Merecía una salida digna

Ricardo Olivares Sánchez merecía una salida digna de la Secretaría de Finanzas, una salida en la que al menos estuviera presente el gobernador David Monreal para atestiguar el relevo en esta dependencia, cuya estafeta hoy queda en manos de la excoordinadora estatal de Planeación, Ruth Angélica Contreras Rodríguez.

Este cambio se suma al relevo en la Secretaría de Educación, entre Maricarmen Salinas y Gabriela Pinedo; así como en la Secretaría de Economía, entre Rodrigo Castañeda y Jorge Miranda. En ninguno estuvo presente el gobernador. Los cambios fueron dados a conocer por quien ocupa la Jefatura de Oficina del Gobernador, un tal «Zuñi«.

Ciertamente, Ricardo Olivares enfrentaba algunos problemas de salud, problemas que no le impedían continuar con su encargo, en uno de los mejores ejemplos de institucionalidad, profesionalismo y vocación en el servicio público. Era de los pocos perfiles rescatables de la «nueva gobernanza» y la única excepción a las llamadas «herencias malditas».

Desde que asumió el cargo de titular de la SEFIN en la recta final del quinquenio de Alejandro Tello, logró reducir la deuda pública del estado de Zacatecas de 7 mil 506 millones de pesos a 6 mil 541 millones, de acuerdo con el último reporte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Esta disminución hubiera sido mayor de no ser porque enfrentó factores macroeconómicos que impactaron en el costo de la deuda, pues durante buena parte de la «nueva gobernanza» se llegó a pagar más del doble en intereses que en abonos a capital, y el costo hubiera sido mayor de no ser por la contratación de seguros (los llamados SWAPS) en la recta final del «quinquenio diferente».

Pero sacó a flote las finanzas estatales sin recurrir a nueva deuda, fuera de corto o largo plazo. Año con año, gestionó los más de 2 mil millones de pesos que aún se arrastran de déficit en la nómina magisterial. Se enfrentó al recorte en participaciones federales y, poniendo en práctica sus conocimientos, creó nuevos instrumentos legales para dar equilibrio a las finanzas locales, institucionalizar la disciplina financiera y generar un sistema de alertas que evitara nuevos riesgos financieros para el estado y los municipios.

Suya fue la idea de crear los impuestos de remediación ambiental, mejor conocidos como «impuestos ecológicos», y que hoy representan un ingreso promedio de poco más de 300 millones de pesos al año de los 500 millones proyectados en las leyes de ingresos.

También suya fue la idea de crear fondos contingentes con economías internas para garantizar que hubiera suficiencia presupuestal y que las dependencias pudieran emprender los proyectos, programas, obras y actividades de cada año.

Sus comparecencias eran muy ilustrativas. Sin filias ni fobias, pero con peras y manzanas, siempre fue claro en el manejo de las finanzas públicas, incluso los escenarios de riesgo que debían ser contemplados en la aprobación de los paquetes económicos de cada ejercicio fiscal.

No se puede decir que Ricardo Olivares deja un barco que navegue solo, pero sí en mejores condiciones que al inicio de la administración. Corresponde ahora a Ruth Angélica Contreras tomar el timón de la dependencia más importante del estado y asegurarse de mantener el barco a flote, sin perder la ruta.

Porque en el corto plazo no parece haber un buen panorama. Ya se había advertido desde la discusión del paquete económico para este ejercicio fiscal: las proyecciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público eran demasiado optimistas, y las estimaciones locales fueron más moderadas.

Aunado a una eventual baja en la recaudación federal participable, mientras no se federalice la nómina educativa habrá que seguir gestionando mes con mes los recursos extraordinarios por más de 2 mil millones de pesos del Programa U080 y así garantizar los ingresos del sector educativo hasta el cierre del año.

Por encima de todo, junto a Rodrigo Reyes Mugüerza, secretario general de Gobierno, a Ruth Angélica Contreras le tocará el reto de seguir siendo oposición a la secta que tanto daño ha hecho a Zacatecas (y que hoy hace y deshace desde la Jefatura de Oficina del Gobernador) y garantizar que las dependencias tengan la suficiencia presupuestal para funcionar.

Porque el relevo en la Secretaría de Economía llegó muy tarde, pues a 41 meses de la «nueva gobernanza» hoy se tienen 1 mil 498 empleos formales menos que al inicio de la administración. Y en la Secretaría de Educación, Maricarmen Salinas ni siquiera cumplió un año al frente de la dependencia.

Tal vez estos cambios, aunados a la ausencia del gobernador en los nuevos nombramientos, sean indicativos de que algo ya no está funcionando en la «nueva gobernanza», en especial cuando los perfiles que se van son más afines a Ricardo Monreal. En una de esas, el último ricardista en despedirse sea Rodrigo Reyes, el último faro de esperanza en el gabinete para hacer frente a esa secta que tanto daño ha hecho a Zacatecas.

Al final la pregunta es: ¿Y «Zuñi«, para cuándo?

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