la vista gorda por la corrupción del presente.
Porque en esa hora que duró la comparecencia del titular de la SFP, Ernesto González Romo no sorprendió cuando se refirió al incremento del 1000% en la deuda pública hasta superar los 11 mil millones de pesos durante el sexenio de Miguel Alonso Reyes.
Tampoco cuando se refirió al Centro Cultural «Toma de Zacatecas», al Velódromo abandonado o a las llamadas «Glorietas de la Muerte». Mucho menos cuando recordó el condicionamiento de recursos del Ramo 23 conocido como «Fondo Moche». Y todavía menos cuando aludió a la inhabilitación del exsecretario de Finanzas, Fernando Soto Acosta.
Ni hablar cuando trajo a colación el proyecto de la Presa Milpillas, sin apenas mencionar las consecuencias de aquel proyecto fallido, porque apenas harán un estudio profundo para analizar en qué casos aún se pueden presentar denuncias penales y en cuáles al menos sanciones administrativas.
Porque además, gastó saliva en un largo listado de nombres y casos de corrupción del pasado atribuidos a figuras nacionales y locales del PRIAN, como si apelara al derecho de la ciudadanía a conocer «la verdad».
De lo hecho en el último año, muy poco se informó en la comparecencia, más allá de haber recibido 13 mil 263 solicitudes de información, de las cuales únicamente ha habido recursos de revisión para unas 600 y la meta de lograr hasta 97% de satisfacción.
También, que se han recibido 3 mil 87 denuncias por diferentes vías, aunque reconoció que algunas responden más bien a «rencillas» entre funcionarios y otras tantas sí están fundamentadas.
En cambio, González Romo parece que no escuchó cuando los diputados locales le preguntaron sobre los responsables del desfalco al ISSSTEZAC y las sanciones impuestas hasta el momento; por el número de expedientes abiertos y el estatus que guardan, así como los procedimientos ya concluidos y cuál fue el resultado.
Mucho menos atendió a los cuestionamientos sobre el proyecto del Viaducto elevado, más allá de responder que «se está preparando un portal específico para informar y transparentar todo sobre el proyecto«, lo que da por sentado que la SFP le hará al tío Lolo con las irregularidades.
Claro que el nivel de algunos diputados tampoco ayudó a que fuera una comparecencia en forma, con seriedad, sobre todo cuando el coordinador de la bancada del PRI (y dirigente estatal del tricolor), Carlos Peña Badillo, recurrió a un estribillo de la canción Ya supérame, de Grupo Firme, para abrir su intervención (en la que tampoco dijo algo sustancial).
De hecho, la comparecencia comenzó con una hora de retraso porque hubo que esperar al diputado priísta a que terminara su desayuno con el Organismo Nacional de Mujeres Priístas (ONMPRI), por respeto al Legislativo, hasta que se dignara a atender su responsabilidad parlamentaria.
Tampoco es que la comparecencia tuviera mucho auditorio (aunque González Romo asegurara que no recurrió al acarreo de funcionarios), pues fue desdeñado incluso por diputados del oficialismo. Más bien, tuvo entre los presentes muchas orejas de la «nueva gobernanza» en señal de que el enemigo está en casa.
Quedaron en el tablero de pendientes temas como la cacareada «Estafa Legislativa» que denunció en su momento el zar anticorrupción, o el juicio político en contra de Maribel «N» (hoy con fuero); las observaciones al proyecto de Movilidad para el Bienestar (MOBI) y no sólo las dudas en torno al Viaducto elevado; la simulación de licitaciones; las contrataciones y adquisiciones para las cuotas y cuates; la transparencia a modo; de la continuidad de la «nómina secreta» a través de los «Estímulos por Responsabilidad en el Cargo» (de los cuales también se ha beneficiado el compareciente); o las medidas preventivas para evitar la corrupción del presente.
Porque si hacemos cuentas, esos 11 mil millones de pesos que sumó la deuda pública al cierre del sexenio alonsista se quedan cortos con la corrupción del presente. Pero de eso no se habla.
No es gratuito que en su intervención, la diputada panista Maritere López, como presidenta de la Comisión Legislativa del Sistema Estatal Anticorrupción (esa que presidió González Romo en la 64 Legislatura), asegurara que «es más cómodo hablar de la corrupción del pasado que asumir el costo de un gobierno que no ha cumplido con su responsabilidad«.
Y remató: «ante la falta de resultados y un gobierno inepto que no ha podido cumplir todo lo que ha prometido, no les queda más que hablar de las obras del pasado porque ese es su discurso«.
Porque así como se acusó que la administración de Alejandro Tello fue tapadera de la corrupción de su antecesor, hoy la SFP en manos de Ernesto González no parece actuar distinto, pese a asegurar que «la honestidad es el camino«.
Con este circo, maroma y teatro, hoy se extraña a la exsecretaria de la Función Pública, Humbelina Elizabeth López Loera. Al menos ella sí rendía cuentas sobre el presente.