Aún no se cerraba la herida por la desaparición y posterior localización sin vida de seis jóvenes de la comunidad de Malpaso, Villanueva, cuando el gobernador David Monreal anunció «cambios» en su gabinete de florero, y por momentos se olvidó la tragedia que vive Zacatecas.
A la Secretaría de Obras Públicas llega José Luis de la Peña, luego de su paso por el Instituto Zacatecano de Construcción de Escuelas (INZACE) y la Secretaría de Desarrollo Urbano (SEDUVOT) en esta administración. Él relevará en el cargo a Guillermo Carrillo Pasillas, cuyo desempeño dejó muy mal sabor de boca en el gremio de la construcción.
Baste recordar la lentitud para ejecutar los más de 510 millones de pesos etiquetados para Inversión pública el año pasado, en una dinámica que no ha cambiado para este ejercicio fiscal, pues al 30 de junio sólo se habían devengado 94.6 millones de los más de 638 millones de pesos etiquetados en el Capítulo 6000.
Y si a eso se suman las acusaciones por presunto favoritismo en la asignación de obras (sobre todo las de contratos millonarios), se entiende el enojo por un pastel no repartido.
Por otra parte, Luz Eugenia Pérez Haro, quien se desempeñaba como subsecretaria de Desarrollo Urbano, llega a la titularidad de la SEDUVOT para sustituir en el cargo a Luis de la Peña, que tampoco ha brillado a su paso por el INZACE y la SEDUVOT.
De hecho, Luis de la Peña, en su corto desempeño como secretario de Desarrollo Urbano, prácticamente sólo le dio tiempo de medio tratar de limpiar el cochinero que le heredó Laura Elvia Bermúdez antes del enroque de titulares con el INZACE.
Y el reto que tiene en la Secretaría de Obras Públicas tampoco será cosa menor, considerando los subejercicios, el enojo del gremio de la construcción, la opacidad en el kilometrómetro (¿o ya era carreterómetro?) y el tortuoso proyecto del segundo piso en el bulevar.
Por si estos cambios no fueran suficientes, el gobernador David Monreal también designó a Ángel Manuel Muñoz Muro (el famoso Ángel de la Muerte, Soledad Luévano dixit) como coordinador general Jurídico, en sustitución de Ricardo Humberto Hernández León.
Su tarea tampoco será sencilla, pues además de arrastrar con el estigma de ser el responsable de los juicios caídos en tribunales y que fueran promovidos por vendettas políticas, llega a una dependencia que deberá tener interlocución directa con los diputados locales en lo relativo a la publicación de decretos aprobados, los que aún no han sido publicados en el Periódico Oficial, y los que a criterio de la «nueva gobernanza» (¿o era la secta?) ameritarían aplicar el llamado veto de bolsillo.
Pero más allá de los cambios en el gabinete de florero, y de los tacos de lengua servidos en sendos boletines alabando los logros en cada dependencia, para los zacatecanos sigue clara la exigencia de cambiar de cabeza para que este barco llamado Zacatecas no termine de hundirse como el Titanic, a casi nada de haber zarpado.
Si se tratara de un cuadro clínico, estos cambios en el gabinete de florero equivaldrían a dar un paracetamol para tratar una peritonitis. Si habláramos de ese barco llamado Zacatecas, tendríamos a una tripulación a la que le han instruido salvar al barco mientras su capitán, el gobernador David Monreal, se empeña en hundirlo. Ante tal circunstancia, a la tripulación de la «nueva gobernanza» no le queda más que repetir la perorata ya harto conocida por los zacatecanos: «por instrucciones del señor gobernador«, o lo que es lo mismo, «lo que usted diga, gobernador«.
Y arranca la glosa del segundo informe
Alguna urgencia debió tener el gobernador David Monreal para hacer estos movimientos en su gabinete de florero antes de la glosa del segundo informe de gobierno que comienza este lunes con la comparecencia del secretario de Campo, Jesús Padilla Estrada, quien ha nadado de muertito ante las acusaciones por su presunta implicación en la llamada «Estafa Legislativa».
Sin embargo, tampoco es que haya destacado por su brillante papel al frente de la SECAMPO, especialmente este año que Zacatecas enfrenta una severa sequía similar a los niveles del 2012, cuando los gobiernos de las «herencias malditas» lograron la declaratoria de emergencia que hoy no han podido tramitar en la «nueva gobernanza» (y sólo avientan la bolita) para apoyar a los productores.
Frente a las cifras alegres que el secretario pueda repetir en su mensaje ante el pleno de la 64 Legislatura, existen los «otros datos» que darían cuenta del desastre en el campo zacatecano, como lo demuestra el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER).
Porque según esta plataforma de consulta pública, mientras la producción pecuaria no ha tenido variaciones significativas (entre -2% y 2%) en los últimos cuatro años, no ha ocurrido lo mismo en el ámbito agrícola, donde prácticamente se ha reducido a la mitad la producción.
La estadística por Año agrícola, según el SIAP y con corte al 31 de agosto de cada año, muestra que mientras en 2020 se sembraron más de 1 millón 123 mil hectáreas; para el 2022 la superficie se redujo a poco más de 920.7 mil hectáreas; y en lo que va de este 2023 a duras penas se llegó a 547.5 mil hectáreas.
Y aunque recién comienza el ciclo Otoño-Invierno, sin variaciones significativas respecto a otros años, el ciclo Primavera-Verano prácticamente hay que darlo por perdido, como reconoció hace unos días el gobernador David Monreal.
Es que las «herencias malditas» no le permitieron a la SECAMPO tramitar en tiempo y forma la declaratoria de emergencia ante la CONAGUA y la SEGOB, mucho menos se ha notado la coordinación con la Delegación de Programas para el Desarrollo que encabeza Verónica Díaz Robles para la entrega de fertilizantes, un programa federal en el que ya hace meses se acusó no sólo el retraso en la apertura de los centros de distribución, sino también el favoritismo en la entrega de insumos.
No bastaron los exhortos de los diputados locales para mejorar en Zacatecas los precios de garantía, mucho menos para que nuestra entidad fuera considerada en el programa Sembrando Vida. Lo bueno es que «el campo es solución y no problema» y frente a la sequía severa por la que atraviesan nuestros productores, «amor con amor se paga» y ahora tienen 400 tractores rifados (sabrá Dios con qué criterios), aunque no haya semilla ni fertilizantes ni agua para sembrar.
Tan mal ha ido la situación que, al 30 de junio de este año, Jesús Padilla apenas ha podido devengar el 10% de los más de 361.3 millones de pesos etiquetados en apoyos para productores. A ver para cuándo, porque al año sólo le restan dos meses…
Voceros aquí y allá
Cuando Xóchitl Gálvez quedó como única aspirante a encabezar ese bodrio llamado Frente Amplio por México, sus voceros en Zacatecas se contaban por montones que no dudaban en montarse en el tren «opositor«, voceros que se bajaron del tren cuando surgieron las acusaciones de presunto plagio en su tesis.
En el oficialismo no es muy distinta la situación. Desde que la «corcholata» Claudia Sheinbuam fue designada por «las encuestas» como presidenta de los Comités de Defensa de la 4T, no han faltado los voceros que promueven el proyecto de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México, especialmente quienes comulgaban con la postulación de Adán Augusto López o Ricardo Monreal. Porque «el hueso es el hueso«.
Tan sólo este fin de semana se realizaron dos asambleas informativas de manera simultánea para promover eso que han denominado «unidad y movilización»: una encabezada por el senador José Narro en el Hotel Parador, y otra por Ulises Mejía Haro en el Hotel Don Miguel.
Personalidades sobraron en una y otra asamblea, de eso no hay duda, pero fue notable la ausencia de cuadros del Comité y Consejo Estatal de MORENA, sobre todo los que están al servicio de la secta, que de dientes para afuera repiten la perorata de «unidad y movilización».
Y mientras Sheinbaum Pardo no designe oficialmente a un delegado o delegada para Zacatecas que coordine sus esfuerzos, seguirá habiendo más colgados de una marca que promete para el 2024, y no precisamente para Puebla del Palmar. Es cuanto.