Y paz, paz, paz…

Cada vez que el gobernador (eso dice él) David Monreal amaga con hacer un anuncio bien harto importante, no se espera mucho de él y aún así logra decepcionarnos, como este miércoles que dio a conocer la dichosa Agenda de la Paz 2024.

Se trata de una estrategia que llega casi a la mitad del sexenio de la «nueva gobernanza» y que incluye más de 100 acciones a implementar mediante 33 dependencias y entidades estatales, organizadas en cuatro pilares: Sociedad en Paz, Sociedad Informada, Sociedad en Desarrollo y Sociedad Sostenible.

Muy bonito todo, especialmente en el mundo de las cifras alegres que hoy ubican a Zacatecas en el lugar 19 en incidencia delictiva, según el gobernador, gracias al Plan Zacatecas II y otras acciones implementadas desde entonces.

El problema es que de la dichosa Agenda de la Paz, la mayoría de las más de 300 actividades a desarrollar son acciones que ya se venían realizando o que son obligaciones constitucionales.

Sólo que ahora le agregan la expresión «por la paz«: jornadas por la paz, festivales por la paz, premios por la paz, carreras por la paz, desarme por la paz, elecciones en paz (súper importantes), la hora de la paz, domingos en paz, escuelas en paz, niños, jóvenes y hasta adultos mayores en paz… y así le podríamos seguir.

Haga de cuenta como el plan estratégico de prevención del delito con participación ciudadana (o algo así, de nombre larguísimo) anunciado hace casi un año, pero con meras acciones que ya se realizaban y que contaban con el respaldo presupuestal.

Lo de ayer es el más claro ejemplo de que la «nueva gobernanza» le sigue haciendo al tío Lolo, y como ya se advertía desde la reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, se sigue colgando de los programas federales para destacar «acciones locales», como lo demuestran las actividades programadas en el tercer pilar, «Sociedad en Desarrollo», y que van desde Jóvenes Construyendo el Futuro, las becas, La Escuela Es Nuestra, la pensión para personas con discapacidad y para adultos mayores, el apoyo a madres trabajadoras solteras, Producción para el Bienestar, el de fertilizantes, la conectividad a internet…

Bueno, sí, pero ¿qué va a hacer el Gobierno del Estado? Porque ninguno de esos programas son de su competencia, ¿o sí?

Por lo demás, no hay muchas novedades, pues en general se trata de acciones que ya se realizaban y que año con año son presupuestadas. Si acaso las promesas de poner en marcha (ahora sí) el C5i en el primer semestre del año, la construcción de 12 destacamentos de la Guardia Nacional o dos cuarteles más en Fresnillo y Villanueva, la construcción de una nueva UNIRSE en Pinos o la creación del Grupo Operativo Rural de Zacatecas (GORUZ).

Más dudas quedan sobre la propuesta de tener un Ministerio Público itinerante, implementar la denuncia digital o crear una Fiscalía Especializada para Delitos de Alto Impacto, pues además de que requieren suficiencia presupuestal en la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas (que para este año tuvo un incremento de 31.5 millones de pesos respecto al Presupuesto 2023), implica reformas a la Ley Orgánica de la FGJEZ y al ser año electoral, que Dios le ayude si David Monreal pretende que dichas reformas se aprueben antes de concluir la 64 Legislatura.

Y como hay de chile, mole y de manteca, sí se vio muy de relleno incluir entre las actividades los festejos por el 200 aniversario de las Morismas de Bracho, o el sueño guajiro de poner en marcha el Platabús.

Algo notable en la dichosa Agenda de la Paz es la ausencia de una perspectiva de derechos humanos, de igualdad de género o la transversalidad del tema migratorio (y recordemos que los migrantes se cuentan entre las principales víctimas de la inseguridad en Zacatecas, por no decir entre los victimarios).

Lo de ayer más parece uno más de los tantos actos de improvisación de la «nueva gobernanza» hechos a capricho del Ejecutivo para seguirle haciendo al tío Lolo. Y esto tampoco es reciente. Habrá que recordar que desde su campaña a la gubernatura en el 2016, David Monreal ya juraba y perjuraba que tenía la “varita mágica” para tener un “Zacatecas sin miedo y en paz”. Y hasta planteó varias propuestas en materia de prevención del delito.

Entre sus 15 compromisos en la materia, destacaba que habría menos balas y más política social; se contaría con un nuevo modelo de seguridad; atenderían la prevención del delito y de las adicciones; se impulsaría la recuperación y creación de espacios públicos; se trabajaría en reducir la violencia en coordinación con instituciones, sociedad civil, iniciativa privada y universidades.

También, que habría profesionalización y capacitación de policías; se contrataría a funcionarios especializados; habría investigación y castigo a delitos de alto impacto; se fortalecería la vigilancia con cámaras de seguridad; se contaría con un Centro de Información y Análisis de la Violencia y los Delitos; se combatiría la delincuencia “con inteligencia”.

Además, se instalarían comités vecinales; se promovería un Mando Único Policial que incluyera la creación de una policía de aproximación ciudadana o de barrio con carácter preventivo; habría alarmas vecinales y se implementaría el programa de “vecino vigilante”.

Si ya tenía la “varita mágica” en la prevención del delito desde su campaña del 2016, ¿a qué están jugando entonces?

1 comentario en “Y paz, paz, paz…”

  1. Otro apunte importante es que la Agenda de Paz promueve principalmente la continuación del proceso de militarización que desde hace más de una década estamos viviendo: más equipo de combate, más bases militares, etc.; mientras tanto, la política de carácter social, como la prevención del delito y las campañas publicitarias, pareciera enfocada a normalizar este fenómeno, a tal grado que son escasas o nulas las voces que hacen crítica de la militarización -pese a que estas voces sí existían hace más de 15 años-. Lo anterior resulta lógico, pues cuando algo se normaliza, el fenómeno se vuelve invisible.
    Por otro lado, las mesas de construcción de paz se encuentren integradas en un 90 por ciento por personajes de formación militar, de tal modo que la lectura del problema a resolver es interpretada desde un punto de vista bélico. Para ellos la paz es una etapa posterior a la guerra. Como consecuencia, y como bien apuntas, no hay ejes alineados a los derechos humanos, así como a políticas de memoria que ayuden a la pacificación desde una mirada humanista.

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