O ya se cansó la mula o fue la condición de la nueva gobernanza para “dizque ahora sí” ceder a las solicitudes de apoyo de quien se dice “oposición”.
La comparecencia de Carlos Zúñiga, secretario de Desarrollo Social, tirándole a coordinador de agenda del gobernador, vocero oficioso, repartidor de boletos, chofer e influencer de medio pelo, parecía más una “charla entre amigos” que la carnicería esperada por el magro desempeño de una de las dependencias con mayor incremento presupuestal para este año.
Mientras el pasado miércoles los diputados habían preparado hasta un “montaje” con todo y féretro para cuestionar al secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín; este jueves la tibieza de la mayoría de los diputados en sus cuestionamientos al titular de SEDESOL más bien hacía sospechar de su urgencia por recibir “apoyitos” de la nueva gobernanza para la gente de sus distritos.
Caer en preguntas fáciles como el reiterado cuestionamiento por las estadísticas de pobreza y carencias sociales en el estado (cifras que en dos minutos pueden consultarse en el portal del CONEVAL) o las múltiples quejas de que no les abren las puertas para ser atendidos, poco ayudó a mejorar su percepción como “oposición crítica”, mucho menos cuando en las réplicas se ponían de pechito con un: “estamos en toda la disposición para trabajar juntos y ayudarle”.
La mayoría optó por hacerse de la vista gorda frente al subejercicio en la SEDESOL, que según cifras “oficiales” rondaría los 504 millones de pesos, es decir, casi 3 millones de pesos más que el presupuesto que le aprobó la 64 Legislatura en 2021 debido a una ampliación presupuestal por más de 38.4 millones de pesos en el primer semestre del año. Y la cifra podría superar los 700 millones de pesos no ejercidos, considerando la verdad detrás de los subejercicios.
Pero Zúñiga Rivera en un momento daba una cifra y a la siguiente respuesta daba otra cifra, en una danza de “cifras alegres” de las que ni siquiera la Secretaría de Finanzas ha podido dar certeza. A lo más, algunos diputados alcanzaron a insistir en preguntar a cuánto ascendía el subejercicio en la dependencia y la respuesta se repetía: como no ha cerrado el ejercicio fiscal, no se puede hablar de subejercicios, una expresión idéntica a la utilizada por la diputada Maribel Galván, coordinadora del grupo parlamentario de MORENA, cuando fue cuestionada por los subejercicios.
El problema es que su justificación se cae cuando se sabe que el ejercicio de recursos no está sujeto totalmente a los engorrosos procesos de licitación, los cuales demoran mucho más de lo programado si el titular de SEDESOL no despacha en su oficina, por mucho que se excuse en que la dependencia es solo un ente técnico normativo, no ejecutor.
Pero habrá que recordar que en el presupuesto de la SEDESOL, se le habían aprobado hasta 316 millones 200 mil pesos en el capítulo 4000 para la operación de sus diferentes programas, de los cuales 197 millones 435 mil 700 pesos correspondían específicamente a la cacareada Pensión Universal para Personas con Discapacidad, en convenio con la federación. ¿Y cómo se ejerció el resto? Porque habrá que considerar que los programas sociales de “transferencia de recursos” están sujetos a reglas de operación y no propiamente a procesos de licitación, y estas ya habían sido publicadas en su momento.
Lo de Carlos Zúñiga fue más bien una exposición que se reducía al FISE y FORTAMUN (de cuyo subejercicio se deslindó echándole la bolita a Obras Públicas, SEDUVOT o a Seguridad Pública), o las 5 mil solicitudes recibidas en las “20 audiencias públicas por la transformación” (de las cuales se limitó a señalar que el 80% correspondía a temas de vivienda, pero no especificó cuántas ya habían tenido respuesta satisfactoria).
También se refirió a la Pensión para Personas con Discapacidad, cuya dispersión de recursos aseguró que se realizaría en el mes de noviembre, pese a que en junio concluyó el registro de solicitudes. ¿Cuatro meses para procesar el trámite de beneficiarios? Eso es “eficiencia administrativa”…
Solo que la SEDESOL tiene más programas de los cuales el titular no informó a detalle, pero se comprometió a “pasar la tarjeta correspondiente” una vez concluida la comparecencia.
Entre los programas de los cuales no informó está “Bienestar para Grupos Vulnerables”, que básicamente se trata de transferencia de recursos (en efectivo o en especie) y que según el SIPLAN, sería el segundo programa con mayor rezago. Bien curioso que en los informes financieros de la SEFIN por estructura programática, este programa exhibe una nota al pie de página señalando que “no se han recibido solicitudes”, de ahí que no se ejercieran recursos. ¿Será posible considerando las “20 audiencias por la transformación”?
Otro programa cuestionado durante la comparecencia de Zúñiga Rivera fue el de “Créditos para el Bienestar”, y mientras en el documento del primero informe “de resultados” se reportaba una erogación de la maravillosa cantidad de poco más de 100 mil pesos para comerciantes de un mercado en Fresnillo, en los informes financieros de la SEFIN se reporta un gasto de 13.5 millones de pesos para este programa. ¿Y ningún diputado se dio cuenta?
Lo “mejor” fue cuando el secretario argumentó la poca inversión a estas alturas del ejercicio fiscal señalando que el Fideicomiso Zacatecas estaba en proceso de extinción y que debido a una cartera vencida por más de 70 millones de pesos, para la cual la SEDESOL no contaba con la capacidad para recuperarla, se transfirió a la Secretaría de Economía, otro “elefante blanco” de la nueva gobernanza. Solo que el recurso no obra en las cuentas del fideicomiso. ¿Y ningún diputado se dio cuenta?
Por supuesto que no. Para los diputados, lo importante era preguntar por las despensas repartidas en los municipios, pero olvidaron que la estrategia alimentaria corresponde más bien al SEDIF. Y muy tibia fue la crítica ante el presunto condicionamiento de recursos del FISE que ya han denunciado diversos alcaldes, por no decir el retraso en la firma de convenios. A estas alturas del ejercicio fiscal, ¿quién contaría con recursos para convenir si tal vez soliciten primero un adelanto de participaciones?
Pocas fueron las intervenciones que realmente cuestionaron el desempeño de Zúñiga Rivera, como el diputado David González, quien exhibió la farsa de los uniformes entregados o el sobrecosto de los útiles escolares que siguen repartiendo, a casi dos meses de iniciado el ciclo escolar. Pero el pleno se convirtió en una carnicería durante la intervención de la diputada Gaby Basurto, quien explicó al secretario con peras y manzanas todos los procedimientos que correspondían a su dependencia y que podrían explicar la razón de los subejercicios en la SEDESOL.
El plus fue cuando la coordinadora de la bancada del PRI exhibió al funcionario de la nueva gobernanza mintiendo en su grado académico, o cuando la diputada Priscila Benítez se “cuatrapeó” y ya no sabía si nombrarle secretario del Bienestar o secretario de Desarrollo Social.
Finalmente, si la SEDESOL es más una dependencia técnica, normativa, ¿cómo justificar una pretendida campaña de “trabajar en campo y no en escritorio”? Tal vez por ausentarse de su despacho, el secretario no ha desahogado los trámites que le exige la dependencia que encabeza. Si no, que le pregunten a Miriam García, directora del Instituto para la Atención e Inclusión de las Personas con Discapacidad…