Septiembre debería ser el «mes del papel higiénico» en Zacatecas: mucho rollo para intentar limpiar tanto cochinero a la vista de los zacatecanos. Ya tocó el turno al gobernador David Monreal y en los 58 municipios continúan con estos ejercicios constitucionales que de poco o nada han servido para realmente informar sobre el estado que guardan las administraciones públicas.
Y en esta serie de «informes de actividades» no se podía quedar atrás el rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Rubén Ibarra Reyes, quien este lunes dijo cada barbaridad en su mensaje en el Palacio de Convenciones…
Cierto es que se han hecho gestiones respecto a la deuda histórica (y acumulada) de la Máxima Casa de Estudios con el ISSSTE, y aunque hoy se tiene la posibilidad de reducir esa deuda de casi 3 mil millones de pesos a solo mil 500 millones, pagaderos en un plazo de 10 años, las cosas no son todavía un hecho, tal como lo pintó en su discurso Ibarra Reyes.
Ya el subdelegado Administrativo del ISSSTE, Salvador Estrada, precisó que para que el acuerdo de reducción de la deuda surta efecto, la Universidad tiene que hacer un pago por la cantidad de 494 millones de pesos en una sola exhibición. De lo contrario, a esa deuda no le moverán ni un cero.
Es una cantidad que ni de chiste tiene la Universidad hoy en sus cuentas bancarias. De hecho, ha tenido que recibir ampliaciones presupuestales por casi 82 millones de pesos en lo que va de este año para cumplir con sus compromisos. Y el déficit continúa para los meses que restan a este 2023 que de por sí ya pinta deficitario en materia presupuestal.
El problema es que desde hace ya más de un mes, Rubén Ibarra ha tocado las puertas en la «nueva gobernanza» para contar con el respaldo financiero del estado y estar en condiciones de realizar este pago que daría un gran respiro a la UAZ, pero el gobernador David Monreal ni ve, ni oye, ni pretende mover un dedo para ayudar a la Benemérita institución.
La situación ya está que le come las ansias a Rubén Ibarra, quien cada día que pasa ve mayor merma en sus aspiraciones a continuar en la vida pública de Zacatecas, incluso desde un cargo de representación popular.
Ya en otras ocasiones hemos comentado que el rector ha pretendido utilizar a los universitarios (docentes, alumnos y trabajadores por igual) para sus propios fines políticos, pero hoy las cosas se le van entrampando más, sobre todo desde que su delfín perdió la dirigencia del SPAUAZ, y el pleito misógino con la actual dirigente, Jenny González Arenas, es más que una piedrita en el zapato.
Al paro que se mantiene en la Unidad Académica de Agronomía por haber detectado plazas irregulares (no reconocidas) hoy se suma un nuevo listado dado a conocer por el SPAUAZ en el que se han detectado hasta 315 plazas sin respaldo documental, en un plazo que abarca del 15 de noviembre del 2022 al 31 de julio de este año.
Y la mayor cantidad se registran, según la información del SPAUAZ, en el caso de las preparatorias, con 52 casos. Por ello, las preparatorias de la UAZ se suman al paro de labores hasta que el rector Rubén Ibarra se digne a sentarse en reunión de trabajo con la líder sindical y se aclaren por fin esos movimientos en nómina sin soporte documental, entre muchas, pero muchas otras anomalías en la gestión de quien ya da por hecho que su mayor herencia será haber solucionado el adeudo histórico de la institución. ¡Ter-nu-ri-ta!
Desaire a la CMIC
Pues resulta que a la reunión anual de agremiados a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción delegación Zacatecas (CMIC) no acudió el gobernador David Monreal, quien prefirió asistir a los informes de los alcaldes de Trancoso y Vetagrande, Antonio Rocha y Refugio Avitud Guerrero.
En su lugar, no mandó en representación al secretario de Obras Públicas, Guillermo Carrillo Pasillas, quien sí estuvo presente en el magno evento. No, la representación del gobernador estuvo en la figura de Laura Elvia Bermúdez, hoy titular del Instituto Zacatecano para la Construcción de Escuelas (INZACE), pero que ya desde su encargo al frente de la Secretaría de Desarrollo Urbano (SEDUVOT) enfrentaba duras críticas del gremio de la construcción porque teniendo tantos millones en su presupuesto, nomás no había licitaciones y las pocas que se publicaban, de forma muy, pero muy tardía, eran para «las cuotas y cuates».
Tampoco es que el gremio de la CMIC le guarde mucho aprecio a la «nueva gobernanza», porque la última vez que David Monreal tuvo el tacto para sentarse con el gremio fue en la pasada reunión anual del 2022, a la que por cierto llegó tardísimo y sólo para prometer cosas que no ha cumplido a la fecha, porque «prometer no empobrece».
Si no, recuérdese que el sector de la construcción en Zacatecas hoy es el más golpeado en materia económica, ya sea por la falta de obra pública o porque las pocas obras que se licitan (en cantidades millonarias) quedan en manos de un reducido círculo.
Eso sí, no pocos agremiados se preguntaron anoche qué tenía que andar haciendo en la reunión anual de la CMIC el que dice encabezar la Secretaría de Economía, un tal Rodirgo Castañeda, que del gabinete de florero en la «nueva gobernanza», es lo peorcito. Será que fue a ofrecerles su maravillosa idea de integrarse a las cadenas de proveeduría que hoy promueve como si descubriera el hilo negro de la economía en la entidad. ¡Ter-nu-ri-ta!
Adiós a la «chiquillada legislativa»
Como ya advertíamos en este espacio, se consumó el llamado PRIMOR en lo que será el último año constitucional de la 64 Legislatura. Sin embargo, las cosas no son como se aprecian a primera vista.
Como se recordará, la diputada del PVEM, Georgia Miranda Herrera, fue electa como presidenta de la Mesa Directiva para este primer periodo. Y en sesión ordinaria de este lunes (en la que, para variar, batallaron para reunir quórum hasta en tres ocasiones), fueron electas Gabriela Pinedo Morales y Gabriela Basurto para presidir, respectivamente, la Junta de Coordinación Política (que estaba en manos de Enrique Laviada) y el Órgano de Administración y Finanzas (donde dejó un cochinero financiero la petista Ana Luisa del Muro).
No fue el único cambio, pues también por acuerdo interno, la coordinación de la bancada del PRI quedará en manos del diputado Manolo Gallardo en lo que resta del periodo. Y estos cambios, dicen, no responden a una supuesta intervención de la senadora Claudia Anaya, sino que cuentan con el respaldo del CDE del PRI y su dirigente estatal, Carlos Peña.
¿Cuál es el trasfondo? El cochinero que ha sido esta 64 Legislatura en gran parte por el entorpecimiento al que se han visto sometidos los diputados por las vulgares ambiciones de «la chiquillada legislativa» que ya en días pasados renegó por haber sido relegados de los acuerdos para el último año de ejercicio constitucional.
Es bien sabido que hubo casos donde los consensos se rompieron «de último momento» por los acuerdos «en lo oscurito» de diputados como Lupe Correa o Karla Valdez. Y no fueron los únicos. Eso sí: queda en el fuego cruzado la panista Marimar de Ávila, quien tendrá que hacer de tripas corazón y apechugar porque al final, aquellas promesas de encabezar algún órgano quedaron en eso: sólo promesas. ¡Ter-nu-ri-tas!