En Zacatecas, las casas se caen de viejas

En Zacatecas, una de cada tres viviendas habitadas (33.5%) tiene más de 31 años de antigüedad, lo que ubica a la entidad como la segunda a nivel nacional con la mayor proporción de viviendas en condiciones de deterioro.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Zacatecas solo el 10.4% de las viviendas tienen menos de 5 años de antigüedad y una de cada cuatro (24.0%) tiene entre 11 y 20 años.

Aunque la mayoría de las viviendas habitadas cuenta con sanitario (97.8%); agua entubada (97.6%); drenaje (96.3%) y electricidad (99.5%); lo anterior no evita que las viviendas requiera mejoras, pues el 44.1% tiene grietas o cuarteaduras en techos o muros; el 46.0% presenta humedades o filtraciones de agua y únicamente el 37.1% no tiene estos problemas estructurales.

En Zacatecas prefieren las fincas grandes

Podría pensarse que ante el salario promedio mensual del personal ocupado, en Zacatecas se tendrían problemas de hacinamiento en las viviendas; sin embargo, es la tercera entidad a nivel nacional con menor porcentaje de viviendas con menos de 55 metros cuadrados de construcción, con apenas el 14.0%, mientras el promedio nacional ronda el 28.1 por ciento.

Este tipo de problemas sí son graves en el caso de Campeche, con el 44.3%; Baja California Sur, con el 43.8% y en Chiapas, con el 43.5%; mientras que los índices más bajos se tienen en Aguascalientes, con 7.8%; y Coahuila, 12.8% de las viviendas habitadas.

Tal vez se deba a que en Zacatecas, el 27.6% de las viviendas tiene más de 300 metros cuadrados de construcción, la proporción más alta en todo el país, aunque este espacio en la propiedad no se ha traducido en construir locales comerciales o para negocios, pues solo el 11.9% de las viviendas habitadas cuentan con este tipo de espacios.

Sin embargo, de acuerdo con la ENVI 2020, el 60.7% de las viviendas en Zacatecas aún requiere ampliación de sus espacios y el 57.6% necesita arreglos y remodelaciones. Es probable que esto responda a que en general los zacatecanos consideran satisfactorio la estructura de sus viviendas, pero no están convencidos respecto al espacio destinado a la sala comedor.

Al elegir dónde vivir, al parecer los zacatecanos han privilegiado más las distancias respecto a los centros escolares o de trabajo y menos respecto a los centros recreativos, culturales y de esparcimiento.

Comprar vivienda sale caro

Las desigualdades en Zacatecas también se muestran en la forma de adquirir una vivienda. Por ejemplo, tomando en cuenta que gran parte tiene más de 30 años de antigüedad, es entendible que el 74.3% de las viviendas se hayan adquirido con recursos propios y solo el 9.9% con un crédito del Infonavit.

Eso permitió que el 65.3% fueran construidas y el resto se tratara de compra de vivienda nueva o usada, lo que no ha evitado que una de cada 10 (11.6%) sean rentadas y el 15.8% sean prestadas.

Tal vez esta dinámica responda al encarecimiento de los créditos hipotecarios y la pobreza laboral que sigue permeando en más del 40% de las familias zacatecanas, según cifras del CONEVAL. Además, de las viviendas rentadas en Zacatecas, en el 51% de los casos es porque la persona no tiene recursos o no tiene acceso a crédito.

Por ejemplo, al tratarse de viviendas en renta, el pago promedio mensual es de 1 mil 783.40 pesos, mientras que una vivienda prestada implica erogar 1 mil 248.40 pesos y la cifra se dispara cuando se trata de vivienda propia que se está pagando, pues el pago promedio mensual es de 3 mil 792.20 pesos.

Al respecto, habría que considerar que de las viviendas habitadas propias que actualmente se están pagando, el 64.3% es con crédito del Infonavit; el 25.7% con un crédito de una institución financiera privada y el 18.2% con el FOVISSSTE.

Lo anterior explicaría que durante la pandemia por el COVID-19, el 46.7% tuviera problemas para pagar su crédito de vivienda y el 44.4% el pago de su renta.

Las cifras de la ENVI muestran que en Zacatecas prevalecen las viviendas antiguas, con riesgo de deterioro; que las viviendas son más amplias que el promedio nacional, lo que podría encarecer el costo de adquisición de la vivienda, sin olvidar las difíciles condiciones para adquirir un crédito hipotecario con instituciones como el Infonavit y, luego, pagarlo.