Por: Giselle Arellano
Según el Índice de Adopción Global de Criptomonedas de Chainalysis, Latinoamérica es uno de los países que más ha crecido en el uso de criptomonedas, y tan solo en México la adopción de este tipo de divisa crece diariamente.
En 2021, el Bitcoin pasó de valer 250 mil pesos a superar la marca del millón de pesos; el punto más alto en la historia para una divisa digital que nació en 2009 como un experimento del que pocos conocían.
Imaginémosla en función de una billetera virtual y no como una cuenta bancaria que te pide tu nombre y tus datos. La criptomoneda registra el “historial” de los movimientos o transacciones de sus usuarios, a través de la tecnología conocida como blockchain (plataforma de pagos sin intermediarios que se monitorea a sí misma y que se vuelve más valiosa a medida que más miembros se unen a su red).
Para las ansiosas y próximas revoluciones digitales, así como una ciudadanía dentro de países en desarrollo, excluida financieramente, invertir en las criptomonedas se ha convertido en una alternativa posible, porque no exige tantos requisitos como la banca tradicional.
Cualquier persona en el mundo que tenga una cuenta dentro de la red y pueda conectarse a internet puede acceder a Bitcoin, depositar dinero, recibir y transferir fondos. De ahí parte el concepto de “open money”, para que cualquier persona pueda acceder al sistema financiero.
Para Giselle Arellano Ávila, a los economistas tradicionales, a los grupos financieros y sobre todo a los gobiernos no les parece una idea rentable. Por verlo de una manera: vivimos a expensas de lo que digan las clases más privilegiadas del mundo y el Bitcoin representa una opción que le devuelve a las personas ese control.
En países como Venezuela que tienen una hiperinflación y hay devaluación de su moneda, Bitcoin ha tenido mayor aceptación; o en El Salvador, el primer caso en el mundo en autorizar las criptomonedas como moneda de curso nacional.
Como se pueden adquirir con relativa facilidad por medio de plataformas web, resultan más convenientes que comprar por valor de dólares en físico, pues evita comisiones y se pueden enviar a otras personas en otros países. Además, las criptomonedas protegen a los usuarios de la inflación que tienen los países receptores.
Dentro del tema de envíos de dinero, los mexicanos en Estados Unidos prefieren hacerlos a través de transferencias electrónicas, lo que representa el 99% de las transacciones, mientras que los envíos en efectivo solo suman el 0.5 por ciento. En total se han efectuado 11.6 millones de transacciones, según el informe del Banco Central. En conclusión, las remesas representaron el 3.9% del PIB de México en los primeros tres meses del 2021.
¿Serán entonces las criptomonedas la nueva vía de remesas en América Latina? Según Chainalysis, Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Perú y México figuran entre los países con mayor adopción de criptomonedas en el mundo. Las remesas enviadas por medio de criptomonedas desde el extranjero hacia países de América Latina pasaron de unos 100 millones de dólares por mes, entre octubre y abril de 2020; a casi 400 millones por mes entre abril y mayo de 2021.
Ya que el sistema financiero está excluido para ellos en un inicio, con Bitcoin solo tienen que llegar a una computadora y crear una billetera virtual. Bitso, fundada en 2013 en México, alcanzó en los últimos meses 3 millones de usuarios registrados en su plataforma de compra venta de Bitcoin, Ethereum, DAI y una decena de criptomonedas más.
Su existencia bajo estos datos básicos demuestra lo bien que camina la economía mexicana a pesar del golpe dado por la pandemia de Covid-19. Para Giselle Arellano Ávila, con el uso de este activo digital nuestra economía está en recuperación, está creciendo; sin embargo, las instituciones financieras no están autorizadas a celebrar ni ofrecer al público operaciones con activos virtuales, incluidos los depósitos o cualquier otra forma de custodia, así como el intercambio o transmisión.
Recomienda que, antes de invertir en Bitcoin o cualquier producto financiero, es importante tener una adecuada asesoría y educación financiera. Es necesario aprender sobre el empleo de estos activos virtuales como depósito de valor o como otro modo de inversión.