A la «nueva gobernanza», si no le llueve, le graniza. Y con las lluvias recientes que incluso han generado inundaciones en las calles de Fresnillo, lejos queda la dichosa «declaratoria de emergencia» para Zacatecas, que ya no ve lo duro, sino lo tupido.
Con un Presupuesto de Egresos Federal para el ejercicio fiscal 2024 en el que nuestra entidad apenas mantendrá lo recibido este año (si es que no vuelven a recortar participaciones), se cumplirá la advertencia que hiciera el secretario del Campo, Jesús Padilla, durante su comparecencia con motivo de la glosa del segundo informe de gobierno: sin apoyo del Gobierno federal, los recursos propios del estado serán insuficientes para atender el impacto generado por la sequía registrada este año.
Bien lo dijo en aquella ocasión el diputado Lupe Correa: la «nueva gobernanza» ha sido reaccionaria, más que preventiva, en el caso de las contingencias que afectan al campo, una circunstancia de la que el secretario no pudo zafarse con el pretexto de las «herencias malditas», pero sí tuvo el cinismo de mentir sobre el ejercicio del presupuesto que le fue asignado para este año.
Como se recordará, durante aquella comparecencia del pasado 2 de octubre, la diputada Gaby Basurto cuestionó a Padilla Estrada sobre el subejercicio en el Capítulo 4000 por unos 330 millones de pesos, y el secretario casi casi juró por la capita roja del Santo Niño de Atocha que a la fecha de su comparecencia ya tenía el 96% de su presupuesto comprometido, una afirmación que ya fue desmentida en este espacio con la actualización de los informes financieros de la Secretaría de Finanzas (SEFIN) al 30 de septiembre.
Y ante la propuesta del diputado Lupe Correa para crear la Ley de Contingencias para el Agro Zacatecano (que sólo quedó en el anuncio en tribuna), el secretario del Campo señaló que ya había un proyecto de atención al agro por contingencias que sería remitido por el Ejecutivo al Legislativo para su autorización (¿implicaría la contratación de deuda?). Pero ya transcurrió casi un mes y medio y el dichoso proyecto no ha sido turnado a la 64 Legislatura.
Así pues, los productores zacatecanos se han enfrentado a una «nueva gobernanza» que no sólo se ha visto lenta en el reparto de apoyos; también a los efectos devastadores de la sequía en un año que, en palabras del titular de SECAMPO, «hay que darlo por perdido».
En esa lamentable comparecencia con la que arrancó la glosa del segundo informe de gobierno, Jesús Padilla también señaló que se tenía de plazo el último día de octubre para anunciar un plan emergente de apoyo al campo derivado de esta sequía, y que se esperaba en noviembre lograr la dichosa declaratoria de emergencia para acceder a recursos extraordinarios.
Lo primero no sucedió. Lo segundo, tal parece que no ocurrirá. Pues este fin de semana se publica en el Suplemento del Periódico Oficial la Adenda Modificatoria a los lineamientos para la operación del programa de desarrollo para la reactivación rural; y otra Adenda Modificatoria a las Reglas de Operación del Programa agrícola integral, sólido e inclusivo para este ejercicio fiscal. Y en las modificaciones se integran acciones emergentes por contingencias climatológicas. A poco más de un mes de que concluya el año.
En el primer caso, se agrega a la lista de apoyos la vertiente de los «apoyos económicos emergentes pecuarios por siniestros climatológicos», con los que se beneficiará hasta con el 50% del costo de los apoyos, que pueden ser para adquisición de equipo para acarreo de agua (tanques, tinacos o pipas-remolque), o para insumos pecuarios (alimento, sales, minerales).
Sobre el segundo programa, se refiere a los «apoyos económicos por afectaciones de contingencias climatológicas», con los que se beneficiará hasta con el 100% del costo de los insumos por hectárea, con un máximo de 20 hectáreas por productor, y que van desde la adquisición de semilla especializada de avena para mitigar efectos de siniestros, o para adquirir fertilizante químico por contingencias climatológicas.
En este caso, se especifica que «serán elegibles las productoras y productores que fueron afectados por contingencias climatológicas y que fueron censados por los H. Ayuntamientos, los Comisariados Ejidales y/o Delegados Municipales y que de manera conjunta con personal técnico de la Secretaría del Campo o bien personal designado por la Instancia Ejecutora, corroboraron los siniestros«. Así que los productores no incluidos en el censo, ya quedaron fuera del beneficio.
Ambas adendas modificatorias fueron firmadas entre el 13 y el 25 de octubre; es decir, con apenas un par de semanas de diferencia respecto a la fecha de la comparecencia del secretario del Campo, y antes de que concluyera el plazo para lograr la declaratoria de emergencia o para anunciar el dichoso proyecto emergente con recursos propios del estado. ¿Tan pronto se dieron por vencidos?
Lo más grave sería que con estas adendas modificatorias, especialmente en el programa relativo a la producción agrícola, se confirmara la acusación del diputado Juan Mendoza cuando señaló que en la SECAMPO predominan dos casas comerciales en toda la proveeduría, una de las cuales es Agro Cid SA de CV (que ni siquiera consta en el Padrón de Proveedores de Gobierno del Estado), propiedad de Rogelio Cid, que habría entregado «semilla de frijol el año pasado en mal estado, fue semilla champurrada, podrida, que no servía» (Juan Mendoza dixit), y que además surte agroquímicos, avena y otros insumos como los referidos en las adendas modificatorias.
Y a estas alturas del año, nada se ha dicho sobre la consolidación de la compra de forrajes en otros estados para mantener el hato ganadero en Zacatecas, ni tampoco los esquemas con los que se beneficiará a los productores.
Pero hay que sonreír porque seguramente Jesús Padilla ya piensa en jugársela por alguna diputación local en el próximo proceso electoral, luego de su lamentable papel en la 63 Legislatura y su peor desempeño al frente de la SECAMPO. Con esos resultados…