Una golondrina no hace verano

Por supuesto que Zacatecas está ávido de noticias positivas y la reciente edición de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que elabora el INEGI seguro fue una bocanada de aire fresco para la «nueva gobernanza», luego de tres años de despotricar en contra de uan de las instituciones más serias e importantes de nuestro país.

Porque cada trimestre, la referida encuesta daba cuenta de que Fresnillo era considerada por sus habitantes como la ciudad con mayor sensación de inseguridad. Y era la proporción de población más alta en todo el país.

Durante tres años vivimos la perorata de que la «nueva gobernanza» estaba trabajando, y vino el Plan Zacatecas II, y pasaron tres titulares de la Secretaría de Seguridad Pública, y hasta tuvimos cambio de fiscal general de Justicia del Estado de Zacatecas en ese lapso, y la estadística no variaba de forma significativa. Fresnillo seguía encabezando la lista negra.

Ahora, con cifras al tercer trimestre de este año, el INEGI da cuenta de que Fresnillo bajó en 6.8 puntos porcentuales su percepción de inseguridad, al pasar del 94.7% al 87.9% de su población de que dijo sentirse insegura, lo que la ubica en el tercer lugar a nivel nacional, sólo por debajo de Tapachula, Chiapas (91.9%) y Naucalpan, Estado de México (88.0%).

Pero decir que «Zacatecas es el estado del país que más avanza en la pacificación» y forzar los datos duros en favor de la «nueva gobernanza» también es pecar de ignorancia. Y basta revisar los tabulados de la ENSU para verificar a qué obedecen estos cambios en la percepción de seguridad.

Porque muy orondo, el gobernador David Monreal siguió insistiendo en la dichosa baja en la estadística de homicidios dolosos (algo así como 77.5%), y hasta presumió que la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe hoy se ubica en la posición 12 a nivel nacional con mayor percepción de inseguridad… de un total de 91 áreas urbanas de interés consideradas en la Encuesta.

Y como los recientes resultados de la ENSU son positivos (relativamente), ahora sí la «nueva gobernanza» valida el trabajo del INEGI después de tres años de estar como cuchillito de palo. ¡Pero qué farsantes!

Pero vayamos al detalle, porque en la reciente actualización de la ENSU no hay que olvidar que los hechos de inseguridad se han incrementado en el sur del país (de ahí el incremento en la percepción de inseguridad en Chiapas) o en el estado de Sinaloa (y este aumento fue muy significativo en el caso de Culiacán).

Además, no se puede pasar por alto que en este periodo (tercer trimestre de 2024) hubo un relevo en las administraciones municipales luego del pasado proceso electoral, un factor que pudo llegar a influir en las expectativas de la población sobre la mejora en las condiciones de seguridad. Y en Zacatecas y Fresnillo hasta hubo cambio de partido en el gobierno.

De acuerdo con los tabulados de la ENSU, la expectativa de mejora no es tan favorable para la Capital, pues en junio de este año el 29.4% de la población consideraba que la situación de inseguridad podría mejorar, pero para septiembre de este año la proporción se redujo a sólo 23.9% de sus habitantes. ¿No confían en su nuevo alcalde Miguel Varela?

Por el contrario, en el caso de Fresnillo, la proporción en el último trimestre pasó del 20.8% al 30.0% de su población que consideró que la situación de inseguridad podría mejorar. ¿Acaso influyó el triunfo de Javo Torres y la salida de la familia Monreal en el municipio? Usted juzgue, estimado lector.

Porque en el caso de El Mineral, los tabulados de la ENSU demuestran que sí hubo algunos cambios significativos que merecen ser comentados, como el incremento en la percepción de seguridad en carreteras (de 7.7% a 15.5%) en el último trimestre; o en las calles que habitualmente usan los fresnillenses (de 10.1% a 20.3%); e incluso en parques recreativos o centros de esparcimiento (de 15.6% a 22.6%).

Y aunque también mostraron mejora, hay otros indicadores que representan un reto para las autoridades, pues apenas el 65.9% de los fresnillenses se sienten seguros en su casa y el 44.9% en sus centros de trabajo.

Los mismos tabulados de la ENSU muestran que hubo cambios importantes en los delitos atestiguados por la población (porque no todo se trata de percepción); sin embargo, las dinámicas han sido contrarias en Fresnillo y en Zacatecas.

En El Mineral, por ejemplo, fueron a la baja delitos atestiguados como los disparos frecuentes con armas (de 69.8% a 56.5%); consumo de alcohol en las calles (de 66.4% a 60.0%); y la venta o consumo de drogas (de 26.4% a 24.4%). No obstante, hubo un ligero incremento en el caso de robos o asaltos atestiguados (42.9% a 43.0%).

Respecto a la Capital, en el último trimestre sólo se reportó una baja en delitos atestiguados como el consumo de alcohol en las calles (de 53.2% a 49.9%) y la venta o consumo de drogas (31.0% a 30.2%). En cambio, hubo incrementos en delitos atestiguados como disparos frecuentes con armas (de 44.3% a 47.0%) y robos o asaltos (de 32.5% a 39.5%).

Eso sí, parece que en la mejora de la percepción de seguridad sigue siendo crucial el trabajo que realizan las autoridades municipales, pues según los tabulados de la ENSU, en la Capital el reto sigue siendo la atención de baches (70.8% lo considera como la principal problemática), fallas y fugas en suministro de agua potable (61.6%) y la delincuencia (52.1%).

En el caso de Fresnilllo, el reto es aún mayor en el caso de los baches (86.4%), fallas y fugas en suministro de agua potable (73.2%), delincuencia (63.1%), así como la ineficiencia en el servicio de recolección de basura (61.4%).

Finalmente, y aunque le pese a la «nueva gobernanza», parece que poco abonan las autoridades estatales y municipales a devolverle la confianza a la población en materia de seguridad, pues según la ENSU, en Fresnillo la Policía Municipal apenas tiene el 29.7% de confianza entre sus habitantes (con una mejora de apenas 6 décimas porcentuales en el último trimestre), mientras la Policía Estatal cuenta con un 38.7% de confianza entre los fresnillenses (una mejora de apenas 2.4 puntos porcentuales).

En contraparte, algo está pasando en la Capital («algo» es un decir, luego de la brutalidad policiaca del 8M), pues la confianza en la Policía Municipal se redujo de 41.8% a 38.1%; mientras la confianza en la Policía Estatal disminuyó de 54.5% a 49.0 por ciento.

En resumen, esta buena noticia de la mejora en la percepción de seguridad se sostiene con pincitas y dependerá de que las autoridades de los tres órdenes de gobierno de verdad trabajen en coordinación y se esmeren en recuperar la confianza de la población. Recuérdese que «una golondrina no hace verano«.