Triste papel

Cada mes, nuestros representantes zacatecanos en el Senado de la República perciben 131 mil 874.01 pesos netos (ya sin impuestos). A eso súmele el gasto en seguridad social, así como viáticos y gastos en comisione oficiales con cargo al erario, y hasta prima vacacional cuando las hay. Y en unos días más, un aguinaldazo de hasta 253 mil 364.25 pesos.

Son recursos que el promedio de los zacatecanos percibe en dos, o tres, o quizá más años trabajando 8 horas diarias. Y a veces, sin prestaciones como el aguinaldo o primas vacacionales, cuando se desempeñan en la informalidad.

Uno pensaría que, gracias al voto del pueblo bueno y sabio, llegaron los mejores perfiles a un escaño en el Senado. Y que una vez ahí desquitarían no sólo cada voto, sino cada peso que se les está pagando de recursos públicos.

Sin embargo, el desempeño de los senadores zacatecanos, al menos los que ganaron en las urnas, queda en triste papel según lo que arroja la plataforma del Sistema de Información Legislativa de la 66 Legislatura federal.

Porque su trabajo no se limita a asistir a todas las sesiones a las que sean convocados por el Pleno y emitir su voto (a favor, en contra o en abstención). Hay que dar la pelea en tribuna y hasta subir los asuntos por los que buscaron el voto en el pasado proceso electoral o por temas de coyuntura como los ha habido de sobra desde que inició esta 66 Legislatura federal.

Ahí tenemos a una Verónica Díaz Robles que llegó por mayoría de votos a ocupar un escaño, en el que ha registrado 35 asistencias de un total de 35, pero que en lo que va de su encargo (ya un trimestre) apenas hay registro de tres iniciativas (las tres como adherente, ni siquiera como promovente) y únicamente tres intervenciones en tribuna: en sesión solemne para la inscripción de una leyenda en el muro de honor del Senado; con motivo del decreto de reforma constitucional en materia de igualdad sustantiva; y con motivo del decreto de reforma constitucional en materia de bienestar.

Y párele de contar, porque a pesar de haber votado hasta en 44 ocasiones a favor de los asuntos abordados en el Pleno, y 1 ausencia, lo que muestra el Sistema de Información Parlamentaria es que se le está pagando únicamente por asistir y levantar la mano, sin entrar en la discusión de los asuntos sometidos a consideración del Pleno. Como quien dice, una beca.

Poco mejor ha sido el desempeño de su compañero de fórmula, Saúl Monreal, con 32 asistencias y 3 inasistencias justificadas, pues en su gestión ya lleva 13 iniciativas (9 como promovente y 4 como adherente), 2 proposiciones y 13 intervenciones en tribuna, sumado a 28 votaciones a favor, pero con 13 importantes ausencias, lo que sugiere que es de aquellos legisladores que registran asistencia y luego le hacen al tío Lolo, descuidando su labor en el Pleno.

Ambos morenistas llegaron a su escaño por la vía de mayoría relativa, es decir, con el voto de los zacatecanos en las urnas en el pasado proceso electoral, pero gris desempeño han tenido frente a sus homólogas (así, con «a») que llegaron como cuota de primera minoría (como el caso de Claudia Anaya) o por representación proporcional (como Geovanna Bañuelos o Amalia García).

Por ejemplo, Geovanna Bañuelos acumula 35 asistencias de 35, igualito que la senadora Verónica Díaz. No obstante, la petista lleva 12 iniciativas presentadas (10 como promovente y sólo 2 como adherente), así como 13 proposiciones (todas como promovente).

Además, acumula ya 19 interveciones en tribuna, señal de que le ha entrado a la discusión de temas relevantes abordados por el Pleno y que van en sintonía con sus 43 votos a favor y sólo 2 ausencias durante los trabajos del Pleno.

Más heterogéneo ha sido el desempeño de Claudia Anaya, con 33 asistencias y sólo dos ausencias, pues en lo que va de la 66 Legislatura federal ya lleva 7 iniciativas (6 como promovente y 1 como adherente), 4 proposiciones (todas como promovente) y 1 excitativa (como promovente).

Y en general, Anaya Mota es quien ha tenido más intervenciones en tribuna de entre los legisladores zacatecanos, con 33 participaciones, sin dejar de lado sus 22 votos a favor, 21 en contra y sólo 1 ausencia en los asuntos votados por el Pleno.

Finalmente, quien también desquita su ingreso ha sido Amalia García, quien lleva 31 asistencias, 1 inasistencia justificada y 3 ausencias, pero que se compensan con 5 iniciativas presentadas (3 como promovente y 2 como adherente), así como 5 proposiciones (de las cuales sólo 1 fue como adherente).

Su participación en las votaciones ha sido de 20 votos a favor, 17 en contra y 1 abstención, que se ven opacados por 6 ausencias documentadas en los asuntos abordados por el Pleno en esta 66 Legislatura.

Sobra decir que salen caros nuestros legisladores federales y en el colmo de la contradicción sobre la «austeridad republicana», sería una pena que quienes llegaron a un escaño por mayoría de votos, o sea, con el respaldo del pueblo bueno y sabio, quedaran en triste papel como levanta-manos. Pero, pues, cada quién

Retroceden en competitividad

A propósito de desempeño, el Instituto Mexicano para la Competitividad presentó sus resultados del Índice de Competitividad Urbana (ICU) 2024 (con datos del 2023), que mide la capacidad de las ciudades mexicanas para generar, atraer y retener talento e inversión.

Y en lo que corresponde al ranking de ciudades que tienen de 250 mil a 500 mil habitantes, la zona metropolitana Zacatecas-Guadalupe se ubicó en el lugar 19 con una competitividad baja, cuando en la medición anterior correspondiente a datos del 2022 se ubicaba en la novena posición en el mismo grupo de ciudades.

El único indicador donde resultó con una alta calificación fue en la brecha de ingresos por género, que fue de 8.5 y ocupó la novena posición. Sin embargo, hubo retrocesos importantes (en algunos más pronunciados) en el resto de indicadores y subíndices, señal de que al cierre de las pasadas administraciones municipales, cuando en Zacatecas y Guadalupe gobernaba el oficialismo, más que avanzar fueron en retroceso.

Y el secretario de Economía, un tal Rodrigo Castañeda, callado, callado