En su quinto y último año de gobierno, Saúl Monreal Ávila (otra vez) anunció que deja la presidencia municipal de Fresnillo (ahora sí) en busca de otros horizontes, por allá en el Senado de la República, en su intención de encabezar la fórmula en próximo proceso electoral.
Y si bien MORENA enzabeza las preferencias en el estado de Zacatecas en la mayoría de los cargos que se disputarán en la elección del 2024, del plato a la boca se cae la sopa, pues antes que echar las campanas al vuelo los suspirantes deberán someterse a las benditas encuestas del Comité Nacional del partido, de donde se seleccionará a las candidaturas oficiales.
Hasta donde se sabe, este próximo 28 de octubre se emitirá la convocatoria correspondiente para quienes aspiran a encabezar la fórmula al Senado en el caso de Zacatecas. Del 2 al 6 de noviembre se abrirán los registros y se espera que para el 20 de noviembre, en la misma fecha que inicia el proceso electoral local (según la reforma aprobada por la 64 Legislatura), se publiquen los resultados de esta convocatoria.
La decisión tomada por Saúl Monreal se da a una semana de que se emita la citada convocatoria, y a unos días de la visita de Claudia Sheinbaum, coordinadora nacional de los Comités de Defensa de la 4T, al Pueblo Mágico de Jerez donde el fresnillense no pudo figurar como esperaba, a pesar de que los mítines estuvieron realtivamente controlados por el monrealismo.
Las más de 2 mil obras dejadas a su paso por la presidencia municipal de Fresnillo no parecieron suficientes para «El Cachorro«. Tampoco el hecho de haber saneado las finanzas del municipio, sin dejar deuda pública, o luego de haber liquidado los adeudos con el IMSS.
No, para Saúl Monreal (o al menos así parece la estrategia de su equipo) lo importante era intentar revivir eso que han denominado monrealismo y que, después de perder en el tablero nacional, Ricardo Monreal se encargó de ponerlo en jaque. Porque eso de sepultar el apellido, se le ha dado muy bien a quien hoy dice encabezar la gubernatura de Zacatecas: David Monreal Ávila.
Pensar que exhibir el respaldo del peor gobernador del país y de la historia de Zacatecas en su aspiración al Senado es la mejor estrategia para posicionar a Saúl Monreal, contrasta con las declaraciones de éste último que no en pocas ocasiones ha insistido que «ya le toca«.
Y si se pretende creer que por el hecho de que David Monreal acompañara a Claudia Sheinbaum durante toda su visita a Zacatecas la semana pasada ya es muestra inequívoca de que «El Cachorro» será el candidato, no se entiende por qué la necesidad de presumir una encuesta de True Data levantada en agosto de este año, donde Saúl Monreal llevaba la ventaja en las preferencias con 12.4%, por encima de su más cercano competidor, Ulises Mejía, que apenas llevaba 9.5 por ciento.
Y menos se explica esta presunción cuando en la dichosa encuesta, de agosto de este año, había un 63.2% de personas que no sabían por quién votarían para senador en el 2024, o que simplemente no contestaron a la encuesta.
Más parece un burdo intento de minimizar otra dichosa encuesta, la realizada por la casa De las Heras (y publicada en el mismo medio de comunicación), en la que Ulises Mejía aventajaba en las preferencias, seguido por el senador José Narro, y hasta la tercera posición se ubicaba Saúl Monreal.
Ciertamente, «El Cachorro» tiene más cosas que presumir en su propia trayectoria sin tener que recurrir a la gastada evocación de un monrealismo que tuvo su coyuntura en 1998, pero que transcurrido el tiempo ya fue. Mucho menos le aporta cargar a cuestas con los negativos de un David Monreal que en varias ocasiones ha dado la espalda al monrealismo.
Y mucho menos se fortalece cuando se pretende forzar una fórmula acompañado de quien hoy sólo representa una enorme resta: la delegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles.
En el fondo, Zacatecas vive más a la expectativa de quién entrará al relevo de Díaz Robles en caso de que ésta decida jugarse el todo por el todo buscando la candidatura al Senado, pues de ser así, los días están contados en la Delegación de Programas para el Desarrollo y en la baraja de nombres, aún persiste la duda sobre la continuidad de una secta que mucho daño ha hecho a la entidad, o su inminente salida. ¿Ya suenan las Golondrinas?
El pueblo que manda en el SEDIF
Triste comparecencia fue la del director del Sistema Estatal DIF, Humberto de la Torre, en la que quedó claro que hay muchas preguntas pendientes para el momento que decida rendir cuentas Yaseth Hernández Huerta como coordinadora general de la FENAZA en las dos últimas ediciones, si es que es llamada a comparecer por la 64 Legislatura.
Porque el hecho de que hasta el propio director del SEDIF se deslindara una y otra vez sobre diversas irregularidades señaladas en el manejo de ambas ediciones ya dice mucho, casi casi adelantando que «cada quien se rasca con sus propias uñas».
Voces al interior de la «nueva gobernanza» ya habrían advertido que las irregularidades habrían llegado a tal grado que la propia Yaseth Hernández bien haría en ir buscando un buen bufete de abogados que le salven el pellejo en tribunales una vez que se oficialicen las denuncias correspondientes.
Pero volvamos a la accidentada comparecencia del director del SEDIF, pues para variar, nuevamente fue retierado el rompimiento del quórum legal para sesionar, a tal grado que la presidenta de la Mesa Directiva, la diputada Georgia Miranda, tuvo que declarar por satisfecha la comparecencia cuando por enésima vez no había los diputados suficientes para continuar con la sesión, y luego de la insistencia de sus homólogos, ceder una y otra vez a continuar con la comparecencia.
Como se esperaba, muchos de los cuestionamientos se centraron en la estrategia alimentaria del SEDIF; las inconsistencias en los informes financieros respecto a los ingresos propios del Sistema; la presunta intromisión de Servidores de la Nación en las acciones del organismo; y el opaco manejo de las finanzas en la FENAZA.
Las respuestas de Humberto de la Torre tampoco fueron muy concretas, en algunos casos hasta respondió sin responder, como cuando dio a entender que los alcaldes tenían razón cuando acusaban intervencionismo en el reparto de programas alimentarios.
No bastó el señalamiento de contratar nuevamente a la empresa favorita del «quinquenio diferente», Dominus Messico, en la estrategia alimentaria por un monto de 245 millones de pesos, o que quedaran en el aire los señalamientos hacia la anterior empresa, Don Cacahuato. Porque a juicio del director del SEDIF, no había una empresa local con la capacidad requerida en el contrato para privilegiar a empresas zacatecanas, algo que no es totalmente cierto, pues hasta antes del 2020 sí hubo empresas locales con la solvencia para cumplir con la contratación del servicio.
Más inconsistencias surgieron cuando la diputada Gaby Basurto exhibió un video de una despensa con gusanos, de las que hoy reparte Dominus Messico, y aunque una cláusula del contrato establece que ante este tipo de irregularidades el SEDIF podría haber cobrado penas por hasta 12 millones de pesos, Humberto de la Torre mencionó que únicamente se han cobrado unos 270 mil pesos por este hecho.
Muy poco convincente fue su respuesta ante las reiteradas denuncias de intromisión en el SEDIF por parte de la Delegación de Programas para el Desarrollo, a tal grado que a pregunta expresa de la diputada Marimar de Ávila sobre a cuál amo sirve, el director del Sistema respondió tajante: «¿De quién recibo órdenes? Del pueblo que eligió nuestro gobernador». ¿Sería el mismo pueblo al que se refería la delegada Verónica Díaz Robles cuando acusó de indolente a la senadora Soledad Luévano?