
Uno de los diputados más grises de la 65 Legislatura, el morenista Oscar Novella, subió a tribuna en Asuntos Generales en sesión del pasado martes para hablar de un sistema de salud que sólo existe en el imaginario de la 4T.
Y como no fue suficiente con la mentira de contar con mejor y nueva infraestructura, con abasto de medicamentos garantizado por dizque compras consolidadas, o un esquema de atención universal en salud (ahora con el IMSS-Bienestar), y hasta atención médica a domicilio, pues el bloque oficialista entró al quite para desvivirse en recordar la ignominia del pasado.
Y sí: en el pasado lo que hoy dicen que es la oposición hizo muchas cosas muy malas, y se ve difícil olvidar aquella agua destilada vendida como tratamientos contra el cáncer para dar atención a menores de edad. Sin embargo, ni todo pasado estaba mal, ni todo presente está de lujo.
La realidad con los gobiernos de la 4T (no hay que olvidar que es el segundo sexenio que se mantiene el mismo régimen en el poder) es que la cobertura y el acceso a los servicios de salud es cada vez más deficiente, pese a que ahora cuenta con rango constitucional y es de carácter universal, tengan o no afiliación a alguna institución las y los mexicanos.
Bien harto conocido es el enorme fracaso que representó el Instituto de Salud para el Bienestar, el dichoso INSABI, y en las mediciones que realizaba el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) poco gustó que durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se incrementara en 30.3 millones de personas el indicador de quienes no tienen acceso a servicios de salud. Por algo extinguieron al CONEVAL.
Ahora, con la creación del esquema IMSS-Bienestar, como quien dice: es la misma puerca, pero revolcada. Porque aunque se amplía el esquema para dar cobertura universal en materia de salud, de poco sirve cuando se recorta presupuesto a esta área, lo que implica menor desarrollo de infraestructura, aunado a la ya de por sí problemática adquisición de medicamentos, y la esporádica renovación de equipo médico. Y ni hablar de la incertidumbre para el personal de salud que transita entre un esquema y otro sin garantías sobre su antigüedad ni prestaciones.
Zacatecas no ha estado excento de estas deficiencias, mucho menos en tiempos de la «nueva gobernanza». Ya desde junio de 2023, en este espacio evidenciábamos la indolencia de mantener en almacenes los insumos y medicamentos que urgía canalizar a las unidades médicas para la atención de la población. Pero por razones que sólo conoce el secretario de Salud, Uswaldo Pinedo Barrios, dejaban que los medicamentos caducaran en almacenes.
Al cierre de ese año, también en este espacio advertimos del problema que representaría para Zacatecas adherirse al esquema IMSS-Bienestar, sobre todo con la incorporación del Hospital de la Mujer en Fresnillo que en su momento generó diversas manifestaciones ante tanta incertidumbre.
Desde entonces, advertíamos que adherirse al IMSS-Bienestar implicaría que Zacatecas entregara sus recursos del Fondo de Aportaciones para Servicios de Salud (FASSA) a la Federación, con todo y su infraestructura, en una nueva modalidad para federalizar hasta los servicios de salud y dejando a los estados que se incorporaran a este esquema en la indefensión.
Baste recordar que para este ejercicio fiscal se proyectan ingresos por 1 mil 916 millones 526 mil 146 pesos provenientes del FASSA, pero son recursos que se tienen que devolver a la Federación como parte del convenio firmado para el IMSS-Bienestar. Y ese recurso significa más del 50% del presupuesto estatal destinado a la salud.
Hoy, el problema que quizá duele más a la población es el desabasto de medicamentos. Y no es algo exclusivo del IMSS-Bienestar (que básicamente es el esquema que antes atendían los Servicios de Salud de Zacatecas), sino que también se extiende al IMSS y al ISSSTE.
Aunque con desfase en sus estadísticas, el Sistema Nacional de Indicadores de Calidad en Salud (INDICAS) permite monitorear con datos oficiales la atención en salud en los estados, y para el caso de Zacatecas, hay muchos indicadores en alerta por los bajos resultados… desde que se incorporó al IMSS-Bienestar.
Los últimos indicadores disponibles para consulta corresponden al tercer cuatrimestre (septiembre-diciembre) de 2024, pero dan una idea de lo que se vivió entre enero y abril de este año.
Por ejemplo, en el esquema de los SSZ (ya no sabemos si llamarle IMSS-Bienestar), en el tercer cuatrimestre de 2024 tuvieron un promedio general de 48.9% de surtimiento de medicamentos, un porcentaje menor al 55.2% que promedió el cuatrimestre anterior y mucho menor al 64.4% que se obtuvo entre septiembre y diciembre de 2023.

De hecho, en este esquema hay problemas de abasto de medicamentos en todas las jurisdicciones sanitarias, pues todas estuvieron por debajo del 70% (y algunas por debajo del 50%):
- 01. Zacatecas: 44.7%
- 02. Ojocaliente: 30.2%
- 03. Fresnillo: 40.9%
- 04. Río Grande: 57.1%
- 05. Jalpa: 51.8%
- 06. Tlaltenango: N/D
- 07. Concepción del Oro: 38.7%
Y aunque en el IMSS (a secas, no el IMSS-Bienestar) durante el mismo periodo alcanzaron un promedio general de 92.8% de surtimiento de medicamentos, se advierten problemas de desabasto en hospitales, con apenas 63.4% de abasto, un porcentaje menor al 79.3% del cuatrimestre anterior, y muy por debajo del 81.4% en el mismo cuatrimestre de 2023.
El ISSSTE tampoco escapa a esta dinámica, pues aunque logró un promedio general del 94.5% de surtimiento de medicamentos (casi en los mismos niveles que el promedio nacional), aún enfrentan problemas de abasto de fármacos en unidades médicas de Fresnillo (0.0%), Villanueva (0.0%), Nochistlán (10.7%), Loreto (44.8%) y Pinos (50.0%).

Otro tema que duele mucho a la población es el tiempo de espera para ser atendida en emergencias, pues de ello depende la vida de las personas usuarias. Ahí sí, en el esquema operado por los SSZ (¿o el IMSS-Bienestar?), el 67.9% de los usuarios es atendido entre 0 y 15 minutos en el caso de emergencias. Y la proporción es mayor en el caso del IMSS (a secas), pues alcanza un 90.5% de usuarios atendidos entre 0 y 15 minutos.
En cambio, la atención de emergencias es un grave problema en el caso del ISSSTE, pues de acuerdo con el Sistema INDICAS, el 62.5% de los usuarios es atendido luego de más de 46 minutos de espera.
Y este apenas es un diagnóstico de cómo estaba la cobertura de salud en Zacatecas entre septiembre y diciembre de 2024, una situación que posiblemente se haya agudizado durante el primer cuatrimestre de este año, en el que todo indica que el medicamento es garantizado únicamente cuando los usuarios recurren a un amparo para que la autoridad judicial instruya (y obligue) a la autoridad de salud a surtirles sí o sí el medicamento.
¿Ahí también hay corrupción del Poder Judicial?, ¿hay dolo de jueces mezquinos en obligar a que se garantice el abasto de medicinas a la población?
Con estos datos oficiales, publicados por el propio Gobierno de México, es muy difícil creer en el discurso tan utópico del diputado Oscar Novella y del oficialismo, porque al menos Zacatecas está muy lejos de ese sistema de salud mejor que el de Dinamarca. ¿Y la solución, para cuándo?
