En esta semana se pudo dar la presentación virtual de la que es la primera edición “formal” de “En Blanco y Rojo”, un librito en el que se relatan testimonios de pacientes oncológicas, cuidadores de pacientes oncológicos y médicos especialistas en el tema.
En ese libro soy partícipe como autora y correctora de estilo (yo ni sabía que eso hice).
De manera azarosa llegué a ese lugar, una manera azarosa en la que me fui soltando y comprendiendo un proceso incipiente por el que estaba atravesando, me costó lágrimas, las más de las veces escondidas y tiradas con mi amigo Manuel.
Con el paso del tiempo fui aprendiendo el rollo de las mujeres que participaron de los médicos que se unieron gracias a la convocatoria de Paz Acosta y que logramos entre todos forjar un libro maravilloso que me hizo y sigue haciendo llorar.
Este mes que casi acaba es “dedicado” internacionalmente a la lucha contra el cáncer de mama y quiero contarles algo bien chingón:
Hace unos días en la que fuera nuestra primera presentación del libro, Aideé Rebollo, vicepresidenta de Agablar, nuestra asociación, dijo “es que no me gusta decir que es lucha, porque entonces vemos el cáncer como una batalla y no lo es”.
En efecto, no es lucha, es un proceso por el que atravesé y por el que no quiero volver a pasar, cada mañana me manoseo y veo que mis chichitas siguen igual de bellas, que mi heridita de salida ya casi se va, que en algún momento la vida me va a dar otro putazo, pero que de este proceso incipiente de cáncer me llevo muchas cosas:
Aprendí a saber que lo que siento, por pequeño que sea para otros, es grande para mí.
Aprendí a decir te amo, neta lo aprendí, y quienes tuvieron la fortuna de conocer a la Eva Perra y Ojete, se siguen sorprendiendo de recibir mensajes de “Te quiero”, “te amo” y/o cualquier cosa ridícula que salga de mi voz o teclado.
Aprendí que si dices lo que piensas muchas personas te van a valorar y quienes no quieran te van a alejar.
Aprendí sobre todas las cosas que necesito ayuda y que esa ayuda está en mi familia, amigos y cómplices.
Aprendí que debes amar a las persona que te enseñan y si no eres capaz de aprender, irremediablemente los vas a dejar ir.
Aprendí que cada cabello que pierda es perder un poquito la vida.
Aprendí que ya no me importa seguir aprendiendo, prefiero seguir viviendo.
Y ahora los invito a conocer cómo putas madres aprendí todo eso, lean el libro, juro que vamos a seguir aprendiendo juntos.
Felicidades por esa valentía chingona mis respetos, sigue escribiendo la sociedades estamos habido de mujeres como tu.