Con esas palabras arrancó la comparecencia del secretario del Campo, Jesús Padilla Estrada, con motivo de la glosa del segundo informe de gobierno. Y con esas palabras calificó el diputado José Luis Figueroa lo reportado por la «nueva gobernanza» en el documento entregado el pasado 8 de septiembre al Poder Legislativo, en una realidad muy distinta a la que se palpa día a día en el campo zacatecano.
Al mismo tiempo, en el vestíbulo del recinto legislativo, el diputado Enrique Laviada y un grupo de legisladores de oposición insistían en la aprobación pendiente de la ley reglamentaria para la revocación de mandato, una reforma para que los puntos de acuerdo (que no se les dan a nuestros diputados) sean vinculantes, y una más para que el Ejecutivo esté obligado a comparecer ante el pleno legislativo.
Y todo ello, porque Laviada Cirerol calificó a la 4T como «una maldición para Zacatecas» y a las comparecencias de la glosa del informe, como «un desfile de cínicos». Tal vez por eso optó por tomar café en San Patricio en lugar de cumplir con su obligación constitucional de atender la comparecencia del titular de SECAMPO.
En fin, que en el pleno legislativo los diputados no se quedaron atrás en eso del «desfile de cínicos» y las caras de Jesús Padilla y el diputado Lupe Correa vaya que reflejaron el sopor de una comparecencia repetitiva en sus preguntas y respuestas. Y sopor-taron…
A diferencia de lo que pasa en el «tema de temas», Padilla Estrada no negó la crisis por la que atraviesa el campo zacatecano derivado de la sequía extrema, aunque vaticinó un escenario complicado debido a que a estas alturas difícilmente se logrará la declaratoria de emergencia (¿o era desastre?) para Zacatecas.
Porque resulta que para la CONAGUA, ya no existe tal grado de sequía en la entidad debido a que «ha llovido poquito» en la región de los Cañones. Y desde ya comenzó el argumento de la falta de recursos para atender las demandas del sector, un argumento que probablemente se escuche en boca de otros funcionarios de la «nueva gobernanza» en próximos días.
Como ya adelantábamos este lunes, el secretario advirtió que para este año agrícola muy apenas se sembró el 30% de la superficie proyectada, y el pronóstico a estas alturas es de pérdida casi en su totalidad. De ahí que la «nueva gobernanza» ya tenga integrado un «plan emergente» del cual no dio detalles, pero adelantó que la primera vía para dicho plan será lograr recursos de la federación para ponerlo en marcha.
La segunda vía, en caso de no lograr el apoyo federal (que es lo más probable) será buscar la autorización del Poder Legislativo (y eso se sabrá a finales de este mes) para poner en marcha el dichoso plan. ¿Será que estamos hablando de endeudamiento, PPS o un esquema de inversión privada?
Lo único que se podría salvar a estas alturas del año es la producción pecuaria, de ahí que la SECAMPO buscará la adquisición de forrajes en otras entidades vecinas para un programa alimentario para semovientes, no para engorda la engorda de cabezas, sino ya mínimo para que el ganado no se muera.
De ahí en más, vaya respuestas de Jesús Padilla a los cuestionamientos de los diputados, como los emitidos por la diputada Gaby Basurto, a quien aseguró que a la fecha ya se ha devengado el 96% de los recursos etiquetados en el Capítulo 4000, cuando los informes financieros de la SEFIN al 30 de junio muestran que en esta partida de apoyos para productores apenas se devengó el 10% de los 361.3 millones etiquetados.
Muy poco convincente resultó su respuesta (¿de verdad respondió?) ante las acusaciones de sobrecosto en las 6 máquinas adquiridas por 37 millones de pesos, cuyos ingresos tampoco se reflejan en sus informes financieros (dizque porque se canalizan a una cuenta concentradora), o el favoritismo hacia las empresas Agrocime y Agrocid, relacionadas directamente con funcionarios de la «nueva gobernanza», como acusó el diputado Juan Mendoza (ahora sí acudió a la sesión).
El momento cómico-mágico-musical llegó con la intervención de la diputada Marimar de Ávila, quien cuestionó por los resultados de una gira realizada a Canadá en la que se gastaron 170 mil pesos para únicamente dos funcionarios, a lo que Padilla Estrada respondió: «es que están caros los boletos de avión».
¿Y por qué ante la sequía severa no se previó la contratación de seguros catastróficos? Pues según el secretario del Campo, porque el 70% de la prima del seguro correspondía a la Federación y no había recurso para contratarlos. Lo bueno es que la 4T quiere «bien mucho» a Zacatecas.
Finalmente, queda claro que en la «nueva gobernanza» la política agropecuaria será reactiva y no preventiva, y que muy lejos queda eso de que «el campo es solución y no problema». ¿Listos para la escalada de precios en productos básicos?
Turno para Reyes Mugüerza
Siguiendo con la glosa del segundo informe de gobierno, este martes toca turno a la comparecencia del secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, quien tendrá que dar la cara también por lo que hizo o dejó de hacer su antecesora y hoy diputada local, Gabriela Pinedo.
Ciertamente el funcionario ha tenido declaraciones desafortunadas, en especial en los últimos días luego del terrible caso de los seis jóvenes asesinados de Malpaso, Villanueva. Sin embargo, por fin alguien da la cara en el «tema de temas» (y en muchos otros temas) cuando en los primeros 18 meses de la «nueva gobernanza» se aplicó la política de avestruz ante cada crisis.
Tal como ocurrirá con el secretario de Seguridad Pública, en la comparecencia de Rodrigo Reyes se prevén cuestionamientos en materia de seguridad y particularmente en el incremento de personas desaparecidas y no localizadas.
Sin embargo, no pasará por alto el hecho de que, según los informes financieros de la SEFIN con corte al 30 de junio, la Secretaría General de Gobierno apenas había devengado 226 pesos (no es broma) de los más de 46.1 millones de pesos del Capítulo 4000, ese del que se otorgan los apoyos sociales, que en este caso corresponden a víctimas de la «nueva gobernanza».
Ya se verá si el cuadro emanado de las oficinas del Senado puede torear el «desfile de cínicos» en el pleno legislativo sin entramparse en sus declaraciones.