8M

En vísperas de la primavera, cada 8 de marzo desde 1911 se conmemora el Día de la Mujer, propuesta que en 1910 en la Segunda conferencia internacional de mujeres socialistas celebrada en Copenhague, Clara Zetkin, política alemana y luchadora por los derechos de las mujeres lo propuso y fue aprobado, desde entonces y por fortuna, se ha ido extendiendo a todo el mundo.

Este 2022, después de un par de años en que la celebración fue opacada por la pandemia, es necesario que la fecha vuelva a tener el impacto mediático y la relevancia que había tenido la última década.

Los derechos humanos, como ya he mencionado en algunas otras colaboraciones, sin duda han tenido avances significativos aunque no satisfactorios, pero hoy, estos avances se ven amenazados y están en peligro, un retroceso sería peligroso, lo que se necesita es que las libertades sigan alcanzando para todos y para todas.

El informe de 2020 de la ONU evidencia un claro estancamiento en estos avances: solo el 47% de las mujeres del mundo están empleadas; apenas 20 son jefas de Estado o Gobierno; solo un 50% puede decidir utilizar métodos anticonceptivos o negarse a tener relaciones íntimas; todavía representan el 75% de los padres solteros; y aún son sometidas al matrimonio infantil y mutilación genital. Y la educación debe ser para todos y todas.

La observación del Día Internacional de la Mujer de este año es en reconocimiento y celebración de las mujeres y niñas que están liderando la adaptación y respuesta al cambio climático, y para honrar su liderazgo y contribución hacia un futuro sostenible.

El lema para la conmemoración de este año es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, esto en el contexto del cambio climático y la reducción del riesgo ambiental y de desastres, que son algunos de los mayores desafíos globales del siglo XXI. Sin igualdad de género hoy, un futuro sostenible y un futuro igualitario está fuera de nuestro alcance.

Viene bien reconocer los logros obtenidos, desde los más simples como el hecho de la vestimenta, el vestirse como a la mujer le dé la gana, aunque suene absurdo hace algunos años no podían ni si quiera elegir su prendas de vestir; votar y ser votadas, participar en las fuerzas armadas, divorciarse, abortar con amparo legal, aunque solo en algunas zonas del país, administrar sus bienes en el matrimonio, ejercer su derecho a la planificación familiar, o decidir dónde trabajar, recordando siempre que estos avances aún no lo logran todas y ahí el sentido de la lucha feminista, entre muchas otras cosas.

Mi pensamiento en la conmemoración de este 2022 va hacia todas esas mujeres y niñas migrantes, las heridas en los lamentables sucesos del estadio de Querétaro, las desaparecidas desde que inició la violencia desmedida en nuestro país, las que han muerto en feminicidios, las reporteras asesinadas, las abuelas y madres que buscan a su desaparecidas y desaparecidos, o que lloran a sus muertos y muertas, en las mujeres y niñas desplazadas de sus hogares en nuestro estado por el narcotráfico, las mujeres y niñas víctimas de la guerra o el hambre alrededor del mundo; en fin, en todas las que sufren y a las que aún se está en deuda por sus derechos y libertades.

Que la lucha por la igualdad de género continúe hasta que se logre para todos y todas.

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