Por: Kattia Trejo
La ética ambiental es una disciplina reciente y diversificada que surge como una alternativa ante la crisis ambiental actual. Considera especialmente las relaciones entre el ser humano con el medio ambiente, regulándolas y vigilando que no atenten en contra del desarrollo de los ambientes naturales.
Uno de los principales problemas que se presenta es el valor moral, que se basa en el conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de un individuo o grupo social, donde se les orienta respecto a qué acciones son correctas o incorrectas en el comportamiento humano.
El concepto ha tomado una gran importancia en estos momentos en que el COVID -19 llama a pensar en el actuar individual para conservar el medio ambiente mundial, recordando que la contaminación no tiene fronteras, al observar cómo la biodiversidad tomó el control de las ciudades, al observar venados, osos, zorros, etc., en diferentes ciudades del mundo.
Los científicos y filósofos muestran interés por el estudio de las Ciencias Ambientales, que les permitiera encontrar las razones por las cuales los seres humanos atentamos en contra de nosotros mismos al causar daño al medio ambiente, como si no existiera un control o conciencia de que todo el daño causado a nuestros ambientes naturales invariablemente repercutirá sobre nosotros.
Así fue que llegaron a la conclusión de que es inminente poner nuestra atención en tratar de prevenir y corregir los daños causados a nuestro planeta, considerando la posibilidad de que se pueda llevar a cabo a través de documentales, proyectos, programas o campañas de educación ambiental que permitan dar a conocer a los humanos la situación actual que presenta nuestro planeta, sin importar su lugar de procedencia.
Para llevar a cabo dicha tarea es necesario contar con estrategias estructuradas y sólidas que regulen las acciones de los individuos respecto al cuidado y protección del medio ambiente, capaces de llegar a todos y cada uno de los habitantes del planeta sin importar cuan lejos se encuentren.
Además que considere todos los aspectos sociales de las personas que se desean involucrar ambientalmente, para que el impacto pueda ser el deseado; partiendo de lo particular a lo general, que no sea coactiva; es decir, que no sea represiva, sino que atente a la conciencia y la buena voluntad de los individuos.
Se busca fomentar valores tan indispensables como la responsabilidad y la justicia, que les permitan tener pleno conocimiento de que toda acción tiene una reacción, y que cada decisión sea buena o mala tendrá inaplazablemente una consecuencia, por ello es necesario implementar la estrategia que maneja el Programa de las Naciones Unidas para crear ciudadanía como una parte responsable desde el yo individual a lo social.
Como se maneja en un principio, la ética ambiental surge como una de las principales alternativas para llegar a los individuos, uno de los pilares más importantes para la educación ambiental que permita incidir en la sensibilización y concientización, donde los seres humanos puedan modificar conductas nocivas para el medio ambiente a través del sentido de pertenencia o valoración de su entorno bajo los criterios de identidad.
En definitiva, la solución de los problemas ambientales puede darse a través de las decisiones responsables de los individuos, con una forma de pensar que maneje las tres ecologías de la Ecosofía: cambiar nuestra forma de pensar, actuar y socializarlo para conservar nuestra casa, que es el planeta Tierra. Recuerda que no tenemos un planeta “B”. Modificando nuestros hábitos, reforzando nuestros valores, podemos generar la ética ambiental.