Por: Giselle Arellano
Ante la pandemia por COVID-19 en los últimos 2 años, la pobreza y la exclusión social que existe en México aumentaron, al igual que la economía mexicana se encontró gravemente afectada por las complicaciones sanitarias, causando rezagos en todos los sectores, sobre todo en el industrial.
De este modo, ante la apenas perseguida, pero lenta recuperación del país, Giselle Arellano Ávila demuestra preocupación ante una cuarta ola de Coronavirus, ya que esta (de acuerdo a expertos) traería una nueva interrupción laboral, resurgirían restricciones en actividades sociales, y afectarían especialmente a los servicios y precios.
En México, hasta este año se han confirmado 3.9 millones casos totales y 299 mil defunciones totales por COVID-19. Si por esta razón se compromete de nuevo la situación sanitaria, resurgirán los temas que han marcado la agenda de salud global durante los dos últimos años.
Si se achaca a un problema de acceso, el foco se pondrá de nuevo en la falta de pruebas, el recuento de vacunas, así como la existencia o no de dosis de refuerzo. En cambio, mucho del impacto sería marginal, sobre todo por la postura que ha tomado el gobierno y que las autoridades, hasta ahora, no anunciaron, y posiblemente eviten anunciar cierre de actividades.
Para hablar dentro del contexto más reciente, se debe observar a la Variante B.1.1.529, mejor conocida como Ómicron. Los laboratorios en la plataforma GISAID, hasta ahora, han compartido un aproximado de 400 secuencias de Ómicron en México y ya es el país latinoamericano que tiene más muestras de la nueva variante.
En términos de previsión, no se espera que ocasione bajas increíbles a la economía porque el gobierno federal no considera grandes confinamientos y la población ya ha aprendido el cómo adaptarse a convivir con el COVID-19.
Sin embargo, si los contagios de Ómicron siguen el avance que han tenido hasta ahora, esto pondrá en duda la recuperación económica en México, que en los últimos meses ya ha mostrado debilidad. Lo que sostiene a la economía mexicana son las remesas y la demanda de bienes en Estados Unidos, país que registró en 2021 una fuerte reactivación.
Desde su propio lado, el debate económico internacional en 2022 buscará aclarar la fortaleza y durabilidad de la recuperación en las economías avanzadas; el cómo se encuentra la vulnerabilidad de las economías de ingresos medios; el comportamiento de las economías emergentes; y el aumento de los precios. En México se carecen de las políticas necesarias para permitirse con la velocidad apropiada, adaptarse a la nueva realidad mundial sin arrastrar las debilidades estructurales de su tronco económico.
Visto así, es posible que en el 2022 tengamos nuevas obstrucciones y distanciamiento social que perjudicará a los sectores. Como llamada a la atención, deberemos manejar con cautela las expectativas sin dejar de impulsar, desde la ética profesional, la productividad. Después de todo, al ser un nuevo año, siempre existe la gran oportunidad para sacar adelante a México y lograr una reactivación económica efectiva. Para ello necesitamos la participación de todos y todas.