Y se les hizo bolas el engrudo

Triste papel el del encargado del Despacho de la Secretaría General de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Juan Armando Flores de la Torre, al intentar conducir los trabajos de la sesión extraordinaria del Consejo Universitario convocada para este lunes a fin de deliberar sobre el futuro que tendrá la Máxima Casa de Estudios luego de la renuncia del rector espurio Rubén Ibarra Reyes. Pero vayamos por partes…

El pasado viernes 16 de mayo, el aún rector fue sentenciado a 4 años de prisión por el delito de abuso sexual agravado en contra de una menor de edad, luego de una reclasificación del delito, aunque seguiría su proceso en libertad.

Por la tarde del mismo día se emitió una convocatoria a sesión extraordinaria del Consejo Universitario programada para el lunes 19 de mayo, a las 17:00 horas, con un único punto en el orden del día: implementación del artículo 31 del Reglamento Interno del Consejo Universitario que señala: en la sesión extraordinaria que se realice para decidir sobre la renuncia del rector o iniciar el procedimiento para la destitución o sanción por fallas graves e infracciones a sus deberes.

Llegada la fecha, y ante las crecientes manifestaciones de protesta, se determinó que la sesión extraordinaria se desarrollaría a la misma hora, pero de manera virtual, aunque no fue el único cambio.

Declarado el quórum legal para sesionar, se aprobó un segundo orden del día, diferente al originalmente contemplado en la convocatoria del pasado viernes; éste incluía un segundo punto en el que, asumiento que se aprobaba la renuncia (no la destitución) del rector, se sometería a la consideración del Pleno la aplicación del artículo 29 fracción IV del Reglamento Interno del Consejo Universitario, en función del artículo 23 de la Ley Orgánica de la UAZ, para designar a quien fungiría como rector interino. Ese fue el orden del día aprobado.

Sin embargo, las más de tres horas que duró la sesión extraordinaria, con múltiples intervenciones a cual más de diversas que por primera vez fueron escuchadas, sólo condujeron a un entrampado como los que ya son cosa del día a día en el Poder Legislativo del Estado de Zacatecas, particularmente en lo que fue la 64 Legislatura.

Previo a la discusión, se dio lectura a la carta de renuncia del rector Rubén Ibarra, en la que básicamente se declara víctima tras afirmar que «a pesar de haber presentado todas las pruebas necesarias para demostrar mi inocencia y evidenciar que no existe un hecho delictivo que perseguir, las condiciones del entorno jurídico y político, me han llevado junto con mi equipo de defensa a tomar la decisión de acogerme a un proceso abreviado«.

Agrega la carta que «he asumido esta vía legal como una salida que, si bien difícil en lo personal, me permite evitar una mayor exposición de mi familia, de mí y de la propia Universidad Autónoma de Zacatecas, a una narrativa mediática y judicial que ha sido injustamente manipulada«. Vaya cinismo…

Total que, durante la discusión del primer punto del orden del día, mucho del debate se centró en explicar las diferencias entre una renuncia y una destitución del rector. La primera implicaba un acto de voluntad como salida fácil ante el cochinero en el que deja a la Universidad. El segundo involucra la institucionalidad, en una decisión colegiada del máximo órgano de gobierno, con base en principios que deben regir en la UAZ y deben aplicar sus integrantes, y como consecuencia de acciones contrarias a estos principios.

¿Cuál fue el problema? Que al momento de votar, Armando Flores dijo claramente que se sometía a consideración del Consejo Universitario la renuncia del rector; nunca dijo expresamente iniciar el procedimiento de destitución. Y así cayeron en la trampa uno a uno las y los consejeros universitarios.

Así que, al final, se tuvieron 28 votos únicamente en contra de aceptar la renuncia del rector y 13 votos a favor. Porque así se sometió el tema a votación; nunca se dijo explícitamente «o la renuncia o la destitución«, y esos matices son importantes en términos jurídicos (no lo sabrán en el Poder Legislativo).

Y como no se aceptó la renuncia del rector, Rubén Ibarra seguía en funciones. El siguiente paso, naturalmente, hubiera sido consultar con la asamblea si se aprobaba o no iniciar con el procedimiento para su destitución… pero no lo hicieron.

Por si el primer error no hubiera sido suficiente advertencia, Armando Flores y Raúl Sosa Mendoza, de la Comisión de Honor y Mérito, pretendían someter a consideración de la asamblea el segundo punto del orden del día aprobado, relativo a la designación de un rector interino.

Luego vino oootro capítulo de argumentaciones a favor y en contra del procedimiento, que llegó hasta la rídicula solicitud de ratificar la votación del primer punto del orden del día (¿en qué cabeza cabe? ¡habrase visto semejante ignorancia!), y las reiteradas peticiones para aclarar qué se había votado inicialmente.

En medio de toda esta discusión, era claro quiénes pretendían continuar con el segundo punto del orden del día y votar por la designación de Armando Flores de la Torre como rector interino… y ahí se les hizo bolas el engrudo.

En primer lugar, ¿cómo buscaban designar un rector interino si ni siquiera se había votado por iniciar el procedimiento para la destitución del rector (ese al que le habían rechazado la renuncia en la primera votación)? Recuérdese que, al no tener por aceptada la renuncia, Rubén Ibarra seguía en funciones, por lo que no había «ausencia del rector».

En segundo lugar, según la normatividad, «en ausencia del rector», el cargo será asumido por el secretario general, que en este caso sigue siendo Ángel Román debido a que no renunció a su cargo para contender por la Rectoría, sino que únicamente pidió una licencia temporal, mientras Armando de la Torre sólo funge como encargado del Despacho, no como titular de la Secretaría General.

Viendo que lo planeado siempre sale mal (¿o cómo dice el dicho?), Armando de la Torre declaró un receso de la sesión extraordinaria y citó para su reanudación este martes 20 de mayo, a la misma hora, también de manera virtual, en el que aún se presupone que se votará el segundo punto del orden del día… y así seguir con los yerros que ponen en ridículo a toda la Universidad.

El procedimiento a seguir era bastante claro. Si la intención es dejar a Armando de la Torre como rector interino, el primer paso en la sesión de este martes debería ser la aprobación de iniciar el procedimiento de destitución (y recisión laboral) de Rubén Ibarra como rector de la UAZ. Y hasta ahí.

Concluido el procedimiento, y declarada la validez de la decisión colegiada del Consejo Universitario para destituir al rector (y rescindir su relación laboral), entonces sí se puede decir que el espacio ha quedado vacante.

Como Ángel Román sigue siendo secretario general de la UAZ debido a la licencia temporal, el tercer paso sería que presentara su renuncia al cargo. Así, el Consejo Universitario estaría en condiciones de designar a Armando Flores, primero, como titular de la Secretaría General y dejara el nombramiento de encargado del despacho.

Eso conduciría a que, en oootra sesión extraordinaria, se aplicara el artículo 31 del Reglamento Interno del Consejo Universitario, a fin de designar a Armando Flores como rector interino. Y tan, tan…

Pero, pues, cada quién…

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