Después de casi tres semanas de comparecencias (algunas insufribles), por fin concluyó la Glosa del tercer informe de gobierno de David Monreal Ávila. Pero en el desfile de funcionarios para, dicen, rendir cuentas al pueblo zacatecano sobre lo realizado «a mitad de camino», algunos tuvieron el privilegio de hablar ante el Pleno de la 65 Legislatura y otros fueron enviados a comisiones legislativas, los que tuvieron suerte, porque otros como los titulares de organismos públicos descentralizados ni siquiera fueron tomados en cuenta.
Ahí está el caso del titular del Sistema Estatal DIF, el exdiputado local Humberto de la Torre, quien no fue llamado a rendir cuentas ante el Poder Legislativo pese a tantos señalamientos en la dependencia, como la recontratación de la empresa Comercializadora Don Cacahuato a sabiendas de tantas irregularidades a su paso; o el presunto cobro de moches del 30% a proveedores del SEDIF; o el desastre en el programa alimentario con despensas adquiridas a sobrecosto y que al final se echan a perder en almacenes, y un largo, largo etcétera.
Tampoco compareció ante la 65 Legislatura la titular del Instituto Zacatecano de Cultura, María de Jesús Muñoz Reyes, pese a la controversia por la aparente renuncia de Salvador García y Ortega a la dirección de la Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas.
Ya lo de hablar de presupuestos limitados para la cultura es una verdad de perogrullo, pues desde el primer año de la «nueva gobernanza» el IZC enfrentó serios recortes que lo pusieron contra la pared.
Bien rara esa política del «Año de la Paz» que le escatima los dineros a la institución que puede ser columna vertebral en la reconstrucción del tejido social, pero se empeña en construir un Viaducto elevado (que nadie pidió) con un presupuesto que representa 20 veces lo que se le da cada año al IZC.
Tampoco se llamó a rendir cuentas a la titular del Instituto para la Atención e Inclusión de Personas con Discapacidad, Miriam García, para dar cuenta de lo mucho que se ha realizado en este OPD con el poco recurso que les dejan, porque el resto se lo dan a otras dependencias que no lo ejercen ni en tiempo ni en forma. Y eso que la población de personas con discapacidad supera ya el 10% de los zacatecanos, según los más recientes datos del INEGI.
Por lo demás, de quienes sí fueron llamados a rendir cuentas, fueron destacables las comparecencias de Ricardo Olivares, secretario de Finanzas; de Susana Rodríguez, secretaria del Agua y Medio Ambiente; y de Maricarmen Salinas, secretaria de Educación (aunque esta última, con reservas).
Porque del resto de comparecientes, o carecieron de datos duros, o fueron una danza de cifras alegres y a modo, omitiendo las otras cifras; o jamás dieron respuesta a los cuestionamientos relevantes. En el peor de los casos, fueron un show cómico-magico-musical, como la comparecencia del secretario de la Función Pública, Ernesto González Romo.
En medio de la palabrería, y más allá de discursos apasionados que no abonan a una rendición de cuentas, de la Glosa resultaron temas pendientes en los que nuestros legisladores deberán poner atención.
En materia presupuestal, por ejemplo, queda claro que urge una redistribución del recurso para canalizar más dinero ahí donde se aplica bien y hace falta, y recortar presupuesto ahí donde sólo lo están calentando sin dar resultados.
Además, se avecina un cierre de año complicado no sólo para el estado, sino también para los municipios, y se pronostica un presupuesto de egresos 2025 limitado, con una expectativa más conservadora que el optimismo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Por si fuera poco, Olivares Sánchez les dejó como tarea diseñar un nuevo ordenamiento similar a la Ley Antiquebranto, pero enfocada en los municipios, esos que hoy se enfrentan a cambios de administración luego del pasado proceso electoral y reciben las arcas en ceros, en el mejor de los casos.
Nuestros legisladores también deberán tomar en cuenta las nuevas disposiciones en materia de salarios al momento de discutir y aprobar el Presupuesto de Egresos 2025, no vaya siendo que en el Capítulo 1000 se les pase. Y es un tema que aplica para los tres poderes. ¿Con esta presión, habrá manera de ceder ante las exigencias de los sindicatos un año más?
Por encima de todo, deberán estar vigilantes de que al cierre del ejercicio fiscal de este año se tenga bien comprometido y devengado el recurso que se asignó a cada dependencia en el Presupuesto de Egresos 2024, los llamados subejercicios que dicen que no son subejercicios pero sí lo son. Recuérdese que el 31 de octubre se publican los informes financieros del tercer trimestre del año y ahí se verá hasta dónde dijeron la verdad los funcionarios comparecientes.
En materia legislativa, nuestros diputados tendrán el reto de garantizar claridad en las disposiciones y atribuciones en el tema ambiental y en el de protección y bienestar animal. También, y no menos importante, la urgente ratificación del nombramiento del titular de la Comisión Ejecutva de Atención a Víctimas, una herencia maldita de la 64 Legislatura que en tres años nunca se pudo poner de acuerdo.
Por último, sigue en el aire la tan prometida reforma integral a la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Zacatecas. Y ya vamos «a mitad de camino». Y quedó claro que habrá impunidad para los lamentables hechos del 8M porque ninguna autoridad asumió la responsabildiad.
Respecto al desempeño de los diptuados locales durante las comparecencias, no se pueden pasar por alto las intervenciones de la diputada Maritere López, quien se esforzó por contrastar lo dicho por los comparecientes con otros datos duros que les contradecían y fue de las pocas que hizo su tarea de revisar mínimo el documento del tercer informe de gobierno. Además, fue la única que insistió en la inutilidad del Viaducto elevado.
Tampoco se puede dejar de lado a la diputada Renata Ávila, que aunque no asistió a buena parte de las comparecencias en comisiones, sí fue muy puntual en sus cuestionamientos cuando se rindió cuentas ante el Pleno. De hecho, muchas de sus preguntas quedaron sin respuesta de los funcionarios, pese a ser por demás relevantes.
La diputada Dayanne Cruz también destacó en sus intervenciones por equilibrar entre el reconocimiento a lo bien hecho, pero también con duros cuestionamientos ahí donde había fallas (y vaya que fueron bastantes). Sobre todo, hay que decirlo, dejó en claro que ella sí recorre su distrito.
Y aunque sea del oficialismo, no pasa por alto la diputada Ruth Calderón, quien optó por no enfrascarse en discursos ideológicos, pues la mayoría de las veces utilizó su tiempo para ir al grano en sus cuestionamientos, que aunque breves, no dejaban de ser importantes y algunos incluso quedaron sin respuesta, como aquella pregunta realizada a la titular de la SEDESOL, Bennelly Hernández: «¿Cómo le entregaron la dependencia?».
La diputada Ana María Romo, por otra parte, demostró que no tan fácilmente le ven la cara y que su conocimiento técnico de los asuntos públicos le da otro nivel a la discusión parlamentaria.
Finalmente, el diputado David González repite en su encargo y nuevamente demuestra que la juventud no está peleada con la capacidad (mucho menos cuando se nota que sí recorre su distrito). Sin embargo, de pronto parecía que hablaba con pincitas par ano herir susceptibilidades y ni así recibía respuesta; por el contrario, el oficialismo le salía con senda defensa doctrinaria de la 4T.
En contraparte, quedó claro que el Partido Verde Ecologista (PVEM) es más morenista que los diputados de MORENA, especialmente las diputadas Lyndi Bugarín y Georgia Miranda, quienes a cada intervención recordaban los yerros del PRIAN y los gobiernos pasados, y se desvivían en la defensa discursiva de la 4T y su segundo piso de la transformación… y hasta del gobernador David Monreal.
Finalmente, queda claro que en la 65 Legislatura, la secta que tanto daño le ha hecho a Zacatecas ya no es lo mismo sin Violeta Cerrillo ni Roxanna Muñoz. Pero también es evidente que esta Legislatura promete ser más crítica y productiva, con mayor seriedad, gracias a que entre sus diputados no se encuentran ni Ernesto González Romo, ni Juan Mendoza, ni Xerardo Ramírez, ni Enrique Laviada. Es cuanto.